sábado, 9 de junio de 2018

"La Lomce es una ley aberrante e incostitucional" (Laura Galaup entrevista a Elisa Pérez Vera en eldiario.es)

Laura Galaup entrevista a Elisa Pérez Vera, primera rectora en España, en eldiario.es
  • Elisa Pérez Vera fue la primera rectora de una universidad española. Esta jurista ocupó en 1982 el máximo cargo de la UNED
  • "¿Qué porvenir le espera a una universidad que es incapaz de atraer a los mejores de cada generación?", lamenta sobre el envejecimiento del claustro 
  • Fue miembro del Tribunal Constitucional y cuestiona el apoyo de esta institución a la Ley Wert: "Estoy convencida de que la enseñanza que separa por sexos es contraria a nuestra Constitución"
Elisa Pérez Vera (Granada, 1940) fue la primera mujer que ocupó el rectorado de una universidad pública en nuestro país. Hija de una maestra de la República, esta catedrática de Derecho Internacional Privado y exmiembro del Tribunal Constitucional es una defensora de la educación pública. Cuenta que en 1982 decidió presentarse a las elecciones de la UNED para "devolverle" a la Universidad parte de lo que le "había dado".
35 años después de que Pérez Vera ganase las elecciones al Rectorado, la cifra de rectoras sigue siendo reducida en comparación con sus homólogos masculinos. Actualmente solo cinco de los 50 campus públicos están dirigidos por una mujer, dos más tomarán posesión en las próximas semanas en la Jaume I y Rovira i Virgili. 
¿Qué supuso en 1982 que por primera vez una mujer estuviese al frente de una universidad pública?
En ese momento no fui muy consciente de que suponía un paso adelante importante en la situación de la mujer en España. Lo único que pensé es que llevaba bastantes años en la universidad. Hasta ese momento, tenía la impresión de que la Universidad me lo había dado todo y yo, por el contrario, me había concentrado en mi trabajo, mis estudios y en mi cátedra. Así que me pareció que era una forma de devolverle a la universidad parte de lo que me había dado, quería contribuir a hacer mejor la UNED.
Después sí que fui muy consciente de lo que suponía que una mujer llegase al rectorado. Entre otras cosas, lo fui porque el mismo día de la elección me hicieron una entrevista para el telediario de las nueve. La pregunta fue: "¿Qué siente cómo mujer?". Y mi respuesta fue de lo menos feminista. "Lo mismo que siente un hombre. Que he ganado, que me hace ilusión haber vencido a tantos compañeros varones que se presentaron", dije. Después sí que he sido consciente de lo que supuso. Creo que demostré que se puede hacer política con otro talante, de otra forma.
Han pasado más de 30 años y la proporción sigue siendo reducida. Teniendo en cuenta que hay más mujeres matriculadas que hombres, ¿hay machismo en la universidad?
Cuando yo estudié Derecho éramos cinco mujeres de un conjunto de 100 alumnos. Ahora, felizmente, hay más mujeres que hombres en la Universidad porque en la sociedad somos más mujeres. En cargos directivos hay más mujeres, por ejemplo en decanatos y departamentos. ¿Por qué hay menos mujeres en el rectorado? Te exige una dedicación a tiempo completo. Y hay muchas a las que puede no compensarles, [supone] sacrificar otras alternativas vitales.
Sobre todo hay una razón consustancial al cargo: para ser rector hay que ser catedrático. La proporción de catedráticas en relación con los catedráticos sigue siendo reducida, estamos alrededor del 20%. Es lógico que entre los rectores haya también solo una cuarta parte de mujeres respecto de hombres. Creo que la razón esencial es que el número de catedráticas es muy inferior al número de catedráticos.
¿Qué políticas educativas se podrían implementar para que haya más catedráticas?
Hay que evitar que se obstaculice un desarrollo natural que deberá conducir a que aumente el número de catedráticas a medida que en los tribunales de oposición haya también más mujeres. Es una cadena lenta. Siempre digo que los cambios que se resuelven publicando una orden en el BOE son cambios fáciles. El problema llega cuando la modificación tiene que ir acompañada de un cambio de mentalidad. Las mentalidades evolucionan lentamente.
