Estamos en el punto álgido
de una anunciada “primavera caliente”. Las agresiones contra la escuela pública
se han venido sumando en esta crisis económica, hasta totalizar 8.000 millones
de euros recortados por el Gobierno central y los autonómicos. Es un grave
atentado a la calidad y a la equidad educativa, así como un sustancial
empeoramiento de las condiciones laborales, junto a la pérdida de decenas de
miles de empleos. Tras la necesidad de la austeridad se esconde una intolerable
estrategia de desmantelamiento del modelo social que nos hace retroceder
décadas, hipotecando el futuro del país.
En consecuencia, la comunidad educativa sigue en lucha en defensa de la enseñanza pública, y mañana jueves, 10 de mayo, tenemos una cita muy importante en más de 70 ciudades. Son movilizaciones apoyadas por la Plataforma Estatal por la Educación Pública (CEAPA, Sindicato de Estudiantes, FECCOO, FETE-UGT, STES-i CGT y Movimiento de Renovación Pedagógica). Esta Plataforma también ha visto necesaria una huelga general de la educación pública, que incluye a la universidad, para el próximo 22 de mayo. Se trata de una gran movilización, sin precedentes, pero absolutamente necesaria.
Si el final de curso se presenta agitado, muchos nos tememos que la conflictividad marque el comienzo del próximo si no se subsana el disparate de la política de recortes y si persisten las mentiras, manipulaciones y amenazas de un ministro que no cree en la igualdad de oportunidades ni en la dimensión social de la cartera que gestiona. Al contrario, Wert es el adalid de esta salvaje y calculada reconversión educativa. Su gestión es absolutamente reprobable y está teniendo una merecida, inmediata y contundente respuesta social.
Editorial de Actualidad educativa y sindical (CCOO Enseñanza nº 138, 9-5-12)
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