viernes, 13 de octubre de 2017

Los rectores piden un cambio en la política de becas: el sistema actual ha bajado un 13% la partida total y la cuantía de cada una, un 23% (Daniel Sánchez para EL DIARIO DE LA EDUCACIÓN)

Reproducimos el artículo escrito por Daniel Sánchez Caballero para ELDIARIODELAEDUCACION.COM



Además, la CRUE denuncia que la universidad española es una de las más caras de Europa pese a estar entre las que menos ayudas ofrece.



Rapapolvo (severo) de los rectores de universidades españolas al Gobierno. La CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españoles) exige al Gobierno que cambie su política de becas. Y no es la primera vez.

Desde que el Ejecutivo modificó el sistema anterior para imponer uno de nueva creación, todos los indicadores sobre ayudas se han venido abajo, argumentan los rectores. La partida total destinada a ayudas ha bajado un 13% respecto al PIB, el montante total de fondos destinados a becas lo ha hecho un 11% (de 943 millones a 838 millones) y la dotación per cápita de las ayudas -excluyendo el pago de las tasas, esto es, la cifra que finalmente llega al destinatario de la beca- lo ha hecho un 23,48% al pasar de 2.331 euros anuales a 1.748 euros por estudiante y año.

“El excluyente sistema de becas está entre los más débiles e insuficientes de Europa”, afirmó Segundo Píriz, presidente de la CRUE, durante la presentación del informe anual La Universidad Española en Cifras. “La inversión en becas está entre un tercio y la mitad de la media de la OCDE”, argumentó.

Por “excluyente”, Píriz se refiere a los requisitos académicos que el Gobierno incluyó en el sistema de becas para poder mantener las ayudas. El Ejecutivo fijó en un 6,5 de nota media la calificación mínima necesaria para que un estudiante mantenga la ayuda y no tenga que devolverla (se han registrado numerosos casos en los que Educación ha solicitado a estudiantes que le reembolse el dinero), y un 5,5 para que se le pague la matrícula, cifras ambas que a los rectores aún les parecen excesivas. “Si un 5 es suficiente para aprobar”, razona Píriz, “debería serlo para tener una beca”. Hasta 70.000 alumnos se han visto afectados por esta política, según la CRUE. “Se está produciendo una merma en el principio de igualdad oportunidades”, alerta el informe de la CRUE.

La CRUE ha anunciado que el Gobierno se ha mostrado favorable a negociar un cambio en las reglas de juego, aspecto sobre el que Jorge Sáinz, secretario de Estado de Universidades presente en el acto de presentación del informe, no articuló palabra.

La de las becas ha sido una de las principales batallas entre la comunidad universitaria y el Gobierno durante los años de mandato del PP, desde que el Ejecutivo decidió cambiar el sistema. El Ministerio ha defendido siempre que las partidas presupuestadas son las más altas de la historia, hecho que es cierto a priori porque antes se consignaba una partida insuficiente para todas las becas que se concedían. Sin embargo, como las becas son un derecho y han de darse a todo aquel que cumpla los requisitos, con el sistema anterior la partida final destinada era superior a la actual, aunque no estuviera presupuestada en inicio.




Esta circunstancia -la caída en la cuantía y extensión de las becas- se junta con otra que provoca que estudiar un grado en España -o un Máster, con más razón- se esté volviendo más complicado por momentos. La universidad española es la quinta más cara de Europa, solo por detrás de Irlanda, Reino Unido, Holanda e Italia. Esto no sería achacable directamente al Gobierno central, toda vez que el precio de la tasa universitaria lo fijan los Ejecutivos regionales -motivo por el que son tan dispares en toda España-, pero Madrid si dio hace unos años, al inicio de la crisis, permiso a las comunidades autónomas para subir el coste de las matrículas, idea que algunas regiones abrazaron con entusiasmo durante los años duros de la crisis, aunque en los últimos dos cursos estas políticas se han relajado un poco y los precios están empezando a caer de nuevo.

Las tasas llegaron a subir hasta el 100% en algunas regiones, de manera que en España, el importe anual de una matrícula de grado asciende a 1.110 euros de media, según la CRUE. El país más caro, Irlanda, casi triplica este precio: 3.000 euros por curso. Sin embargo, solo hay ocho países y medio en Europa donde estudiar en la universidad cuesta dinero (los citados cinco más caros, España, la parte francesa de Bélgica, Portugal y Grecia. El medio es Francia, donde el precio es bastante reducido: 184 euros por curso universitario. En el resto, acudir a la universidad es gratis.

Es precisamente en los máster donde la universidad tiene un reto, admiten los rectores. En España, solo el 9% de los estudiantes continúa ascendiendo peldaños por la escalera universitaria hacia el segundo nivel, los posgrados, cifra que no llega a la mitad respecto a la media de la OCDE (23%) o de la UE22 (21%). “Necesitamos multiplicar al menos por dos los alumnos de máster”, ha sostenido Píriz.

Otro de los problemas que afronta la universidad pública, admiten los rectores, es el trasvase de estudiantes que viene sufriendo en los últimos años hacia la privada. Mientras los centros estatales vienen perdiendo alumnos en los últimos años, los de titularidad privada los están ganado. Así, los centros públicos han perdido un 7,24% de sus estudiantes desde el curso 2008-2009, mientras la privada ha ganado un 21% en el mismo periodo.

Los rectores achacan esta circunstancia, en parte, a la subida de precios públicos, que ha provocado que ya no exista tanta diferencia (de coste) entre estudiar en unos o en otros, según han lamentado durante la presentación del informe.

Por último, los rectores han valorado que, después de varios años de caída en sus ingresos, las universidades viven algo parecido a un punto de inflexión en cuanto a los presupuestos. La caída de los fondos se ha detenido y los centros públicos empiezan a tener más recursos, aunque aún siguen lejos de las cifras pre-crisis con una pérdida de presupuestos que roza el 17%. La financiación, afirma la CRUE, sigue por debajo de los valores que tenía en 2002, por lo que se han perdido 13 años por las decisiones tomadas durante la crisis.

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