El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault ha anunciado hoy una gran reforma fiscal, que incluirá subidas de impuestos a las grandes empresas, bancos y petroleras, como parte de las medidas destinadas a controlar el déficit del país. Además, destaca el plan para que la banca tenga que separar sus operaciones de mayor riesgo.
Ayrault ha realizado este anuncio durante su primera comparecencia en la cámara baja francesa desde que accedió al poder, y en el que desarrolló algunos detalles del plan de Hollande para sus próximos cinco años en el poder y en el que ha anunciado varias medidas prometidas en su campaña electoral.
En este sentido, Ayrault ha anunciado no aplicará la subida del IVA planeada por el presidente anterior, Nicolas Sarkozy y ha asegurado que se van a revisar las bonificaciones fiscales sobre patrimonio y herencias, y los impuestos sobre el capital se igualarán con respecto a los del trabajo.
También ha anunciado que los ingresos superiores al millón de euros tendrán un gravamen del 75%, mientras también en línea con lo prometido, los ingresos superiores a los 150.000 euros anuales tendrán un tipo del 45%. El nuevo primer ministro, a pesar de las subidas de impuestos, ha asegurado que "no soy un enemigo del dinero".
Además, Ayrault confirmó los planes para contratar más maestros y policías, crear 150.000 empleos asistidos por el Estado y fomentar una industria más competitiva. Para ayudar a la innovación industrial, un banco público de inversión sería creado antes de que termine este año, dijo, y el Gobierno también anunciará próximamente planes para enfrentar los problemas del sector automovilístico.
Sobre la reforma financiera, aunque no ha dado detalles, ha explicado que el Gobierno forzará a la banca a dividir sus operaciones minoristas y las "especulativas", así como introducir un impuesto a las transacciones financieras. Esta medidas, cuando se concrete, afectará a los grandes gigantes bancarios franceses como BNP Paribas y Société Générale.
"Las finanzas tienen que estar ahí para servir a la economía real", dijo Ayrault. "Es por ello por lo que separaremos bancos que son útiles para la inversión y el empleo de sus actividades especulativas".
Por otro lado, el primer ministro ha reiterado también que Francia va a reducir el déficit hasta el 4,5% del PIB este año, y que planea equilibrar sus cuentas en 2017, aunque rebajó las previsiones sobre la economía francesa, señalando que el PIB crecería un 0,3% este año en lugar del 0,7% incluido en el presupuesto, y un 1,2% en 2013 en lugar de la previsión anterior de un 1,75%, confirmando los datos adelantados ayer por el Insee, el servicio estadístico francés.
Ayrault ha asegurado que la deuda francesa hace que el país sea dependiente de las agencias de rating, y que por ello la reducirá. Además, ha explicado que el pago de la deuda supone el mayor gasto del país: 50.000 millones al año.
En materia energética, también confirmó que la parte de la energía nuclear en la producción de electricidad se reducirá desde el 75% actual hasta el 50% de aquí a 2025 y que desarrollará una "economía verde". Además, lanzará un "programa masivo de ahorro de energía y un plan ambicioso de desarrollo de las energías renovables".
"El gas y la electricidad, como el agua, son bienes comunes y no pueden dejarse a la ley del mercado", dijo el primer ministro, quien añadió: "pondremos en marcha un tarificación progresiva, con un doble objetivo, social y ecológico".
El primer ministro declaró en su programa de intenciones de Gobierno -que explicó ante los diputados antes de someterse a un voto de confianza- que la "transición ecológica y energética" que pretende aplicar será "creadora de empleos nuevos".
Ayrault abogó por la protección del planeta y para contribuir a ello dijo que el Gobierno pretende poner las bases de una "economía verde", que dijo que estará basada en la "innovación tecnológica", del que dijo que será uno del los elementos de la recuperación económica del país.
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