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domingo, 7 de noviembre de 2021

La pelea entre liberalidad y autoritarismo no cesa (Manuel Menor)

 Publicamos este artículo de Manuel Menor

Obsérvese  lo que está pasando en la Conferencia de Glasgow o, más cerca, con el ejercicio de derechos universales logrados con gran esfuerzo.

Esta pelea es de las que hay historias más largas.  Aparece ya en los modos más antiguos de que tenemos constancia para enfrentar dificultades, sobre todo si tienen que ver con la convivencia. No es que de repente la humanidad genere ahora problemas inusitados; de siempre los más fuertes han abusado en sus modos de imponerse a los demás. Con la fuerza bruta, contra el conocimiento.

Una larga historia

Los nombres que ha recibido esta historia y las maneras de contarla, con actores y protagonistas muy definidos, dan para muchas series de cine negro absolutamente fieles a la realidad. También para ver que los más débiles del grupo –da igual que sea pandilla, de colegio, aldea, barrio, global o nacional- han tenido que protegerse y reaccionar a las violencias, conscientes los más lúcidos de que igualarse era complicado y, siempre, muy arduo hasta llegar a algún acuerdo. Tuvieron que acontecer muchas desgracias y mucha gesta  inútil para que, hasta 1789 –y un poco antes, en la Declaración de independencia americana-, la humanidad no tuviera una declaración explícita de que, por el mero hecho de haber nacido, todo ser humano tuviera reconocidos un conjunto básico de derechos. 

Tuvieron que acontecer más guerras y conflictos como los de la Primera y Segunda Guerras mundiales, con muchos millones de muertos, para que esta Declaración alcanzara a ser Universal en una Declaración de Derechos Humanos de la ONU.  Era 1945, hace apenas 76 años, y habían pasado casi tres millones desde que Lucy, uno de los primeros testimonios fósiles de un ser propiamente humano en el Museo Nacional de Adis Abeba (Etiopía), andaba sobre la Tierra. Por entonces, en una España casi recién salida de una ominosa Guerra Civil, los derechos que un ciudadano podía reclamar estaban siendo publicados en el Fuero de los Españoles, un amago de apariencias, más propagandísticas que jurídicas, que trataba de tapar carencias de todo tipo. 

Memoria

Quien ronde los 70 años y lea el art. 5 de esta ley principal del Movimiento, donde decía que “todos los españoles tienen derecho a recibir educación e instrucción y el deber de adquirirlas”, a poco que repase su memoria de escuela podrá advertir de qué derecho se trataba; simplemente contraponiendo de qué iban los Pactos de la Moncloa en lo relativo a esta misma cuestión, podrá advertir sin adoctrinamiento extraño cómo en ese documento oficial quedaron registrados en 1977 los déficits estructurales que, después de 40 años, seguía teniendo el sistema educativo de los españoles; sin contar cómo estaba trufado de intereses extraños, como los que, desde el Concordato de 1851, ya habían condicionado la primera ley general de Educación seis años más tarde. A casi todos les parecía bien que el de 1953, cuando ya los Acuerdos últimos con el Vaticano se estaban gestando casi a la par que la CE78, lo hubieran continuado haciendo. 

Conviene no olvidarlo justo hoy que, después de tres meses de espera, entre trámites y reticencias administrativas de diverso orden –incluida la “objeción de conciencia” de varios profesionales de la Sanidad pública, un ciudadano madrileño ha conseguido que, en el paraíso de “la libertad a la madrileña”, le asistan en el derecho a tener una “buena muerte” que le da la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo último.  También lo es para recordar cómo algo similar les sucede, actualmente, a muchas mujeres con derechos como, por ejemplo, al aborto; despenalizado y regulado en julio de 1985 y, bajo el concepto “de salud sexual y reproductiva”, en marzo de 2010, al necesitar que se haga efectivo muchas mujeres se encuentran con obstáculos similares a la hora de tan difícil trance y, además, con el griterío de fundamentalistas que, en la cercanía de las clínicas autorizadas, disfrutan de bula para exhibir su capacidad vejatoria en nombre de principios superiores que se les escapan al común de los mortales.

