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viernes, 22 de abril de 2022

Las mascarillas y sus vergüenzas (Manuel Menor)

Publicamos el nuevo artículo de Manuel Menor:


Dejar o no dejar las mascarillas, no impide que haya individuos con mucha cara en cuanto al interés de todos; les mola más satisfacer el suyo. 


Después de dos largos años, la casi normalidad vuelve a la vida cotidiana a través de uno de sus símbolos; decae el uso de la mascarillas en gran parte de la vida relacional y, de paso, surgen nuevas situaciones. La de los críos y adolescentes que en este tiempo han tenido que ir a la escuela o colegio tocados con este sistema protector tendrán especial significado; no faltarán los que se sientan desprotegidos ante el aspecto que causen a los demás. No faltarán tampoco, sobre todo entre personas mayores, quienes se sientan acobardados y reticentes, con miedo a un trato más fluido que el de este tiempo pasado. Peor llevaremos todos el recuerdo de cuantas personas cercanas se han ido; sin ellas, toda renovación de la normalidad anterior a la pandemia no será lo mismo.


La corte de los milagros


En el plano político, también quedan huellas de cuanto ha sido el tránsito por estos dos largos años. Llaman la atención, por ejemplo, algunos de los gestos de índole supuestamente emprendedora que las urgencias de los momentos iniciales de pandemia trajeron consigo, con efectos favorables para el bolsillo de unos cuantos mediadores de contratos suculentos; las mascarillas han tenido beneficiarios extraños, capaces de burlar los controles básicos que un sistema democrático tiene establecidos para que el dinero de todos no se desperdicie entre listos de turno. Los varios casos que se ventilan en este momento en las instancias judiciales, con todo tipo de excusas por parte de los implicados, cuñados y parientes, y con total mosqueo por parte de los paganos, están a la espera de que se aclaren embrollos oportunistas. Es probable que, ni siquiera si logran solucionarse, mejore mucho la confianza ciudadana en los gestores de los recursos públicos.


Y esta es la otra de las cuestiones importantes que nos dejan tras sí las mascarillas, que la reducción de los impuestos, justo cuando estamos a vueltas con la declaración del IRPF, se ha vuelto a convertir en asunto principal de propaganda política. La idea de que el dinero está mejor en los bolsillos de los ciudadanos no deja de ser un sofisma más en medio de la confusión, por ver si alguien pica y vota a favor de quienes sostienen la propuesta; con antecedentes como los de muchos capítulos de gestión reciente, los propagadores de esta idea debieran añadir que mucho mejor si el resultado de lo que se recaude va a parar a los bolsillos de algunos amigos poco escrupulosos. Sin un debate solvente, sereno y a fondo sobre cuanto implica el pago de impuestos en mayor o menor cuantía, en qué capítulos, por parte de quienes y con qué diferencias de tramos de rentas, es un falso debate, destinado únicamente a la ambigüedad publicitaria de erigirse en salvadores de no se sabe quién ni a costa de quiénes. Sin importar que satisfaga a la gran mayoría, esta cuestión acabará donde solía decir el refranero: reunión de pastores, oveja muerta, y que pague la cuenta algún innominado  miembro del rebaño. 


El asunto de la disminución de impuestos, lanzado al vuelo, sin referencia a qué tipo de país se quiere tener, con qué dotaciones de redistribución de rentas y, por tanto, con qué calidad de servicios para todos sus ciudadanos, es banal. Quienes reclaman como método político bajar impuestos, debieran aclarar antes de nada a cuenta de qué redistribución irá el descuento. No sea que lo que quieren realmente es desproteger a la mayoría de gente que la necesita para salir adelante, mientras se pretenden aumentar las posibilidades de negocio privadas, no en sectores exclusivos de Premium, sino en los estratégicos como Educación, Sanidad,  Servicios a la Tercera Edad y Dependientes, amén de otros servicios públicos. Los ejemplos que nos ponen delante, de negocios que en estos campos concretos han crecido a expensas de la disminución de recursos a las redes públicas, son muy claros en algunas Comunidades que se erigen a sí mismas como modelo de gestión. El caso de Madrid es especialmente significativo por publicitarse descaradamente sus bondades, como si fuera la punta de lanza de un neoliberalismo costumbrista, sin contradicción interna alguna.


Como tantas veces se ha dicho, es raro que tratándose de la Comunidad con PIB más alto de España, se esté convirtiendo en campeona de las privatizaciones y, simultáneamente, en la número uno en cuanto a minoración de recursos per cápita en los sectores eminentemente sociales. Debe ser, al mismo tiempo, la campeona en protestas de sus propios funcionarios y trabajadores, estresados de las ratios que les tocan de atención a los ciudadanos por la disminución de medios y plazas de profesionales. En fin, lo es sin duda, a lo que se ve en la prensa casi a diario, en chapuzas de gestión, por ejemplo con las mascarillas, por no mencionar otros aspectos ya clásicos desde 2003 y aquel famoso “tamayazo”, el gran hito modélico de hacer alta política. De este modo, en Madrid, revive, desde antes de mayo de 2021, la isabelina corte de los milagros, en la que ningún consejero cortesano ha visto pobres.


Ubicuidad escalológica


Por su parte, el milagro de la ubicuidad  no es el fuerte del nuevo líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, pero sí su habilidad para posicionarse de perfil para que no se sepa bien si sube o baja la escalera de lo que sea, ni su implícita zorrería política; en el pueblo donde nació, para casi todo hay que subir y subir para luego bajar, y es un incordio decir constantemente qué está haciendo. Con su agenda de Génova en la mano, acaba de justificar su inasistencia a la toma de posesión de Mañueco al frente de un Gobierno complejo; todo sea por no facilitar la foto de colaboracionista con los partidarios de reducir el Estado a los tiempos anteriores al Paleolítico Superior (desde donde dicen que arranca la Historia de España). Pronto veremos en danza al nuevo Gobierno Castellano-Leonés y podremos apreciar en directo el trato que dan al futuro del Estado de Bienestar que se haya logrado en esa tierra, una vez que Feijóo está publicitando planes para reducir impuestos a su modo. En Andalucía a su vez, ya invocan a los arúspices para ver el momento más oportuno para las siguientes elecciones, no sea que deban hacerlo peor que en la vieja Castilla. 


Mientras nos aclaramos algo más con estas ladinas propuestas de impuestos en unos u otros sitios, y si se quedan en favorecer más a quienes ya tienen el favor para evadirlos, iremos viendo en qué sigue quedando esta democracia nuestra, siempre más formalista que acorde en orientar los ingredientes básicos del supuesto pacto social. Las mascarillas, independientemente de lo que hagamos con ellas, si abandonarlas del todo o seguir siendo precavidamente “responsables”, nos seguirán a donde vayamos; sin ellas, las distancias se acortan y quedamos ante el ojo de los demás con nuestros egoísmos particulares saltando a la vista de todos. Queramos o no, si institucionalmente no lo remediamos, seguirá primando lo que, a modo de utilitaria conclusión de su Diario del año de la peste, dejó declarado en 1722 el yo narrador de Daniel Defoe: “Terrible peste asoló Londres…, cien mil almas se llevó, ¡Pero yo sobrevivo!”.


MMC (Madrid, 20.04.2022)




jueves, 31 de marzo de 2022

Detrás del ruido, hay graves asuntos pendientes (Manuel Menor)

 Publicamos este nuevo artículo de nuestro compañero Manuel Menor Currás:

Entre tradiciones obsoletas e intereses desmañados, lo que parece importar poco es el valor que los estudiantes den a la educación que reciben.

Será difícil no admitir que estamos en un momento inesperado pero crucial en que suceden acontecimientos muy relevantes por lo que suponen de cambio en las maneras habituales de ir tirando. Entre los efectos que ha traído consigo la pandemia de la COVID-19, más los que estamos percibiendo a causa de la guerra en Ucrania -granero de Europa, lugar de paso de las energías imprescindibles y proveedor de materias primas en la economía mundial-, vivimos en directo uno de esas coyunturas en que todo va a cambiar y no sabemos hacia dónde. Como miles de veces anteriores en la historia de la humanidad, se dilucidará más pronto que tarde una recomposición de fuerzas en la geoestrategia mundial, quiénes son los que de verdad manejan los hilos del  panorama y el reparto de papeles que toca en la nueva partitura a quienes en este momento se agitan, conmueven y recitan su parte del guión ante los parlamentos nacionales y en sus reuniones de alto nivel. 

Las conversaciones que acaban de empezar en Turquía entre Ucrania y Rusia son importantes; lo son también las decisiones que se están tomando sobre el norte de África y, en medio, el juego de España, que ya se atisba tras la posición ante Marruecos. Circula desde hace días por las Redes un mapa muy didáctico en que puede verse la variabilidad de las fronteras europeas desde 1141; tiene gran interés para advertir, de paso, cómo los esencialismos pintan poco ante la movilidad de los factores que determinan los acontecimientos y, de paso, cómo la forma de contarlo también es frágil, cambiante al compás en que suceden las cosas y según sean los vencedores en la inminente situación provisional.

