sábado, 2 de marzo de 2019

Barcelona y Madrid se suman a los viernes por el futuro, la protesta estudiantil contra el cambio climático (José Durán Rodríguez para ELSALTODIARIO)

Reproducimos este artículo de ELSALTODIARIO.COM

La onda del movimiento Fridays for Future —estudiantes que protestan por la inacción ante el cambio climático— se deja sentir en España, con convocatorias en Barcelona y Madrid. En Málaga, Valencia y Girona también se han anunciado concentraciones.

Es posible que la imagen de Greta Thunberg acabe siendo la portada de la revista Time en su ya tradicional número en el que elige a la persona del año. La activista sueca adolescente ha ido acumulando méritos para lograr esa distinción, desde luego. Sin embargo, es muy probable que no llegue a serlo: su inspirador ejemplo para que numerosos estudiantes protesten contra el cambio climático se enfrenta a poderosos enemigos que moverán los hilos necesarios para evitar el reconocimiento público de quienes plantean que estamos a tiempo de dar un volantazo que evite el desastre inminente.

Su actividad —llegó a intervenir en la última Conferencia del Clima de la ONU en diciembre— ha sido la chispa que ha prendido en diversas ciudades de Bélgica, Suiza, Alemania, Australia o Francia en las que multitud de estudiantes se están organizando para alzar sus voces a favor de la acción climática. Ya han convocado diferentes protestas durante varios viernes en los que se han concentrado en plazas cercanas a las sedes de las instituciones.



‘Fridays for Future’: la rebelión estudiantil por el clima se propaga por Europa
ENRIC BONET

La onda también ha llegado a España: el viernes 22 de febrero ya se celebró en Barcelona una sentada en la plaza Sant Jaume, delante del Ayuntamiento y la Generalitat, y vuelven a hacerlo hoy, viernes 1 de marzo. En Madrid, los estudiantes también se citan hoy, por primera vez, a las 12:30 frente al Congreso de los Diputados. En su comunicado, el grupo madrileño de Fridays For Future asegura que lo que pide es “responsabilidad política” y pretende que los políticos hablen “del cambio climático, que escuchen a la comunidad científica que lleva décadas alertándonos, que busquen y pongan en marcha alternativas sostenibles a la crisis climática y que sean responsables con sus decisiones, que cumplan el acuerdo del clima de París y del IPCC”. En el horizonte más cercano, la jornada internacional de huelga que se celebrará el 15 de marzo. En el más alejado, la conclusión a la que pretenden llegar es clara: “No exigimos más, solo que se ponga freno a la crisis medioambiental”.

No son solo Barcelona y Madrid las ciudades en las que los estudiantes se están movilizando contra el cambio climático: en el mapa de Juventud por el Clima también aparecen concentraciones para el día de hoy en Málaga, Valencia y Girona.

“Es obvio que Greta tiene un discurso muy bueno —comenta a El Salto Gemma Barricarte (Pamplona, 1993), participante en el movimiento en Barcelona—, le ha dado la vuelta al debate al hablar de justicia intergeneracional porque se dirige al mundo adulto. Ha hecho un trabajo maravilloso, se ha convertido en un símbolo y si ahora estamos teniendo impacto mediático en España es porque ella lo ha tenido antes en otros países”.

Barricarte reconoce que lleva mucho tiempo preocupada por el tema del cambio climático y que eso le ha llevado a formar parte de Ecologistas en Acción en la Ciudad Condal. Pero en el último año han aumentado sus lecturas al respecto, también su inquietud, y recuerda un momento crucial para ella y otros muchos jóvenes: la marcha por el clima en Barcelona el 10 de noviembre del año pasado. Allí empezaron a tejer redes para protestar desde universidades e institutos.

Una queja que, en su opinión, se dirige al mundo adulto en general. “Quienes más contaminan y se lucran con las emisiones, quienes más responsabilidad tienen, son generaciones anteriores a la nuestra que tienen el poder en gobiernos y empresas. Y hay que reclamar también la corresponsabilidad que tiene la ciudadanía. No hemos tenido capacidad de intervenir en lo que se ha hecho anteriormente pero nos estamos tragando todo el marrón y las consecuencias”, considera.

