domingo, 7 de enero de 2018

Decálogo educativo del 2017 (de Jaume Carbonell eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi)

Artículo de Jaume Carbonell publicado en eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi

He aquí, algunas cuestiones que han generado debates, iniciativas, propuestas, conflictos y protestas por parte de los diversos actores de la comunidad educativa. Y que, muy probablemente, seguirán marcando la agenda del futuro más inmediato.

Este año no pasará a la historia por las iniciativas del Ministerio de Educación, sumido en la inacción, la grisura y el continuismo, con la aplicación de la LOMCE, sin duda la ley educativa más segregadora  y regresiva de la democracia. No vamos a entrar en el detalle de las políticas y actuaciones de las diecisiete Comunidades Autónomas, porque cada una es un mundo;  y a veces hay tantas diferencias entre ellas como las que pueden existir entre los países de la Unión Europea.
En el ámbito de las conmemoraciones conviene recordar el centenario  de la revolución rusa, con la huella de Makarenko, convertido en uno de los grandes pedagogos clásicos; y el cincuenta aniversario de la publicación de “Carta a una maestra. Alumnos de la Escuela de Barbiana”, uno de los alegatos más incisivos contra la selección y el fracaso escolar, protagonizado por Don Milani. Y hay que lamentar la pérdida de un fiel colaborador de este periódico: el sociólogo argentino Juan Carlos Tedesco, de cuyas investigaciones y aportes en torno al derecho a la educación y la equidad social seguiremos aprendiendo.
He aquí los puntos de este decálogo, resumidos de forma sintética, casi telegráfica. La mayor parte tienen su origen en años anteriores, pero en éste adquieren especial relevancia, al convertirse en foco de atención, preocupación y debate.
  1. Abandono escolar: asignatura pendiente desde hace tiempo. Desciende ligeramente, no gracias al Ministerio de Educación que se cargó los programas de apoyo y refuerzo escolar, sino por la vuelta a las aulas de aquellos jóvenes que las dejaron al encontrar salidas laborales que, en buena medida, se han esfumado tras la crisis. Se mueve en tono al 20% -superior en los varones- y aún sigue doblando la media europea. Este alumnado llena los centros de educación de personas adultas para la obtención del graduado de ESO, que dejan de atender otras necesidades.
  2. Descenso del alumnado: de momento afecta a Infantil. La tasa de natalidad registra mínimos históricos en los últimos años: 1,3 hijos por mujer (la media europea es de 1,9). Se han cerrado unidades de Educación Infantil, tanto en la escuela pública como en la privada concertada; y ello ha avivado la tensión entre estos dos sectores que puede agravarse cuando la caída llegue a Primaria. No obstante, este descenso se ha paliado en parte debido a la creciente demanda en este tramo infantil y a la escolarización de población extranjera. En paralelo, no obstante se abren nuevos centros de Primaria y, sobre todo de Secundaria; y, en muchos casos, se siguen habilitando barracones provisionales.
  3. Evaluación: lo condiciona casi todo. Las políticas neoliberales se sirven cada vez más de la evaluación para controlar el currículum -qué aprendizaje es más rentable en términos de rentabilidad económica y social- y al profesorado, de quien desconfía y culpabiliza de los malos resultados del alumnado, haciendo abstracción del contexto sociocultural y de las políticas y condiciones de escolarización. Y la mejora de la calidad educativa activa la competitividad entre el alumnado, el profesorado y los centros. La eficiencia sólo se mide por los resultados académicos a corto plazo.
  4. Inclusión educativa: atender la más amplia diversidad en términos de igualdad. Se percibe una creciente conciencia para hacer efectivo el derecho a la educación para atender los diversos colectivos discriminados por las diferencias de origen, de género o de diversidad funcional a partir de dos principios: la diversidad no hay que juzgarla sino respetarla; y somos más iguales que diferentes. Para ello se apuesta por una normalización de las intervenciones personalizadas dentro de la escuela ordinaria y del grupo-clase, sin espacios externos y marginales, currículos degradados y profesorado especial, salvo en tareas de asesoramiento.