La Historia en la ESO

Justo en este momento de extrema volatilidad de cuanto sucede, en la agenda del Ministerio de Educación para la puesta en marcha de la LOMLOE salta al debate público la propuesta del currículum de Historia en la ESO para los chicos y chicas de 12 a 16 años. Y vuelven a iniciarse debates agrios, repetitivos de los vividos ante reformas anteriores, especialmente la de la LGE de 1970 y la de la LOGSE en 1990; vuelve igualmente un debate largo y estéril en torno a la Historia de España, al que tanto provecho político sacó el mundo conservador con aquel falso debate de las “Humanidades”. Aquello se sustanció entre 2001 y 2003, con un currículo de Bachillerato más acorde con lo que había sido el diseño de José Mª Pemán o del Instituto de España como ideario único a sostener; la particularidad es que se volvía a ello 65 años más tarde, poco acorde con lo que necesitaba el alumnado para entender el mundo en que vivía. 

En 2016, un profesor de la Autónoma de Madrid, Fernando Hernández, estudiando qué Historia de España estaba recibía la primera generación de españoles del siglo XXI, constataba una gran ignorancia. No obstante, este asunto del currículo dará mucho juego estos días y, de nuevo, producirá debates que olvidarán esa cuestión: ¿qué debe saber del pasado un españolito de a pie para entender algo de su presente en su adolescencia, que le ayude a mejorar su capacidad de mirar por cuenta propia, sin orejeras prefijadas por nadie?  ¿Tan solo debe seguir sabiendo repetir  lo que desde instancias que no conoce le dicen que debe aprender, si quiere pasar al curso o etapa siguiente de estudios? En 1965, los Beatles escribieron Yesterday y fueron profetas de lo que siguió existiendo en las aulas: “llegó el ayer”, “ahora anhelo el ayer”, “¡oh! Creo en el ayer”.  El currículum de un tiempo cambiante como este pugnará –como otras veces- por la inamovilidad.

El debate que merece la pena

Este falso debate seguirá ocultando otros que sí debieran producirse si se quiere alcanzar una educación para todos con suficiente dignidad a la hora de interpretar el art. 27CE78. Quienes crean que el conocimiento histórico enseña algo y que, por tanto, debe tener presencia en el sistema escolar, debieran concordar en que lo que el conocimiento histórico enseña es que el tiempo no cura nada, pero que cerrar el paso a la desmemoria es el único modo de que exista un suelo en que tenga sentido otro futuro. Los herederos del prepotente relato del tiempo pasado pretenden acallar cualquier otro y sus marcos conexos;  repiten el de quienes pretendieron vacunar “para siempre” a las generaciones de la posguerra. Si este presente ha de ser el anticipo de un futuro más justo, para “torcer la flecha del tiempo”, que dice Bruno Latour, se ha de partir de narrativas en que se cuenten las historias de este presente, qué pensamientos encierran y cuáles queremos que imperen en esa sociedad a construir entre todos. 

No toda narrativa vale y subsisten presencias del pasado que distorsionan el presente, porque atañen a la estructura del sistema educativo. Pretender, por ejemplo, que a cuenta de los recursos de todos exista un estatus privilegiado en educación para unos pocos alimenta una bipolaridad anacrónica ante un mundo cada vez más plural. De añadido, rezagar por deficiente formación docente que las nuevas generaciones de estudiantes puedan preparar bien su futuro,  es sostener un conflicto solo favorable a esos pocos. Es paradigmático lo que ha venido sucediendo en la Comunidad de Madrid –modelo para muchas otras-, que en la última década casi ha duplicado el dinero destinado a conciertos con centros que segregan por sexo; según Infolibre, de los 25 millones del curso 2010-11, hemos pasado a 46,2 en la actualidad. Si se les añade el incremento a  la atención general a los colegios concertados -frente a la disminución de recursos y atención a la red pública-, se tiene una idea bastante exacta del interés de centrar la atención en las minucias del currículum, en vez de atender democráticamente a lo que  más importa. Es como si dijeran: socialicemos lo problemático y privaticemos un poco más  las ganancias. 

Tantas veces ha sucedido esto desde hace más de ochenta años, que, como repetía Antonio Gamoneda, el Premio Cervantes e 2006,  los adverbios de tiempo tienen el alma cansada. Ni siquiera en momentos cruciales como este cesará el ruido distorsionador de lo que merece la pena. Antes de  que, entre la mayoría ciudadana, cunda el descontento de la sentencia de Erich María Remarque al final de la Primera Guerra Mundial: “estamos de más incluso para nosotros mismos”, construir con acierto un mundo que merezca la pena implica que la mirada no esté condicionada por la mercantilización de la edad escolar. El consumo educativo no mejora el valor convivencial de la escuela, aunque disfrace de “interés general” el uso de recursos públicos en contra de la enseñanza equitativa. 



MMC. (Madrid, 30.03.2022)


sábado, 8 de enero de 2022

Regreso a las aulas el 10 de enero de 2022 (Carta de CONFAPA al Consejero de Educación, Universidades, Ciencia y Portavocía)

 




Los menores de 12 años solo tendrán que guardar cuarentena si hay cinco o más positivos en su clase

Artículo de Sofía Pérez Mendoza para eldiario.es
  • Las aulas solo se cerrarán si se da un brote con cinco contagios o el 20% de la clase afectada, según el acuerdo entre Sanidad y comunidades, que encamina a los centros a una mayor normalidad mientras avanza la vacunación infantil
  • — Acuerdo unánime: la vuelta a clase será presencial
7 de enero de 2022 

Cambio en el protocolo Covid de los centros educativos a la vuelta de las vacaciones. La Comisión de Salud Pública, que reúne a los directores generales de las comunidades autónomas y al Ministerio de Sanidad, ha acordado suprimir las cuarentenas de contactos en los colegios para evitar cerrar aulas de Infantil y Primaria si hay positivos en medio de la ola más contagiosa de la pandemia y mientras avanza la vacunación infantil.

Hasta ahora, todo el grupo burbuja de niños y niñas menores de 12 años era enviado a casa diez días cuando se confirmaba un positivo como contactos estrechos. Con la modificación, ya no será así: continuarán asistiendo a clase presencial, da igual si están o no vacunados, y solo se planteará la clausura del aula si se da una acumulación de cinco o más positivos "o una afectación del 20% o más de los alumnos en un periodo igual o inferior a siete días".

"En caso de que sean 4 casos o menos o menos del 20 por ciento, se considerarían casos esporádicos y no se recomendaría cuarentena", informa el Ministerio de Sanidad. Los infectados tendrán que aislarse durante al menos siete días, siguiendo la estrategia general.

Para los mayores de 12 años, se seguirá el protocolo general, que exime de cuarentena a los contactos vacunados con pauta completa pero obliga a hacerla a los que no se han inmunizado. Esta diferenciación, sin embargo, no se va a hacer con los niños de Infantil y Primaria.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, evitó confirmar este cambio tras la reunión interterritorial del miércoles que confirmó la vuelta presencial tras las vacaciones, pero adelantó que estaba en estudio. Era la línea de actuación que recomendaba la Ponencia de Alertas, formada por técnicos de Sanidad y de las comunidades, y supone un paso más que en el protocolo de adultos. La Comunidad de Madrid ya se había adelantado al cambio y había informado a sus centros educativos.

Una decisión "adaptada a la situación pandémica actual"
La decisión encamina a los colegios a una mayor normalidad en medio de una ola de contagios predominantemente leves gracias a las vacunas y pretende también dar respuesta a la conciliación de las familias, un asunto que no ha terminado de resolverse pese a que ya han pasado casi dos años desde el inicio de la pandemia.

El Ministerio de Sanidad asegura que los cambios "van dirigidos a garantizar y fomentar lo máximo posible la presencialidad en todos los niveles educativos " y "se adaptan a la situación pandémica actual". El cambio, sostiene Sanidad, "refleja también el importante avance de la vacunación en todos los grupos de edad y tiene en cuenta que los entornos escolares han demostrado a lo largo de la pandemia ser entornos seguros en cuanto a la transmisión del virus". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado este viernes, en la misma línea, que hay que "aprender a convivir" con el virus adaptando la respuesta "a las actuales características.

Uno de cada tres niños y niñas menores de 12 años (32,1%) se han puesto ya la primera dosis de la vacuna.

miércoles, 5 de enero de 2022

Sanidad y las comunidades acuerdan la vuelta presencial a clase pero aplazan los cambios en las cuarentenas (Sofía Pérez Mendoza para eldiario.es)

 Artículo de Sofía Pérez Mendoza para eldiario.es

  • La ministra Carolina Darias aclara que el acortamiento de confinamientos y cuarentenas del protocolo general de diez a siete días si no hay síntomas ya es aplicable a las escuelas hasta que haya una decisión específica
4 de enero de 2022 

Acuerdo unánime para la vuelta a clase presencial tras las vacaciones de Navidad. La reunión de los consejos interterritoriales de Sanidad, Educación y Universidades ha finalizado sin sorpresas tras la marcha atrás de Madrid. Los niños, adolescentes y jóvenes universitarios regresarán físicamente a las aulas a partir del 10 de enero pese al ascenso de contagios ocasionado por la variante ómicron. "Es una decisión de país tomada de manera coordinada y compartida", ha confirmado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la rueda de prensa posterior al encuentro. "Alarmismo ninguno. Prudencia, seguridad y tranquilidad, nuestras aulas son espacios seguros", ha añadido la titular de Educación, Pilar Alegría.