Lo normal es que la evolución se haga en la generación siguiente. Al haber llegado a una edad avanzada, creo que tengo la suerte de haber podido cambiar yo misma, he realizado la evolución en mí misma. Pero muchas veces la evolución requiere de cambios generacionales. Por eso, siempre he pensado que está muy bien que los mandatos sean limitados y que no hay que eternizarse en ningún puesto.
En determinados sectores sociales el feminismo ha conseguido ese cambio de mentalidad al que alude. En un encuentro con rectoras Patricia Botín se reinvindicaba como feminista y reconocía que su percepción de la desigualdad de género ha ido cambiando con el paso de los años. ¿Cómo vivió usted la huelga del 8M?
Las manifestaciones del 8M fueron maravillosas. Creo que el hecho de que nos reafirmemos todas es un paso adelante, pero sobre todo las más jóvenes. Para mí ha sido una tranquilidad ver que el recambio está asegurado y que la bandera de las mujeres la han tomado las más jóvenes con fuerza.
La sentencia de La Manada prendió una mecha de movilizaciones feministas en muchas ciudades. A usted, que es jurista, ¿qué le ha parecido ese fallo?
Creo que las sentencias hay que verlas tanto en el resultado como en el razonamiento jurídico. Creo que la pena impuesta es similar a las penas que se imponen por violación. Por lo tanto, no objeto las penas. Creo que el razonamiento es equivocado. Pensar que se puede decir que no hay violencia cuando estamos ante una cría de 18 años, frente a cinco tíos como cinco armarios, que ha bebido más de la cuenta y que tiene sus elementos de control disminuidos, decir que eso no es violencia me parece una interpretación poco razonable de la ley.
Mi crítica es básicamente a ese razonamiento, a esa interpretación de la ley. ¿Hay que modificar la ley? Posiblemente no. Lo que hay que cambiar es la mente de los que interpretan la ley. Hablo en genérico masculino porque creo recordar que en el tribunal había también una mujer. El problema de una interpretación que no me gusta de la ley no depende del sexo, depende del seso, con ese.
Retomando las cuestiones educativas, ¿a qué retos hace frente actualmente la universidad pública?
Tras mi vuelta a la universidad procedente del Tribunal Constitucional, me encontré una Universidad envejecida. En mi departamento la persona más joven tiene más de 50 años y no es catedrática, es titular. ¿Qué porvenir le espera a una Universidad que es incapaz de atraer a los mejores de cada generación?
Ahora mismo, la falta de apoyo de las instituciones públicas a la investigación tiene que cambiar, salvo que aceptemos que nos vamos a suicidar como país y que vamos a convertirnos en un país de camareros y kellys. Con todos los respetos, dicho así puede resultar clasista pero no podemos ser un país de servicios. Un país que cifre todo en el desarrollo en el turismo de sol y playa está renunciando a su futuro.
Colectivos de estudiantes también critican que la formación impartida en la Universidad está centrada en el mundo laboral y no en contenido más filosófico o científico...
En un viaje a Cuba me pidieron que diera una conferencia en la Universidad de La Habana. No era masiva, era un seminario muy selecto. Se abrió el debate y me preguntaron: "¿Cree que son necesarios currículos muy volcados al mundo laboral o por el contrario un currículum generalista?" Contesté que el problema de buscar contenidos muy centrados en el mundo laboral es que evolucionan rápidamente y la formación que damos en la universidad requiere de cuatro o cinco años. Cuando los titulados llegan al final de sus estudios, el mundo laboral puede haber cambiado por lo que la formación que le hemos dado no sirve para acceder a ese mundo laboral.
Por lo tanto, creo que sin olvidar la vertiente práctica de la enseñanza universitaria, es más indispensable dar unos conocimientos generales y sólidos, de tal forma que se puedan adaptar al mercado laboral. Me respondieron: "Justamente, lo que dice el comandante". (Se ríe). "Menos mal que he acertado, eso se dice antes", respondí. Imagínate que de pronto le hubiese llevado la contraria al comandante. No sé si hubiese sido despedida con tanta sonrisa.
[...]
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