COP26

Es evidente que la evolución humana ha sido extremadamente lenta en estas cuestiones tan principales. Pero es en estas circunstancias –dramáticas para los concernidos- se hace patente que ni  lo cortísimo que se ha logrado pactar entre humanos es aceptado por muchos de los que se sienten más fuertes que los demás; da la impresión de que la cadena de ADN se ha extraviado para generar un creciente número de especímenes extraños. Bien es verdad que, de lo que se ha visto hasta ahora en la última Conferencia de las Naciones Unidas por el Cambio Climático (COP26), en Glasgow, no parece albergar mucha esperanza de que tenga remedio. Hasta 2030, el tiempo es muy corto para la amenaza tan grave e inminente en que la acción humana es parte determinante, el grado de estupidez se rebaje hasta hacer posible la deseable limitación del aumento de temperatura media global de la Tierra. Los más proclives a la listeza de hacer primar sus intereses en medio de tan grave necesidad, es posible que, como presagiaba el Roto el pasado día dos de este mes, encuentren, como siempre suele suceder, un nicho adecuado para sacar gran rentabilidad a la situación. No importa. El credo de superioridad que imponen sus monopolios no se compadece nunca del común de los mortales. 

El negacionismo existe y hay muchos que lo predican de modo práctico  en nombre de sí mismos; tiene defensores pragmáticos incluso al frente de instituciones políticas, religiosas, económicas, culturales y, por supuesto, educativas; no pocos y pocas, tras votación de ciudadanos  corrientes; muchos sin pasar por elección alguna, pero todos ellos subvencionados por los recursos públicos….y privados. En cuanto a derechos y libertades –que tanto han costado- proliferan muchas maneras de disfrazar bajo pretextos, incluso espirituales, apetencias codiciosas, inmunes a toda justicia, “valor” este que no entra en su nómina cuando claman por “los valores”. Es obtuso, pero con solo la ley del más fuerte –en pelea con la liberalidad de la mayoría-  se obstaculiza la libertad de investigación y conocimiento y, de paso, una ética universal para la sana convivencia y un sistema educativo coherente. A mediados del siglo XIX, Gil de Zárate, ya decía que “la cuestión de enseñanza es cuestión de poder: el que enseña, domina; puesto que enseñar es formar hombres, y hombres amoldados a las miras del que los adoctrina”. 

sábado, 9 de noviembre de 2019

"Los maestros son una amenaza porque enseñan a hacer preguntas" (entrevista a Henry Giroux en eldiariodelaeducacion.com)

Víctor Saura entrevista a Henry Giroux en eldiariodelaeducacion.com

Los maestros son una amenaza para el Estado neoliberal porque enseñan a pensar. El poder financiero intenta controlar la escuela y la universidad con múltiples estrategias. Y a medida que aumentan las especialidades lo hace el analfabetismo en la comprensión del mundo. El neoliberalismo, la inequidad y la corrupción están ganando la partida, dice Henry Giroux, pero todavía queda alguna esperanza.

Henry Giroux (1943) es considerado como uno de los pensadores más influyentes del mundo en el ámbito de la educación. En su web hay una foto donde se le puede ver de joven con Paulo Freire, de quien fue amigo, colaborador y traductor, y es ahora uno de los grandes albaceas de su legado, como máximo exponente de lo que se conoce como pedagogía crítica. Autor o coautor de más de 60 libros, Giroux pasó por varias universidades de EE.UU. hasta que en 2004 recaló en la Universidad de McMaster, en Canadá, el país de sus padres. Esta semana ha estado en Barcelona, ​​para abrir la 1ª Conferencia Internacional de Investigación en Educación, una iniciativa promovida desde la Red Española de Institutos de Investigación en Educación y que ha organizado el Instituto de Investigación en Educación de la Universidad de Barcelona ( IRE-UB). Conversamos con Giroux justo después del acto inaugural en el Paraninfo de la UB.

Al final de la conferencia se ha referido al profesorado como una amenaza. ¿Una amenaza para quién?

Los maestros son a menudo una amenaza para el Estado, porque tienen el potencial de educar a la gente joven para que sepa hacer preguntas impertinentes. Para las sociedades autoritarias, la alfabetización es un peligro. Y los maestros son un peligro también para las sociedades que creen que la mejor manera de ser un buen patriota es no hacer preguntas. Cuando educas a los estudiantes para hacer preguntas te estás arriesgando, especialmente en aquellas sociedades que hacen todo lo que pueden para transformar la educación en una especie de entrenamiento.