Varios consejeros y consejeras -entre ellos de Andalucía o Madrid- han planteado una relajación de las cuarentenas en las aulas para evitar el cierre de clases si se dan casos positivos, pero el Ministerio ha decidido aplazar el debate.

La Ponencia de Alertas iba a discutir durante el día de hoy un cambio en las cuarentenas de contactos estrechos en los centros escolares para eliminarlas en Infantil y Primaria en todos los casos, estén o no vacunados los menores. Sin embargo, el encuentro del órgano técnico se ha suspendido y queda pospuesto para la próxima semana, confirman fuentes cercanas a la Ponencia.

En todo caso, la ministra de Sanidad ha aclarado que el acortamiento de los confinamientos y las cuarentenas para la población general de diez a siete días, siempre que no haya síntomas, ya se pueden aplicar a los colegios, institutos y universidades. Esto es, si un niño se contagia tendrá que aislarse siete días, como los adultos. Si es contacto estrecho, también deberá guardar cuarentena, puesto que solo está exentos los contactos vacunados con pauta completa y ningún menor de 12 años la tiene todavía.

"Los protocolos generales son aplicables con carácter general", ha señalado Darias, que se ha mostrado no obstante partidaria de que haya una discusión específica sobre las cuarentenas en los centros educativos.

Un 28,8% de niños y niñas menores de 12 años están ya inmunizados con la primera dosis. El porcentaje de vacunados con pauta completa entre 12 y 19 años ya alcanza el 86%.

Mismo protocolo que en junio
El Gobierno ha recordado que la mascarilla sigue siendo obligatoria en todos los espacios, también en el patio; y que es importante perseverar en la ventilación cruzada y en el mantenimiento de los grupos burbuja, como figura en el protocolo aprobado al inicio de curso, que sigue vigente en su integridad, confirma un portavoz de Educación.

El Ministerio de Sanidad, sin embargo, quiere hacer hincapié en que se difundan de nuevo "las medidas clave de protección" y se potencie la vacunación infantil.

Especial atención se va a prestar a las universidades, donde urge "reforzar el cumplimiento de protocolos", tanto en las aulas, los espacios comunes, como en las residencias. Los jóvenes de entre 20 y 29 años tienen la incidencia más alta de contagios, por encima de los niños.

La rueda de prensa ha contado con la presencia por primera vez desde su incorporación del Gobierno del ministro de Universidades, Joan Subirats. A las puertas de los exámenes del primer semestre, el nuevo titular ha confirmado que los exámenes serán presenciales y ha explicado que está "trabajando con las universidades para que tomen las medidas" para que los estudiantes contagiados "no pierdan la convocatoria" si no pueden presentarse.

martes, 4 de enero de 2022

La 'vuelta al cole' será presencial: “Es la única manera de garantizar el derecho a la educación y la igualdad” (Marta Borraz para eldiario.es)

Artículo de Marta Borraz para eldiario.es
  • Las clases en el aula es la apuesta que el Gobierno y la exigencia de familias y docentes que no han parado de alertar sobre los daños que causa la educación virtual en el alumnado
3 de enero de 2022 

Las clases volverán tras las fiestas navideñas el próximo 10 de enero sin cambios de calado. A pesar de generarse cierto debate en los últimos días, el Gobierno y las comunidades se inclinan por no retrasarlo y por garantizar la presencialidad. Es la propuesta que llevarán este martes Sanidad, Educación y Universidades a la reunión con las autonomías para preparar la vuelta al cole y es también la posición a la que finalmente ha virado la Comunidad de Madrid, que amenazó en la última semana con imponer la "semipresencialidad" al alumnado más mayor, lo que ha solivantado a la comunidad educativa. Por su parte, la Región de Murcia, que había dejado en el aire su posición, ha aclarado este lunes que su propuesta es que "se retomen las clases en la fecha prevista".

La decisión definitiva de volver a las aulas de forma presencial en todas las etapas educativas en Madrid la ha tomado este lunes el Gobierno autonómico, solo unos días después de que Isabel Díaz-Ayuso asegurara que no descartaba lo contrario. Ya entonces, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, adelantó que la presencialidad es "es un éxito y es el modelo del Gobierno" aunque la sexta ola esté en pleno ascenso, mientras el Ministerio de Educación advertía de que no abrir las escuelas tendría "mayores inconvenientes que ventajas". Fuentes de Sanidad confirman este lunes que la presencialidad "es la apuesta" del Ejecutivo de Pedro Sánchez, informa Sofía Pérez.

La sola posibilidad de plantear un regreso a las aulas tras la Navidad que no fuera presencial se ha encontrado con la contundente y unánime oposición de la comunidad educativa, que no entiende cómo este podría ser uno de los pocos ámbitos en los que se podrían imponer este tipo de restricciones férreas ante el avance de los contagios. "Volver de forma presencial y segura es la única manera de garantizar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades del alumnado, y ha quedado demostrado...La semipresencialidad ha causado estragos en el plano académico y emocional", lamenta Carmen Morillas, vicepresidenta de la Confederación Española de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA).

La demanda la replicaron en los últimos días otras tantas asociaciones de familias, pero también de docentes y sindicatos. En Madrid, la FAPA Giner de los Ríos se ha mostrado especialmente indignada por el amago de Ayuso: "Se debe garantizar el acceso a un derecho fundamental como es el de la educación (...) Quizá la única manera de dar clase es en los bares, abiertos y sin mascarilla", ironizaba a través de un comunicado de prensa. También para Morillas era una propuesta "incoherente" al mantener al mismo tiempo en la región abiertas las discotecas "o haber visto en fin de año algunas macrofiestas".

Habrá cuestiones, como las cuarentenas de contactos estrechos de positivos o la gestión de los casos, que aún deberán ultimarse en la reunión de este martes, aunque son las comunidades las que tendrán la última palabra. Aunque la incidencia acumulada en la franja de edad de los cinco a los once años se disparó en el último trimestre del año, este grupo de población ya no es el que más contagios reporta en la reciente explosión de la sexta ola: ahora son los veinteañeros y treinteañeros los que lideran la incidencia.

Además, el Gobierno central confía en que la vacunación pediátrica llegue a prácticamente el cien por cien de los menores este mes de enero. Son 3,3 millones de niños y niñas de entre cinco y once años, de los que un 26,8% se ha puesto al menos una dosis. Los últimos datos de Sanidad, del pasado día 23, muestran que en la última semana escolar completa el 98,7% de las aulas han estado en funcionamiento y sin cuarentenas. El número de aulas confinadas en Infantil y Primaria era de 3.000 sobre un total de 417.000, cifra que se reduce a un centenar entre los cursos con alumnado ya vacunado, es decir, de los niveles de ESO, Bachillerato y Formación Profesional.

Una vuelta a las aulas "segura"
En este escenario, también otras organizaciones como Save the Children o el Club de MalasMadres han reclamado el mantenimiento de la presencialidad y se han dirigido por carta a todas las Consejerías de Sanidad y Educación de todas las comunidades para subrayar su importancia. "El impacto de esta medida en la educación o la salud mental de los niños y niñas, así como en las familias en términos de conciliación, hace que ésta deba ser el último recurso", destaca Laura Baena, presidenta de MalasMadres. La escuela tiene, además, "un papel protector de los derechos de la infancia", señala Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de Save the Children, sobre todo de aquellos menores más vulnerables.

Ambas organizaciones llaman a que, en vez de discutir sobre si la 'vuelta al cole' debería ser o no presencial, el debate verse sobre "cómo garantizar la presencialidad en el reinicio de curso, es decir, cómo mantener los centros escolares abiertos para evitar que se amplíe la brecha educativa o que el impacto en la salud mental de la infancia y la adolescencia sea aún mayor".

Por su parte, los sindicatos reclaman volver a poner en marcha las medidas que estuvieron vigentes durante el curso 2020-2021 y que en el fondo son demandas históricas, entre ellas la reducción de ratios o el refuerzo de las plantillas. "Garantizar la presencialidad segura implica una inversión económica y voluntad política decidida. Deberíamos volver a lo que sabemos que ha funcionado", asegura la responsable de Enseñanza de UGT, Maribel Loranca. En CCOO comparten el planteamiento y apuntan a que las recetas para esta sexta ola "no pasan por la semipresencialidad", añade Paco García, secretario general de la Federación de Enseñanza del sindicato, "sino por medidas de apoyo que garanticen la presencialidad segura".

