domingo, 13 de diciembre de 2020

Las vacunaciones (Manuel Menor)

Las vacunaciones traen un rayo de esperanza

En un panorama en que abundan los motivos desesperanzadores, merece la pena saber que existe una solución estable a la pandemia. 

El largo período recorrido desde marzo ha dado pie a todo tipo de posturas, rasgos y maneras de actuar, con gamas tan diversas como las que tienen cabida en un buen diccionario de anomalías de una vida corriente distorsionada y atrofiada. Que la Ciencia farmacéutica parezca en esta coyuntura haber adquirido prestigio y, además, valor en los futuros bursátiles –que algunos agentes  propagan para captar clientela inversora-, obliga a repensar, en paralelo, algunos indicadores de la situación en que andamos. 

La información de PISA 

Teóricamente, la Educación es el sector más próximo al científico; el Ministerio homónimo llevó desde los años sesenta  el doble determinativo: Educación y Ciencia. Hoy, Educación es algo distinto en el organigrama político, mientras el otro ámbito ha pasado en las últimas legislaturas a ser dependiente de la cartera de Universidades, o de Ciencia e Innovación. No obstante, sigue siendo imprescindible una buena base educadora de los ámbitos estrictamente escolares para que esa cúspide del sistema educativo –y científico- tenga consistencia y sentido. 

De poco vale la entonación de ditirambos a ocasionales proyectos, si el común de los españoles se queda en otro mundo galáctico porque el circuito en que le ha sido posible estudiar algo, empezando en Infantil –que marca distancias para la Primaria-, y continuando en los tramos de la obligatoriedad hasta los 16 años o en los de cualquiera de las vertientes profesionalizadoras, solo puede percibir que es corto, escaso de recursos, que su organización es obsoleta y que, en definitiva, el promedio de doce años invertidos para transitarlo no ha merecido la pena. 

Sin ser partidario de que el pretexto de los informes de la OCDE siempre propicie que los gobiernos de turno –y los opinadores- nos entretengamos, una vez más, en repetir tópicos más o menos agudos, casi siempre inclinados a defender posiciones prejuiciadas, los datos actualizados del 25.09.2020 muestran que, en el rendimiento del alumnado al final de la Primaria, en las áreas de Matemáticas y Ciencias, hay disfunciones, en que parece tener que ver en grado relevante –según consejo de la propia organización que hace estas evaluaciones estandarizadas- la preparación del profesorado en dichas áreas, al tiempo que no sobresale la capacidad de razonamiento que muestran los encuestados. 

Cosa de la LOMCE? 

Lo que en líneas generales dibuja este informe  es el nivel alcanzado con una ley orgánica que ha tenido muchos detractores. Tendría interés por cuanto que la LOMCE abogaba por tener las claves de la “calidad educativa”, y fue defendida por sus promotores amparándose en un torticero uso de los datos de otras evaluaciones de la OCDE después de haber relegado un pacto educativo que estaba prácticamente concluido y que, a todas luces, hubiera sido más rentable; pero once años más tarde de que se empeñaron que no fuera adelante –porque tenían todas las bazas para tener mayoría en las inmediatas elecciones-, lo mejor que se puede hacer con todo ese historial acumulado es no olvidar sus sinrazones. 

Con ese fondo de memoria, no se debiera perder de vista que se trata de una foto fija, puntual y genérica, del nivel de destrezas para aplicar  conocimientos que tienen los alumnos de 15 años, adquirido no solo en la escuela o colegio, sino también en sus otras circunstancias ambientales y domésticas en que están inmersos desde antes de nacer. En los medios suele destacarse, casi solamente, el listado comparativo resultante con los países que están en cabeza, que, en este caso, en ambos tipos de competencias son: Japón Corea, del Sur, Estonia o Finlandia, mientras nuestros alumnos, en los datos actualizados del 25 de septiembre de 2009, no llegan a la media de los otro 38 países (La media es de 489 puntos y España ronda entre 481 en Mat. y 483 en Ciencias). 

Tiene interés advertir que el problema principal que muestra este Informe es que la proporción de alumnos o alumnas que están en el nivel más alto es mínima, lo que hace que el promedio estadístico baje. Debiera inducir a pensar que las cuestiones a que apunta estarían inscritas en el sistema que tenemos de enseñanza, y a mirar bien qué y cómo se enseña, además de observar si reafirma y reproduce –pero apenas corrige-  problemas previos a la entrada de cada alumno o alumna en el círculo escolar, los que configuran el capital cultural de que es portador desde antes de pisar un aula. 

¿Desesperanza?

El informe dice reiterar “una posición estable”, aunque ligeramente más baja que otras veces, de la educación española; es decir, que indica viejos problemas de equidad e inequidad que el sistema educativo existente debiera resolver y que -a la luz de su historia anterior- parece reacio a enfrentar. Todas las preguntas principales para corregirlo debieran dirigirse, pues, hacia lo que debiera suprimirse, qué debiera modificarse y qué debiera innovarse; sería más efectivo que poner tanta pasión en nuevas leyes educativas, más empeñadas en sostener alternancias partidarias en el BOE, que en enmendar con paciencia y constancia lo que debe enmendarse. 

El primer informe PISA fue en 2002; pero el primer informe de la OCDE sobre la educación española -de carácter estratégico, sobre la política americana en el Mediterráneo-, es previo a que, en 1969, se editara el Libro blanco que anunciaba la Ley General de Educación en 1970. Tal vez no haya llovido bastante para que muchos de los problemas que allí aparecían fueran erradicados; lo cierto es que, dentro de las diferencias lógicas, hay capítulos en que la inequidad sigue viva y  que, pese a la CE78, siguen vivos después de 42 años. No todo se debe a la Educación; pero con un equilibrio más justo que el que estamos mostrando en su gestión –igual que en cuanto atañe a la Sanidad y a la Dependencia- no habría tanto personal empeñado en que nos metamos el dedo en el ojo unos a otros. ¡Atentos! 

Manuel Menor Currás

Madrid, 09.12.2020.

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