Cuando habla de sociedades autoritarias, ¿en qué tipo de sociedades está pensando?

Los hay de muchos tipos, pero creo que hoy en día lo que vemos son dos cosas. La primera es el colapso de las democracias liberales, por haber pasado a ser sociedades gobernadas por el neoliberalismo. Las políticas de austeridad, autoridad e inequidad masiva, de la riqueza y del poder, de la descapitalización de los bienes públicos, todas estas fuerzas empujan a la sociedad a ser mucho más represiva, más preocupada en el control de la población que en la resolución de problemas. Y, en segundo lugar, estamos viendo el surgimiento de sociedades que básicamente cambian seguridad por libertad. Os daremos seguridad pero no podrá haber libertad. Hablo de la aparición de lo que llamamos democracias en Hungría, Turquía, India, Polonia… En estos países vemos el surgimiento de movimientos sociales de derechas que usan un lenguaje de pureza racial porque básicamente son neonazis disfrazados. Y, cómo no decirlo, en Estados Unidos tenemos un presidente que odia la educación. De hecho, llegó a decir que quería a los ignorantes (uneducated).

¿Esto dijo?

Sí, esto es una cita textual. Y eso se traduce en políticas que vacían de fondos públicos aquellas instituciones que podrían hacer llegar la educación a toda esta gente. A este tipo de cosas me refiero cuando digo que los maestros pueden ser un peligro.

Usted subraya la importancia del lenguaje para entender el mundo, pero ¿no cree que es un abuso del lenguaje hablar de fascismo? Por ejemplo, en el caso de Trump, que está pasando por un impeachment y en caso de que lo supere deberá pasar por unas urnas para ser reelegido, ¿no le parece una exageración?

No creo que sea una exageración, creo que el fascismo llega de muchas maneras. La gente que habla de exageración tiende a pensar que el único fascismo que ha existido fue el de los años 30 y 40 en Europa y de los años 70 en Latinoamérica, y que no se transmuta en otras formas en diferentes sociedades. El fascismo no ha muerto nunca, sino que se esconde entre las sombras. Si crees que el fascismo está muerto en realidad te pasan dos cosas: que te conviertes en su cómplice, y que no puedes aprender de la Historia, has dejado de tener una relación crítica con la Historia. Y eso sí es un peligro.

La gente que vota Trump creció con los sistemas educativos del pasado, mientras que parece que usted nos esté diciendo que en el pasado el mundo era mucho mejor.

Yo no intento absolver el pasado, lo que digo es que estamos enterrando los frutos del pasado, es muy diferente. Trump no es una causa, es un síntoma. Es el síntoma de una sociedad neoliberal en Estados Unidos que tiene un largo recorrido en esclavitud, un largo recorrido en racismo y un largo recorrido en inequidades masivas en la distribución de la riqueza y el poder. En el pasado el neoliberalismo se ocultaba en la sombra, en medio de un lenguaje que reclamaba justicia e igualdad, pero esto ya no le hace falta. El presidente de EEUU ya no reclama la justicia, sino que reivindica la desregulación y la ignorancia. Él es un ignorante.

¿Era tan pesimista hace unos años, cuando Estados Unidos tenía el primer presidente negro de su historia?

Que Obama fuera negro no me hacía sentir optimista, yo era pesimista porque él era un neoliberal. Lo que no supe anticipar es que gente como Obama o Clinton crearon, junto con los extremistas republicanos, las condiciones óptimas para la irrupción de una persona como Trump. Me sorprendió que Trump fuera capaz de usar el lenguaje del populismo teniendo en cuenta lo que representa. Quiero decir, el hombre es un billonario, y en cambio puede hablar de atacar el capitalismo global, y llega al poder y recorta de forma masiva los impuestos a los ricos. Y desregula todas las leyes que ponen límites a lo que pueden hacer las grandes corporaciones. Lo que me impresionó fue hasta qué punto había caído el sistema educativo, y cómo de poderosas eran determinadas formas de educación fuera de las escuelas. En EEUU el aula educativa más popular es Fox News. Rupert Murdoch. ¿Sabe de qué le hablo?

Lee la entrevista completa en eldiariodelaeducacion.com