Es algo que la comunidad educativa ya demandó de manera unánime al inicio del curso, cuando los responsables educativos decidieron renunciar a las ratios de un máximo de 20 alumnos mantenidas el curso anterior y una distancia interpersonal de 1,5 metros. El acuerdo fijó entonces que los topes para las comunidades volverían a ser los establecidos en la ley: 25 alumnos por clase en Infantil y Primaria, 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato. "Fue una decisión torpe y miope. Sabemos que las comunidades no han gastado todo el dinero del fondo covid del Gobierno central, es un despropósito que al mismo tiempo no se recuperen estas medidas", cree García.

La Comunidad de Madrid determina presencialidad en la vuelta a clase en todas las etapas educativas desde el 10 de enero (3-1-2022)

 



domingo, 2 de enero de 2022

El Gobierno presiona a las comunidades para garantizar la presencialidad en las aulas tras las vacaciones (Ana Requena Aguilar para eldiario.es)

Artículo de Ana Requena Aguilar para eldiario.es

  • La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, amenaza con que el regreso de la educación después de Navidad pueda hacerse en modalidad semipresencial

29 de diciembre de 2021 

La alarma sonó el miércoles temprano, cuando se conoció que los ministerios de Sanidad, Educación y Universidades se reunirán con las comunidades autónomas la próxima semana para preparar la vuelta a las aulas después de las vacaciones navideñas. Aunque fuentes de Educación aseguraban que el Ministerio no contempla ninguna medida extraordinaria, crecía el runrún de posibles cierres de colegios o del retraso en el inicio de las clases. Fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la que volvió a remover los ánimos cuando aseguró que no descarta una vuelta "semipresencial" a colegios e institutos para los alumnos mayores.

Por la tarde, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, aseguraba que el modelo educativo de presencialidad en las aulas "es un éxito y es el modelo del Gobierno". El objetivo es, puntualizaba, garantizar esa presencialidad y revisar los protocolos con la "máxima rigurosidad".

El Ministerio de Educación subraya que "no lleva ideas preconcebidas a la reunión" del día 4 de enero y que las medidas adoptadas en verano para este curso están funcionando. "Las aulas son seguras, hay una apuesta total por la presencialidad. No abrir la escuela tiene inconvenientes mayores que sus ventajas, se rompen las burbujas familiares porque tienes que dejar a los críos con otras personas", relatan las mismas fuentes.

Los últimos datos de Sanidad, del pasado día 23, muestran que en la última semana escolar completa el 98,7% de las aulas han estado en funcionamiento y sin cuarentenas. A esa fecha se habían identificado 547 brotes con 2.791 casos en centros educativos, la mayoría en educación primaria. La semana pasada el número de aulas confinadas en Infantil y Primaria era de 3.000 sobre un total de 417.000. Como los protocolos de confinamiento pueden ser distintos en función del lugar y del centro, puede haber otros casos de alumnado enfermo pero cuya clase no haya sido confinada al completo.

Los casos de aulas confinadas se redujeron a un centenar entre los cursos con alumnado ya vacunado, es decir, de los niveles de ESO, Bachillerato y Formación Profesional. "La vacuna es eficaz", traslada Educación. A día de hoy un tercio de la población objetivo de la vacuna pediátrica ya ha sido inoculada. La previsión es que en enero la vacunación llegue a prácticamente el cien por cien. La ministra Darias también destacaba este miércoles el ritmo de vacunación infantil y recordaba que los menores ya no son el grupo de edad con más incidencia.

Buscar el consenso
A pesar de las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, el Ministerio asegura que ninguna autonomía ha planteado, por ahora, ninguna medida oficialmente. El consejero de Sanidad y Servicios Sociales de Extremadura, José María Vergeles, pedía el martes que las decisiones sobre las medidas de vuelta a las aulas sean comunes a todas las comunidades. Extremadura apostó a principios de diciembre por una vuelta a las aulas con normalidad tras las vacaciones navideñas.

También Catalunya, que prevé retomar el curso el 10 de enero y donde la secretaria de Salud Pública, Carmen Cabezas, ha confirmado que se empezará "con un protocolo muy similar". El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, defendió este miércoles retomar el curso escolar con "normalidad" y con "presencialidad", respetando las medidas de seguridad. Andalucía, Castilla-La Mancha, Galicia o Baleares se han pronunciado de manera similar. Las competencias son autonómicas así que, más allá de que exista un consenso en la reunión del día 4, cada comunidad puede adoptar el protocolo que considere.

Lo que parece claro es que la mera posibilidad de que la situación sanitaria influya en el inicio de curso mientras muchas comunidades van, por ejemplo, a permitir las fiestas de fin de año solivianta a familias y sindicatos.

El debate coincidía con la campaña 'Los niños y las niñas no se cuidan solos', de la organización MalasMadres, para mostrar "el abandono total de las familias". "La gente está haciendo la 'trececatorce' para salir adelante estos días. Si tienes la pauta completa y tu hijo es positivo no te dan la baja, pero qué haces con este niño, alguien tiene que cuidarle. Se está dejando el tema a la buena voluntad del pediatra y del médico de cabecera de turno para ver si te da la baja en un momento en que la sanidad está totalmente colapsada. Hay familias confinadas porque no tienen dinero para hacerse una PCR por su cuenta", relata la presidenta de la organización, Laura Baena.

Baena cree que hay motivos para el miedo cuando colegios de distintos lugares del país enviaron a niñas y niños a las vacaciones con sus libros y cuadernos "por si acaso", y cuando muchos protocolos "parecen dirigirse a personas solas que no tienen ninguna responsabilidad de cuidado".

Preocupación por la infancia
Save the Children también se pronunció este miércoles para defender que el cierre de colegios para frenar la propagación de la enfermedad debe ser "la última opción". "Los niños y las niñas nos han dado grandes lecciones de adaptación y resiliencia, pero no debemos olvidar que la pandemia ya ha causado estragos en su salud mental", señala Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de la organización. Save the Children recuerda que existe un consenso internacional, desde la Agencia Europea de Control de Enfermedades hasta la UNESCO, para que el cierre de colegios sea una medida de último recurso.

"A estas alturas ya contamos con suficiente evidencia sobre el impacto negativo que la no asistencia presencial a los colegios ha tenido sobre el aprendizaje y el bienestar de niños, niñas y adolescentes y, de forma más acuciada, en quienes están en contextos con menor nivel socioeconómico", añade Perazzo. Save The Children también defiende la necesidad de contar con más medidas que permitan cuidar y conciliar, como un permiso retribuido para reducir la jornada o permisos retribuidos para personas con niñas y niños a cargo y que estén afectados por COVID.

Los sindicatos muestran también su preocupación por la situación actual. La Federación de Servicios Públicos de UGT, la Federación de Enseñanza de CCOO y CSIF piden recuperar las medidas de refuerzo, como la reducción de alumnado por aula o el aumento de las plantillas docentes para garantizar la seguridad.

Sanidad dejará de establecer cuarentenas ante casos esporádicos de COVID-19 en centros educativos (Comunidad de Madrid. 31-12-2021)

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha actualizado la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19 de la región y ha establecido que, ante la aparición de casos esporádicos, no habrá cuarentenas en los centros educativos, si bien la Dirección General de Salud Pública indicará las actuaciones a seguir ante la aparición de brotes.

31 diciembre 2021

La Consejería ha adaptado su Estrategia para dar prioridad a las actuaciones de prevención y control de la transmisión en el escenario actual, marcado por la variante predominante Ómicron, más infectiva, pero con síntomas más leves y con mejor pronóstico clínico, y habiendo alcanzado en la región una cobertura de vacunación de casi el 92% con pauta completa en la población diana de más de 12 años.

Uno de los principales cambios que se va a introducir a partir de ahora es en los centros educativos en sus distintos niveles. De forma general, y ante casos esporádicos, no se realizarán cuarentenas y ante la aparición de brotes Salud Pública indicará las actuaciones a seguir.

Contactos estrechos

En términos generales, en el estudio y manejo de contactos no se realizará la identificación de todos los contactos estrechos, salvo en aquellos ámbitos en los que la exposición se considere de alto riesgo por la presencia de personas con una mayor vulnerabilidad (como centros sanitarios o sociosanitarios) o ante la aparición de brotes.

Además, los contactos estrechos vacunados con pauta completa estarán exentos de cuarentena, mientras que los que no hayan recibido las dosis contra el COVID-19 realizarán cuarentena de siete días, siempre que en los últimos tres días no presenten síntomas.

Pruebas diagnósticas

Los centros sanitarios priorizarán la realización de pruebas diagnósticas de infección activa (PDIA) a contactos estrechos (tanto vacunados como no vacunados) que sean personas vulnerables y a personas que las atienden (cuidadores profesionales o familiares, trabajadores sanitarios y sociosanitarios), además de los residentes de centros sociosanitarios y los pacientes ingresados. Se realizará una única PDIA, preferentemente en los primeros cinco días tras la exposición.

Respecto al manejo de casos, se establece un período de aislamiento de siete días para los casos confirmados asintomáticos o con síntomas leves, siempre que en los últimos tres días no presenten síntomas.

Asimismo, se priorizará la realización de una PDIA para confirmación de casos sospechosos en aquellos con sintomatología más severa, personas con mayor vulnerabilidad y aquellos que pertenezcan a entornos colectivos vulnerables, como centros sanitarios y sociosanitarios.