Ella estudia Arquitectura en la Universitat Politècnica de Catalunya y tiene dudas acerca del porvenir que le espera. Que nos, obviamente: “Como persona joven que en un futuro va a sufrir más intensamente las consecuencias del Antropoceno, me pregunto para qué estudio, qué puedo hacer al respecto cuando sea arquitecta porque el cambio de las condiciones climáticas afecta radicalmente a la arquitectura, y no sé qué respuestas podré dar”.

También señala que la preocupación por el cambio climático no recibe la atención que merece y que la gravedad del asunto no está presente en prensa ni en la escuela o en la publicidad gubernamental. “No está en la primera línea de la agenda política institucional”, lamenta.

Y explica que en otros países no existe ese desdén, para el que encuentra una hipótesis: “No quiero caer en el estereotipo de que España es diferente porque puede haber razones más objetivas. Creo que tiene que ver con la comunicación de este problema. Normalmente quienes nos alertan son los científicos, que son quienes tienen los datos y pueden entender mejor y con más precisión cuál es el problema. Quizá habría que aplicar algún tipo de baremo de percepción social a cómo comunican, su lenguaje y el marco que utilizan, que quizá no es compatible con el marco de quienes lo recibimos”.

Como colofón, Barricarte planta un espejo delante de este incipiente movimiento juvenil de concienciación en nuestro país sobre las consecuencias de no intervenir contra el cambio climático: “Hay paralelismos con el 15M, también diferencias. Me entristecería que acabase como el 15M, que al final se quedó en agua de borrajas. Me gustaría que terminase en algo más materializado, que se aplicasen leyes y medidas adecuadas al grado de emergencia que tiene”.

UN ANTEPROYECTO DE LEY QUE PARECE PAPEL MOJADO

El viernes 22 de febrero, simultáneamente a la primera protesta en Barcelona, el Consejo de Ministros recibió el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (LCCTE), propuesto por el Ministerio para la Transición Ecológica. Una iniciativa que debería ser el marco normativo e institucional que facilite y oriente la descarbonización de la economía española en 2050, tal y como establece la Unión Europea y el compromiso adquirido mediante la firma del Acuerdo de París. Pero que muy fácilmente pudiera quedar en una nebulosa, teniendo en cuenta el adelanto de la convocatoria para elecciones generales.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la titular de la cartera, Teresa Ribero, explicó que esta legislación se trataría del “marco estratégico de energía y clima que mejora la calidad de vida de los ciudadanos y es una apuesta para facilitar la modernización de la economía, el empleo en sectores y campos en los que tenemos gran potencial y que nos colocará en el provenir garantizando la equidad”.
El anteproyecto cuenta con dos grandes referencias temporales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), introducir energías renovables y ser más eficientes en el uso de la energía: 2030 y 2050.

Así, para 2030 la meta es reducir las emisiones de GEI en al menos un 20% con respecto a 1990; generar el 70% de la electricidad con renovables; asegurar que al menos el 35% del consumo final de energía proviene de renovables; y mejorar la eficiencia energética en al menos un 35% respecto a un escenario tendencial.

En 2050, y en línea con la estrategia de descarbonización de la Unión Europea, las emisiones de GEI deberán reducirse al menos un 90% con respecto a 1990 y el sistema eléctrico deberá ser ya 100% renovable.

Sin embargo, este anteproyecto de ley no seduce a las organizaciones ecologistas, ni mucho menos. Así, Ecologistas en Acción criticó el mismo viernes mediante un comunicado la falta de ambición de las medidas recogidas: “Si bien los compromisos planteados son al menos superiores a la propuesta anterior del Partido Popular, están muy lejos de reducciones anuales superiores al 7 % anual hasta 2030”.

Equo, por su parte, definió el anteproyecto como “una tomadura de pelo”. Su coportavoz y diputado Juantxo López Uralde afrimó que “El PSOE ha acabado haciendo exactamente lo mismo que el PP y que tanto hemos denunciado: presentar la ley de cambio climático cuando ya no puede tramitarse”.

Entrada relacionada:

No hay comentarios:

Publicar un comentario