  5. Infancia: más pobre y precoz. Todos los informes lo constatan: crece la desigualdad, sectores de la clase media pierden poder adquisitivo y los pobres son cada día más pobres: el 27% de los niños y niñas. El ligero aumento de las becas no compensa la subida del PIB (Producto Interior Bruto). La supresión de comedores escolares, sobre todo en secundaria supone un duro golpe a las familias más desfavorecidas. Por otro lado, la infancia es cada día más precoz, todo sucede antes: el acoso escolar y el ciberbullying; los ingresos hospitalarios debido a enfermedades relacionadas con la estética y la salud mental; el consumo de alcohol, o la dependencia tecnológica. Todo ello la hace más vulnerable.
  6. Innovación educativa: la nueva moda. Todo el mundo habla de innovación y se apropia de su conceptualización y lenguaje para fines muy diversos. Lo utiliza el neoliberalismo y el mundo empresarial para modernizar su discurso productivista y para penetrar en las aulas; y se utiliza desde colectivos y redes con un sólido compromiso educativo y social para transformar la educación. Emergen viejas y nuevas pedagogías y se difunden propuestas y experiencias de todo tipo que promueven nuevas relaciones educativas, un currículum más globalizador y vinculado al entorno y la modificación de los tiempos y espacios educativos.
  7. Inversión: insuficiente para revertir los recortes. La subida del 1,7% en los presupuestos del Estado mantiene la normalización de la excepcionalidad. La inversión por alumno es un 20% menor que la media de la Unión Europea. Y la medida de aumentar las ratios de alumno por profesor para generar un ahorro ha sido muy contestada por la comunidad educativa. Por otro lado, se sigue subvencionando a los centros que segregan por sexo: lo ampara la LOGSE y una reciente sentencia del Tribunal Supremo. El presupuesto en I+D lleva cursos estancada y se incrementa la precariedad y envejecimiento de la plantilla docente universitaria.
  8. Oposiciones: el pulso para terminar con la creciente interinidad. Esta alcanza a una cuarta parte del profesorado. Las negociaciones y movilizaciones para garantizar la estabilidad laboral de este colectivo para su incorporación a la función pública están encalladas. También lo están otros puntos relativos a las pruebas eliminatorias o al temario. El próximo curso, no obstante, parece que se garantiza la convocatoria de bastantes plazas -al menos en varias Comunidades Autónomas- tras años de sequía opositora.
  9. Pacto educativo: mucho ruido y pocas nueces. Al estrenarse el nuevo mandato del PP (Partido Popular) se anunció con bombo y platillo un “Acuerdo social y político para una nueva ley de educación”. Se creó una subcomisión en el Congreso a tal efecto y se organizaron un montón de comparecencias -en eso sí ha habido pluralidad-. Pero el “entusiasmo” inicial, que se tradujo en un cierto debate y atención mediática, ha ido languideciendo con el paso del tiempo, hasta sumirlo casi en el olvido. Cunde el desánimo y el escepticismo respecto a la voluntad negociadora del gobierno. Puede convertirse en uno de los grandes fiascos de la legislatura.
  10. Segregación: crecen las ofertas de centros diferenciados. No se trata ya de las clásicas diferencias y distinciones entre centros privados concertados y públicos, sino de las que se producen en el interior de éstos: centros bilingües y especializados, bachilleratos de élite, currículos diferenciados, bachilleratos de excelencia,… Se trata de extender la reproducción de clases en todos los ámbitos del sistema educativo. Por otro lado, persiste la desigual distribución del alumnado inmigrante en centros púbicos y privados -hasta llegar a formarse auténticos guetos escolares-, fruto de una zonificación escolar y del derecho a la libre elección de centros más que discutibles.

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