Además, se priorizará el seguimiento activo de los mayores de 70 años, con patología inmunosupresora, embarazadas y personas no vacunadas. Este seguimiento se realizará en el ámbito de Atención Primaria.

No se realizará seguimiento activo de todos los casos asintomáticos o con síntomas leves diagnosticados en el ámbito de Atención Primaria. En el momento del diagnóstico se facilitarán recomendaciones de aislamiento, la fecha de finalización del mismo e indicación de que en caso de empeoramiento de los síntomas, deben contactar con su centro sanitario, y en caso de una urgencia, con el 112.

Desde la Consejería de Sanidad se insiste en el mensaje de responsabilidad con el mantenimiento de las medidas de prevención en las interacciones sociales: uso de mascarilla, distancia interpersonal y ventilación de espacios interiores.

domingo, 7 de noviembre de 2021

UN ADIÓS SIN DESPEDIDA (Javier Taboada para su blog Jardín de Encuentro de Jesús Taboada)

Reproducimos este artículo que Jesús Taboada ha publicado en su blog Jardín de Encuentro de Jesús Taboada


Once de la mañana. Salgo a la terraza.

El sol confiere al cromatismo otoñal de árboles y trepadoras la intensidad de un fuego interior, esplendor de crepúsculo.

Desde una mediana lejanía, amortiguado por la distancia, como en sordina, el griterío familiar de los críos en el patio de un colegio. Es la hora del recreo.

No hace mucho que comenzó un nuevo curso.

Los ciclos de la vida, renovándose en incesante sucesión que enfrenta y reconcilia con la individual transitoriedad de todo lo existente.

Ha comenzado un nuevo curso en colegios e institutos.

Un nuevo curso en el que la mayoría de nuestros dirigentes políticos echan al estercolero del olvido los beneficios que supuso la adopción de medidas de refuerzo para paliar las dificultades sobrevenidas por una espantosa pandemia mundial.

Mientras la sombra amenazante del morbo fatal merodea todavía sobre nuestras vidas y nuestras conciencias, la política educativa en la mayoría de las comunidades retoma sin pudor ni sensibilidad social alguna la "antigua normalidad", desoyendo la agonía endémica de unos servicios públicos aquejados por años de sucesivos recortes, ahondando las deficiencias estructurales a que lo vienen condenando décadas de privilegiar a su costa a la empresa privada, degradando su naturaleza de servicio público, equitativo y universal, e incluso llevando al límite sus propias condiciones de existencia: vuelta a las aulas masificadas, carencia de recursos, políticas discriminatorias...

La lista de despropósitos es larga, demasiado larga, y lamentablemente no deja de aumentar.

De nuevo se han abierto las cancelas de los institutos al tropel de adolescentes y profesores que, en compleja y feliz conjunción, afrontarán el difícil y apasionante diálogo encaminado hacia una completa realización intelectual, personal y social.

De nuevo en las aulas se encontrarán alumnos y profesores en ese fecundo proceso dialéctico y formativo, en el tránsito de la adolescencia a la edad adulta.

Nuevos retos en la continua adaptación a las formas cambiantes de la sociedad.

Pero yo no estaré ahí para vivirlo en primera persona.

Desde hace un año, pasé el testigo, dejé mi condición de profesor y asumí la de jubilado.

Nada discurrió según los cauces habituales.  Lo imprevisible se cebó con el guion, transformando lo que normalmente habría sido un punto final, o al menos un punto y aparte, en unos desconcertantes puntos suspensivos.

La distopía pandémica, entre otras consecuencias muchísimo más drásticas, pero no menos sensibles, me negó una despedida en el adiós a 37 años de docencia, con sus luces y sus sombras, que son mis propias luces y sombras, porque han constituido el marco referencial de mi propia vida y de mi relación con el mundo.

El 14 de marzo de 2020, ante la excepcional emergencia sanitaria provocada por la pandemia, de trágicas consecuencias para amplios sectores de la población, el gobierno decretaba el estado de alarma y un primer confinamiento domiciliario que duraría más de tres meses.

Eran mis tres últimos meses de docencia y, de repente, ya no en el aula, ya no cara a cara con mis alumnos ni en contacto diario con los compañeros. A las incertidumbres existenciales sobre salud y condiciones de vida, se sumaba el desconcierto, la perplejidad, el abandono y la dejación administrativa ante los retos de continuar nuestra labor educativa en una situación completamente desconocida, nunca prevista, sin recursos apropiados ni suficientes, sin puntos de referencia, improvisando al límite.

No fue fácil, extremadamente duro.


Mucho se habló de aquellos excelentes profesionales que soportaron sobre sus espaldas la ingente carga de bregar con las múltiples cabezas de la hidra, de hacer frente a los escupitajos de la muerte, un personal sanitario entregado hasta la extenuación, expuesto y vulnerable, aplaudido primero como héroes y ángeles de la guarda y luego utilizado como carne de cañón por políticos y otros agentes de los distintos poderes democráticos que, desde el minuto cero de esta tragedia universal,  aprovecharon el momento de fragilidad y desconcierto social para obtener rédito político a costa del sufrimiento y la muerte.

Mucho se ha hablado, y lamentablemente no siempre para bien, de estos inmensos profesionales públicos a los que debemos no sólo respeto, sino también reconocimiento y gratitud incondicional, y en demasiadas ocasiones sólo han sido compensados con el desprecio y la mezquindad tanto por parte de las administraciones sanitarias como por algunos medios informativos y ciertos sectores de la sociedad "de cuyo nombre no quiero acordarme".

Mucho se habló de ellos.

Mucho se habló de una población que sufría la claustrofobia del confinamiento domiciliario y la asfixia de una economía paralizada. En esas largas semanas de aislamiento, muchos tuvieron tiempo para condolerse, para reflexionar, para enfocar sus prioridades desde nuevas perspectivas, para realizar actividades siempre postergadas ante el estrés de nuestra vida laboral, muchos tuvieron tiempo para leer, para escribir, para pintar, para coser, para hacer panes, bizcochos, palmeritas, para practicar yoga, meditación, bachata...

¿Qué hacían, entre tanto, los profesores? ¿Qué hacía yo?

Ese 14 de marzo me senté delante del ordenador y prácticamente no me levanté de allí durante los siguientes tres meses, en un frenético intento de dar continuidad a una labor docente en unas condiciones totalmente imprevistas, con unas herramientas precarias, sometido a los vaivenes de una administración que, en su errática respuesta institucional, suponía más trabas que colaborador necesario; un angustioso sobreesfuerzo por mantener como fuera la cercanía y la receptividad necesarias entre alumno y profesor, cuánto más en unas condiciones en que alumnos y profesores debíamos sobreponernos a los miedos y fantasmas personales provocados por la presencia invisible y amenazante, cuando no dramática, del virus. Había que solventar dificultad tras dificultad, reto tras reto, sin ayuda de ningún tipo, con herramientas que, debido a su uso masivo, se colapsaban día sí, día también, paliando con imaginación la carencia de recursos, anticipándonos a la desmotivación y el desaliento para tender, junto con los contenidos académicos, una voz de aliento y solidaridad. ¿Cómo explicar la sintaxis de una frase griega sin tiza y sin pizarra, a través de una pantalla de ordenador? ¿Cómo atender individualmente las dificultades personales de cada alumno, a la distancia, sin la fluidez comprensiva que la información emocional confiere a la palabra, sin el apoyo colaborativo del trabajo en grupo? No había mañanas, tardes ni apenas noches. No hubo vacaciones de semana santa ni puentes de mayo, ni sábados, ni domingos. A cualquier hora, en cualquier momento, podías y solicitabas recibir aquel reguero de correos electrónicos con dudas o con trabajos o ejercicios, correos a los que tenías que responder lo antes posible para mantener una ilusión de inmediatez, de cercanía. Sobre la marcha, a contrarreloj, había que adaptar a herramientas y circunstancias desconocidas lo que en el aula explicarías sin dificultad, apoyándote, cuando la palabra resulta insuficiente, en los mil recursos de la comunicación no verbal. ¿Cómo medir las dosis adecuadas de información y los tiempos para no sobrecargar a los alumnos?, ¿para coordinarte con otros profesores con los que tampoco tenías entonces trato directo, sin solaparos, sin abrumar a tus alumnos, manteniendo esa base afectiva que en el trato diario presencial no precisa explicitud, pero que las herramientas informáticas deforman tan fácilmente?

A nivel profesional, fue un reto titánico. A nivel personal, un esfuerzo extenuante. A nivel humano, la revelación de la siempre insospechada capacidad humana para remontar los más arduos escollos, cuando la solidaridad y el compromiso son nuestro motor y guía.

Y llegó julio y, con julio, el tiempo del adiós. Pero no hubo adiós.

Y luego llegó septiembre y, con septiembre, el tiempo del reencuentro, en condiciones que seguían siendo imprevisibles y pavorosas.

Pero para mí no hubo reencuentro. Ya para entonces formaba parte del colectivo de jubilados. Y fue extraño, muy extraño, porque el que se va sin despedirse es como si no se hubiera ido, como si permaneciera en un limbo de incierto y solitario futuro sin futuro.

Fue un adiós sin despedida.

Y, sin embargo, a pesar de los resquemores y de un desconcertante proceso de desubicación, finalmente no me acabó suponiendo el vacío existencial de un mundo que había dejado atrás por la puerta de servicio. Conmigo llevaba la experiencia de 37 años de docencia y un proyecto de novela en el que venía trabajando desde casi diez años atrás y al que ahora, tras un período de adaptación, podría ofrecerle la dedicación necesaria.

Dicho proyecto me mantiene, interiormente al menos, conectado al mundo educativo y, en consecuencia, aplaza mi despedida a su conclusión y se convierte en la expresión de ese adiós que las circunstancias me escamotearon.

El proyecto tiene título:

EL AÑO DE LOS IRLANDESES


El año de los irlandeses comenzó siendo un vago anhelo, desde hace décadas, cuando aún ni siquiera tenía título, a partir de dos reflexiones diferentes, aunque relacionadas.

Por un lado, los recurrentes ataques al funcionariado, en general, y al profesorado, en particular, impulsados muchas veces por los propios poderes políticos y mediáticos, de tan larga trayectoria en la mezquina tradición hispana, son tan desalentadores y, sobre todo, desvelan tanto desconocimiento y tantos prejuicios deformantes sobre la propia naturaleza y circunstancias de la labor educativa.

Por otro lado, a pesar de que la vida en el colegio o en un instituto ha constituido el motivo central o el marco referencial de películas, series, novelas, etc., generalmente han sido casi siempre visiones parciales, o sesgadas, enfocadas en múltiples ocasiones por mentes adultas desde una hipotética mentalidad adolescente que busca sobre todo halagar al adolescente como preferente consumidor del producto.

Incluso en aquellos casos en que la honestidad y el compromiso han dado lugar a auténticas obras maestras —pienso, por ejemplo, y sin ánimo de exhaustividad, en películas como Entre les murs (La clase, en castellano) de Laurent Cantent, o Ça commence aujourd'hui (Hoy empieza todo) de Bertrand Tavernier, en Au revoir les enfants (Adiós, muchachos) de Louis Malle, o el clásico To Sir, with Love (Rebelión en las aulas) de James Clavell— incluso en películas de tanta altura artística y social, la visión se circunscribe a un aspecto concreto del mundo educativo, a un enfoque parcial, sin abarcarlo en su totalidad.

De una y otra reflexión fue surgiendo la idea de componer una novela que retratara no sólo el día a día de un profesor en el pleno desarrollo de su trabajo, con alumnos de diversos niveles, con toda la carga administrativa, formativa y burocrática añadida, sino condicionado también por las diferentes capas de realidad que componen su vida, ya que un profesor no es un ente aislado, sino una persona que, además de su profesión, tiene familiares, amigos, intereses culturales, compromisos extra laborales..., y todas esas parcelas de sí mismo conviven y se condicionan mutuamente.

En un principio, era sólo un motivo temático, ambicioso quizás, pero aún demasiado indeterminado y, sobre todo, sin dirección, estancando en sí mismo. Lo único que tenía claro es que debía huir de cualquier valoración personal, ni laudatoria ni crítica, de cualquier enjuiciamiento, y ceñirme a una disección casi entomológica. No debería testimoniar una situación educativa particular, ni siquiera como referente, sino universalizar la experiencia, recrear ese microcosmos en el que cualquier profesor o alumno pudiera reconocerse o reconocer su propia experiencia.

La idea iba creciendo en una nebulosa formal todavía imposible de plasmar sobre el papel.

¿Qué sería?, ¿un diario? No, demasiado mecanicista y, sobre todo, necesariamente enfocado desde un punto de vista único. Cualquier tipo de narrativa tradicional me abocaría a perder ese sentido de universalidad, ubicua y concreta al mismo tiempo, y de multiplicidad de voces contrastadas y simultáneas, dialécticamente concomitantes.

Pero, sobre todo, me faltaba la condición de ser necesaria para que la novela escapara completamente de lo anecdótico.

Y, después de años de recopilar material, ideas sueltas, impresiones, motivos temáticos..., el verano de 2011 me sorprendió con una reacción generalizada a unas instrucciones de principio de curso de nefastas consecuencias, que extremaban la degradación de la escuela pública con unos recortes bestiales, y con una movilización como hacía muchos años que no se producía entre el colectivo, un grito en defensa de la educación pública que, por primera vez, aglutinaba a docentes, alumnos y padres, puño con puño, voz con voz, unánimes, dando lugar a lo que se conoció como la "marea verde".

¡Ahí tenía la razón de ser del proyecto!

La disección no de un año académico cualquiera en la vida de un profesor, sino de aquel curso concreto, plasmar la realidad de la Marea Verde, revivirlo en su desarrollo casi instante a instante, desde las múltiples ópticas que me ofrecía el debate sobre educación mantenido no sólo en las salas de profesores, sino en las calles, en las redes sociales, en los movimientos que surgían desde el compromiso social.

No podía ser una obra autobiográfica, aunque la mayor parte del material ha de partir necesariamente de la experiencia, propia y compartida. Para ello, adopté la voz de una protagonista femenina, Carmen Mora, profesora de lengua, para escapar de los condicionantes de mi particular experiencia en lenguas clásicas, y recreé un instituto ficticio que se alimentara con mis vivencias en los múltiples institutos por los que me ha ido zarandeando mi condición de profesor desplazado durante mis últimos doce años de profesor.

En ello estoy, a por ello voy. El proyecto va tomando forma, va creciendo desmesuradamente, de manera que no sé si terminará siendo una novela, una ficción seriada en tomos o libros diversos, o un auténtico monstruo. Puede que incluso el resultado sea editorialmente inviable, es muy factible que así sea.

En cualquier caso, cuando lo concluya, porque ya no me cabe otra, resulte lo que resulte, no será un epitafio ni unas memorias, sino mi auténtica despedida, una despedida sin adiós, un hasta siempre desde el amor y desde el compromiso.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Ayuso y el abandono de la educación pública madrileña (Agustín Moreno)

 Agustín Moreno nos envía este artículo:

Desde el poder siempre se lanzan mensajes tranquilizadores, aunque no tengan nada que ver con la realidad. Dice el Gobierno de la Comunidad de Madrid (CM), que el curso escolar comienza con total normalidad. Pero está afirmación no se apoya en datos sólidos. Simplemente, hay que creerles. La verdad, es que ha habido pocos cursos tan anormales como este que empieza. Al menos, por las siguientes razones: no hay la suficiente seguridad en las aulas, no se apuesta por la calidad educativa y no hay participación democrática. Veamos.

Dudosa seguridad. La vuelta a la presencialidad en las clases es muy positiva, pero no como si no estuviera pasando nada. La pandemia del covid-19 no está superada, hay un alto índice de incidencia en Madrid (y es mayor en la franja de edad de 12 a 18 años); existen variables, como la Delta, que son más contagiosas; y el curso empieza con la mitad de los adolescentes sin vacunar. La OMS, UNICEF y prestigiosos epidemiólogos están llamando a no bajar la guardia e insisten en reducir la ratio en las clases para correr el menor riesgo posible. Además, la vida en los colegios e institutos no discurre solo en el aula. Son hormigueros que bullen en las entradas y salidas del centro, por pasillos y escaleras, baños, recreos y cambios de clase.

El éxito del curso pasado fue gracias al esfuerzo titánico del profesorado y de las familias, y a la disciplina de niños y niñas cumpliendo las medidas adoptadas. Si tenemos que seguir cuidando de la salud de toda la comunidad educativa, ¿por qué se suprimen medidas fundamentales para ello? Tener 25 alumnos en infantil y primaria y 30-33 en ESO y 35-38 en bachillerato afecta a la seguridad y la calidad. Decenas de directores de instituto (NOTA 1) (y otros muchos no lo han hecho por el clima coercitivo existente) han preguntado a la Consejería de Educación cómo pueden aplicar estas cifras y guardar la distancia interpersonal de 1,2 metros en aulas que son pequeñas. La respuesta de la Consejería (Orden de 3 de septiembre) es que hagan lo que puedan con la distancia de seguridad, es decir, que incumplan la distancia Ante esta chapuza total, CCOO lo ha denunciado ante los tribunales (TSJM) y ha pedido medidas cautelarísimas.

Las elevadas ratios. Hay una lógica demoledora: se atiende la diversidad y se educa y enseña mejor de 20 en 20 alumnos que de 35 en 35. Los resultados en el curso pasado en primer ciclo de la ESO, con ratios reducidas, fueron extraordinariamente positivos ¿Por qué no seguir haciendo lo que funciona bien? Que el consejero de Educación diga que reducir las ratios empeora la calidad educativa (porque obliga a usar espacios comunes, sin plantearse cómo ampliarlos) es un insulto a la inteligencia. Además, ¿dónde está la bajada de ratios que prometió Ayuso y que fue bandera de su investidura? ¿por qué no se aplica cuando más se necesita, durante la pandemia y cuando la situación sanitaria aún no está controlada?

La reducción del profesorado respecto al curso pasado. Ante el baile de cifras, si atendemos a lo que la propia consejería de Educación repite en los medios de comunicación, en el curso 2020-21 se contrataron 11.000 profesores de refuerzo y para el curso 2021-22 serán solo 3.000. Es decir, se contratarán casi 8.000 profesores menos, según sus propias cuentas. Según las nuestras son 7.697 profesores menos. Madrid es la comunidad que prescinde de más docentes de refuerzo, mientras que otras CCAA menos ricas contratan más profesorado, tanto en términos absolutos como relativos. De los 3.000 profesores que se ha anunciado contratar, 2.000 irán a centros públicos, lo que dividido por los centros públicos existentes, tocan a 1,1 profesor/centro. Algo totalmente insuficiente, que no da para desdoblar clases ni bajar la ratio, apenar para reforzar alguna guardia. La escasez de profesorado endurece sus condiciones de trabajo, algo que unido a la alta precariedad del colectivo de interinos y al no reconocimiento de su trabajo, produce la percepción entre el profesorado de que ni la peor empresa privada trata tan mal a sus trabajadores como el gobierno de Ayuso.

La escasa inversión educativa: Que Madrid, con 35.900 euros de renta per cápita, invierta en educación la mitad que la media nacional en porcentaje de PIB, lo dice todo. El gasto por alumno/año en 2017 era: Madrid 4.727 euros; España 5.779 €; Castilla León 6.761 €; País Vasco 9. 298 €. La decisión política de reducir la inversión educativa tiene consecuencias: un niño una niña o un joven de Madrid no tiene las mismas oportunidades que los de País Vasco, Asturias, Castilla León, etc. No es aceptable esta política.

El escándalo de la Formación Profesional (FP): Una grave crisis de matriculación en la región. En julio, se quedaron 6.938 personas sin poder matricularse en Ciclos Formativos de Grado Medio y 17.976 sin una plaza pública en ciclos de Grado Superior (NOTA 1). Ello suma 24.914 solicitudes rechazadas, la mayoría de las cuales tampoco encontrarán plaza pública en septiembre. Se les está obligando a buscarse la vida en centros privados y concertados o a quedarse en su casa. El déficit de plazas y la crisis en el proceso de admisión es estructural por la falta de inversión y, sobre todo, por una brutal estrategia privatizadora. Ello está afectando a la equidad y a sectores del alumnado con menos recursos que eligen la FP como itinerario formativo. Negar una mayor cualificación profesional a decenas de miles de jóvenes, es abocarles al paro, la precariedad y los bajos salarios, en una comunidad con un 35% de paro juvenil.

Ninguna participación democrática: La consejería no se ha reunido con los sindicatos del profesorado, ni con las confederaciones de AMPAS y organizaciones estudiantiles. Pero la práctica de informar, negociar y llegar a acuerdos con la comunidad educativa se realiza en otras comunidades autónomas, incluida alguna gobernada por el PP. No es normal tanta prepotencia y tanto desprecio al diálogo como el que practica el Gobierno de Díaz Ayuso.

En conclusión, en Madrid, además de la falta de seguridad suficiente, se siguen apostando por un modelo educativo de baja calidad, de inversión insuficiente, muy segregador y autoritario. El resultado es la mediocridad educativa en la comunidad autónoma más rica de España, tal y como refleja los últimos informes PISA: bajada de 46 puntos en lectura y fuertes caídas en matemáticas y ciencias. Algo que la propia Ayuso reconocía en un lapsus o en un rapto de sinceridad: que la educación de Madrid es un desastre. Una declaración que no se hace para mejorar la educación, sino para seguir privatizándola, aunque ése sea precisamente el desastre. No tiene ninguna justificación querer cargarse la educación pública en aras del negocio económico, ideológico y político. Todo lo anterior tiene un nombre: abandono de la educación pública madrileña, y la consecuencia de convertir la igualdad de oportunidades en un espejismo. Por ello, desde la comunidad educativa, y como Unidas Podemos, pedimos un Plan de Rescate para la Educación Pública ante esta situación de emergencia educativa.

NOTAS:

https://elpais.com/espana/madrid/2021-09-03/el-gobierno-de-madrid-obliga-a-parte-de-los-directores-de-secundaria-a-incumplir-la-normativa-sanitaria.html

https://www.publico.es/politica/unidas-pide-comparecencia-consejero-educacion-madrid-deficit-plazas-fp.html?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=web

martes, 14 de septiembre de 2021

Se inicia un tercer curso condicionado por la pandemia (Manuel Menor)

Publicamos este artículo del compañero Manuel Menor

La inestabilidad preside muchas revisiones que se están haciendo a la baja en las diversas Comunidades autonómicas para el nuevo curso. 

Desde hace unos mil días nos movemos por un túnel que, mientras parece dar señales de su final, no deja de indicar que vaya usted a saber lo que queda por delante en medio de pretensiones tranquilizadoras. En nuestras neuronas se debaten sensaciones contrarias, de prevención y cierto miedo todavía, mientras quieren predominar las maneras normalizadoras de la situación vital. 

“Normalidad” 

La cuestión está volviendo a situarse en lo que cada cual entiende, una vez más, por “normalidad”, hábito que, oscilante e incluso demente, puede que vaya a ser el núcleo del gran debate del curso que inicia ahora su andadura. Es evidente, por ejemplo, que, con la Covid-19 presente, no es lo mismo una distancia que otra entre los alumnos de un aula, la variable proporción de cuantos puedan convivir razonablemente en ellas y  en los recreos, y, por tanto, el número de profesores de apoyo y los recursos que se incrementan o disminuyen, según alguien con poder de decidir juzgue pertinente. Con unas u otras decisiones –casi siempre adoptadas de modo oscuro-, establece una u otra “normalidad escolar”, que se añade, además, a otras supuestas normalidades que arrastraban los centros educativos sobre todo en los últimos diez años de recortes, preferencias por redes educativas particulares y aparentando siempre dar cumplimiento al precepto constitucional de la universalidad educativa. Del conjunto resultante de la normativa que atañe a  este comienzo de curso, ya se puede advertir, de entrada, que la “normalidad” a que parece aspirarse en tres o cuatro Comunidades autonómicas de acendrada tradición erosionadora de lo público, es la de antes de marzo de 2020. 

De un tiempo a esta parte, y especialmente desde final del curso pasado, se pudo advertir el ansia de algunos consejeros de educación por ir revirtiendo supuestos excesos que pudieran haber traído consigo las variaciones de dotaciones y recursos que, sobre todo en el curso 2020-21, se habían establecido. En este momento, parece que se esté queriendo volver a aquella “normalidad” anterior, la que desde 2007 se había construido a costa de desidias, disminución de medios y personal. Como si de algo físico se tratara, y que el principio de Arquímedes de los flujos que conlleva la práctica del derecho de todos a la educación se encargara de reequilibrar el sistema a su posición óptima, su ley está siendo invocada estos días para encauzar ese afán de regreso melancólico al pasado; cuantos siguen los avatares de la educación conocen momentos históricos en que lo que bien orientado parecía fue considerado excesivo y se recondujo a la rancia posición tradicional. No importa que quienes paguen el pato con esta regresión de ahora sean los que siempre han sufrido la desigualdad escolar desde antes de haber nacido: también esta es tradición “normal”. 

Va a ser difícil, sin embargo, convencer al personal docente de que siga arriesgando su voluntariedad una vez más en pro de un supuesto bien común como el de la educación pública, del que sus verdaderos beneficiarios son quienes no necesitan que el Estado proteja y defienda este su derecho principal de ciudadanos. De hecho, les da igual que se arruine y privatice cada vez un poco más el sistema de la educación pública, dentro de la gloriosa “libertad de mercado” con que está siendo concebida y desarrollada por instancias privilegiadas de nuestra vida social, cultural y política; ya tienen lo que anhelan para sus hijos o fieles seguidores, y a sostenerlo va esta animosidad por recobrar “la normalidad” de antes restableciendo al máximo “la competencia”, la “calidad educativa”, “la excelencia” y cuanto encierra de mercantilismo económico su bandera de la “libre elección de centro”. 

Desangelamiento

Algunos sindicatos han emitido comunicados de protesta: CCOO lo acaba de hacer estos días, y los socios de la Mareaverde en la Plataforma por la Educación Pública lo reivindicaron este pasado sábado en la calle…. Pudo comprobarse, de todos modos, que estos signos de disconformidad, un poco desangelados, han dejado la sensación de que los asuntos de educación siguen siendo, incluso en un contexto de cambio profundo como el actual, una cuestión menor, muy alejada de la movilización que suscitan las precariedades laborales, las vueltas y revueltas que esté dando el paro, la curva de la evolución económica, urgencias de sectores económicos como el Turismo y otras mil historias capaces de conmovernos y motivar críticas airadas… La educación parece que, como siempre, haya de seguir siendo algo a lo que a algunos les viene dado por  clase social, mientras que a otros les sobrara con atender un poco a su escolarización para que no estorben demasiado en la calle y en las casas. 

Con los recortes que muchos responsables de las Comunidades autonómicas están prefiriendo de nuevo –e, indirectamente, también la LOMLOE por lo que no modifica-,  es fácil deducir que la educación como clave del Estado social de bienestar y de la justicia distributiva, tratando de conciliar libertad y universalidad educadoras, seguirá en el limbo que ha estado en los años de las crisis anteriores. Nadie parece creer en serio en que lo que se predica sobre su importancia para modernizar el país de modo acorde con las urgencias del presente, fortalecer la convivencia democrática y erradicar los vicios y problemas que subyacen en nuestras relaciones sociopolíticas, pueda subsanarse con algo decididamente mejor. 

Se prefiere el castizo que “inventen ellos”. Coherente parece, pues, que, incluso ahora que hay recursos y créditos europeos para apoyar consistentes medidas de cambio, haya tantos responsables en estas materias aplicados, antes que nada, a que su función primordial consista en recortar de nuevo lo que debe ser inversión de futuro. Tales gestos evidencian, una vez más, que el sueño de toda servilleta por ser mantel no se cumplirá impunemente; y que el modelo a seguir tampoco puede ser como el que ha operado, también en los últimos más de mil días, respecto a la renovación del Consejo General del Poder Judicial; el  desapego y descolo demostrado permite aventurar que  el curso que acaba de iniciarse no puede sino ver estancada la necesaria renovación estructural de la Justicia en España. Atentos. 

Manuel Menor Currás

Madrid, 06.09.2021.

domingo, 5 de septiembre de 2021

MANIFIESTO “Por una vuelta segura a las aulas. Por un Plan de rescate para la Educación Pública” (Manifestación 4-9-2021). Asamblea Marea Verde Madrid


MANIFIESTO “Por una vuelta segura a las aulas. Por un Plan de rescate para la Educación Pública

Comenzamos el curso 2021-22 con la misma emergencia educativa con la que lo acabamos. El gobierno de la Comunidad de Madrid sigue demostrando su absoluto desinterés por la Educación Pública y con la vuelta a las ratios pre-pandemia también por la propia seguridad de la comunidad educativa.

Madrid es la Comunidad que menos invierte por alumn@ en la Educación Pública, pese a considerarse la más rica del conjunto del Estado español.

Faltan plazas públicas en toda la comunidad de Madrid y se han cerrado aulas para este curso que comienza (pérdida de 1.843 plazas). Siguen sin construirse centros en los nuevos barrios o municipios como es el caso del IES Pérez LLorca de Parla y se hacina al alumnado en barracones como en el IES Humanejos. La falta de centros y aulas en Alcalá de Henares, Parla, Getafe, Rivas, Paracuellos, Aravaca, Montecarmelo o Colmenar son el ejemplo de que no hay previsión ni inversión en la Educación Pública madrileña.

Sigue siendo una Comunidad con uno de los más altos porcentajes de alumnado por aula en enseñanzas no universitarias y especialmente en Educación Infantil, etapa crucial en el desarrollo. La falta de plazas públicas en Ciclos Formativos es un atentado contra el derecho a una Educación Pública porque obliga a los alumnos a ir a la concertada o a quedarse sin la formación elegida, como ocurre en Parla con la falta de plazas en Automoción o en el Ciclo de Auxiliar de Enfermería. La falta de plazas TEA obliga al alumnado de secundaria a acudir a centros especiales aunque las familias no lo deseen porque en Madrid hay insuficientes aulas TEA.

Igualmente, las horas lectivas del profesorado, superiores a la media española, impiden que l@s docentes puedan preparar sus clases adecuadamente y la vuelta a las 18 horas lectivas anteriores a la crisis parece un espejismo. Además, se contrata a muchos menos profesionales dedicados a la atención a la diversidad, aunque haya previsiones de aumento de los Equipos de Orientación y se incumplen los acuerdos con los sindicatos sobre los Equipos de Orientación Psicopedagógicos y que establece la ley, dejando al alumnado más vulnerable y a los ACNEAE sin los apoyos que necesitan por falta de PTSC, PT y AL. Además se siguen obstaculizando las plazas del profesorado que se acoge al porcentaje reservado en caso de alguna discapacidad.

También, desgraciadamente, la formación universitaria es precisamente la más cara del conjunto del Estado.

Con este panorama y pese a las ayudas del gobierno central y las ayudas europeas, el fin de los “refuerzos covid” (cierre de los 4.987 grupos extra) y el aumento de las ratios por aula coloca de nuevo la Educación Pública madrileña en la peor situación posible, vulnerando el derecho a una educación de calidad en la que se pueda atender de forma individualizada la diversidad del alumnado y su inclusión en todas las etapas educativas con unos servicios públicos de Orientación adecuados. Ni qué decir que se atenta contra la tan cacareada “libertad de elección” precisamente cuando se trata de elegir una plaza pública que la Comunidad no ofrece porque o se ha cerrado o no se ha creado.

Durante el curso 2020-2021 en aquellas etapas educativas en las que se ha bajado la ratio del alumnado por clase y la enseñanza ha sido completamente presencial, se ha experimentado una mejora en la calidad educativa, en la convivencia y en la atención individualizada. Así lo han comprobado familias, profesorado y alumn@s.

Es necesario que sigamos disminuyendo y mejorando las ratios, eliminando la semipresencialidad, si queremos que la educación cumpla con el papel que la Constitución otorga a la formación de todas y cada una de las personas que conforman la sociedad en la que convivimos en su diversidad.

Si tenemos en cuenta las etapas de Educación Infantil o Primaria, vemos la importancia de afianzar en esas edades la educación contando con el mayor número de recursos para abordar la integración y el aprendizaje atendiendo todas las dificultades y, por supuesto, continuarlo en etapas tan cruciales como la ESO o la FP y el Bachillerato.

Además, el curso 2021-2022 comienza sin haber superado la presente pandemia, por lo que no se puede entender cómo ni siquiera se mantienen, cuanto menos, las ratios establecidas en el curso anterior como medida de seguridad. Para una vuelta segura y sobre todo para una recuperación y mejora de la calidad educativa muy afectada por la pandemia, tanto el Gobierno estatal como el de la Comunidad de Madrid deben comprometerse con este objetivo.

La falta de inversión en la Educación Pública coloca al alumnado madrileño en una situación de vulnerabilidad y desigualdad injustificadas teniendo en cuenta las posibilidades de la Comunidad de Madrid y los aportes incrementados por Europa.

Si bien es cierto que Isabel Díaz Ayuso prometió que iba a bajar las ratios, su propuesta nos parece muy engañosa y completamente insuficiente. Se supone que su plan comienza en 2022-23 con el primer curso de Educación Infantil segundo ciclo (3 años) en el que habrá 20

niñ@s por clase y progresivamente y, a partir de este curso, se irá generalizando a todos los cursos. Esto supone que no afectará a todas las etapas educativas hasta dentro de 14 años. Además, sin más inversión y sin un aumento de líneas provocará un recorte de las plazas públicas. Si en el curso pasado hubo una bajada de ratios ¿por qué no seguir así en 2021-22?

Por otro lado, comenzamos el curso con el anuncio de que el gobierno de la derecha y de la ultraderecha madrileña va a aprobar la Ley Maestra de Educación. Esta ley tiene como objetivo anular algunos de los aspectos progresistas y a favor de la escuela pública que incorpora la nueva ley estatal de educación, la LOMLOE, blindando y favoreciendo a los centros educativos privado-concertados, infravalorando y estrangulando aún más a los centros públicos. Las familias se merecen una verdadera libertad de elección, en la que se pueda optar, si se quiere, por una Educación Pública inclusiva y de calidad.

Por todo lo expuesto, desde Asamblea Marea Verde, exigimos tanto al gobierno estatal como al madrileño que aumenten la inversión en educación pública, llegando al 7% del PIB de financiación, y usen los fondos europeos adecuadamente. No se pueden seguir cerrando líneas en centros públicos, de hecho necesitamos con urgencia nuevas construcciones en una sola fase en los barrios nuevos.

Asimismo, es una emergencia mantener las ratios bajas para este curso 2021-22, eliminando la semipresencialidad y establecerlas de forma permanente. Desde AMV consideramos que lo óptimo es llegar a 15 alumn@s por clase en todas las etapas educativas y un menor número aún en Infantil. Además, se debe volver a las 18 horas lectivas del profesorado y aumentar los perfiles profesionales necesarios para asegurar una atención a la diversidad adecuada. Y finalmente, nos oponemos firmemente a la Ley maestra de Educación, que vulnera los derechos de los niños y niñas a un sistema educativo inclusivo y equitativo.

Llamamos a la unidad y la movilización de toda la comunidad educativa y de tod@s l@s que defendemos la Educación Pública. Por un curso 2021-2022 seguro y que garantice la calidad y la inclusión educativa para todo el alumnado.

Una sociedad bien formada y educada es una sociedad de futuro y cohesionada, de tod@s para tod@s.

4 de septiembre de 2021
Asamblea Marea Verde Madrid

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