sábado, 16 de agosto de 2014

¿Educas personas o formas alumnos? (Beatriz Montesinos)

Artículo publicado en ined21.com:

En el congreso Encuentro Internacional EPEDIG de Educación Personalizada: Educar Personas en la Era Digital, al que he asistido, y del que he sacado valiosas conclusiones, a partir de compartir conocimientos que ya tenía y de adquirir otros nuevos gracias a las interesantes aportaciones hechas acerca de la EDUCACIÓN PERSONALIZADA.

Para los que no conocéis el término:

“La educación personalizada responde al intento de estimular a un sujeto para que vaya perfeccionando su capacidad de dirigir su propia vida o, dicho de otro modo, desarrollar su capacidad de hacer efectiva la libertad personal, participando con sus características peculiares en la vida comunitaria”. Cfr. García Hoz, V. (1967): Educación personalizada (La educación al servicio de la libertad). Madrid, Fundación Valdecilla, p. 4.

Según el profesor José Luis García Garrido (Catedrático Emérito en Educación de la UNED), este término se ha banalizado mucho en los últimos tiempos en el ámbito educativo, ya que en muchas instituciones educativas se ofrece el término aprendizaje personalizado como una “adaptación a los gustos del alumno”, como las empresas que se adaptan a las preferencias de sus clientes. Pero eso no es personalizar la educación.

Personalizar la educación, citando a Garrido, es un ideal, una utopía, pero como todas las utopías es necesaria.

Para entender el concepto de educación personalizada, debemos entender primero el concepto de PERSONA, y este concepto debe recoger todos sus aspectos inherentes: individualidad, sociabilidad, libertad y trascendencia.

Cualquier aproximación al concepto que no incluya todos ellos no puede considerarse educación personalizada, y así expone el profesor Garrido su idea acerca de LO  QUE NO ES EDUCACIÓN PERSONALIZADA:

No es educación personalizada aquella que se centra en el determinismo biológico, en la dotación genética como efecto de la evolución natural.

No es educación personalizada la que se centra en la individualidad, ya que “individualizado” no es lo mismo que “personalizado”.

Tampoco lo es la concepción que pretende la igualdad social, ya que la educación personalizada exige una educación diferenciada.

Y por último, tampoco lo es la idea de una educación basada en el relativismo moral e intelectual, ya que el objetivo de nuestra naturaleza racional es la búsqueda de la verdad.

La educación personalizada no es una teoría. Es una concepción práctica de la docencia, abierta a distintos métodos, teorías, sistemas, procedimientos, etc…Es decir, que el mismo objetivo puede lograrse a través de formas muy diferentes, lo que le da un carácter flexible y fácil de adaptar a cualquier centro educativo.

Eso sí, si el objetivo final es que el alumno sea capaz de dirigir su propia vida, ejerciendo la libertad y participando y aportando a la sociedad que le rodea, el aprendizaje que debe llevar a cabo el alumno debe ser activo, y el papel del profesor ya no es transmisor, sino constructor del andamiaje en el que se asentará la persona, que continuará desarrollándose activamente el resto de su vida.

Por tanto, todo profesor que quiera educar desde este concepto debe hacerse sólo una pregunta: ¿es ese el papel que desempeño como profesor?

Algunos indicios que te dirán si inclinas la balanza hacia el lado de la educación personalizada son:
1. Piensas en tus alumnos como personas en un sentido global, con sus fortalezas y áreas de mejora; con sus propios intereses y capacidades; con sus sentimientos e historias vitales.

2. Planificas tus clases pensando no sólo en cómo enseñas, sino en cómo aprenden tus alumnos.

3. Utilizas recursos variados, interesantes, motivadores, con los que intentas despertar la curiosidad y mantener al alumno lo más activo posible.

4. Fomentas la auto-regulación y la auto-evaluación por parte de tus alumnos, de modo que sean conscientes acerca de su propio aprendizaje.

5. Centras la evaluación de tus alumnos en la persona, no en los contenidos. Utilizas la evaluación no sólo para medir un resultado sino para mejorar un proceso de aprendizaje continuo.

6. Miras a tu alrededor, atiendes a la realidad que existe fuera del aula y te atreves a incorporar prácticas educativas diferentes o innovadoras, con el fin de preparar a los alumnos para desenvolverse en la sociedad que les ha tocado vivir.

7. Incluyes nuevos lenguajes para comunicarte con tus alumnos, trabajando códigos y símbolos comunicativos que les ayudarán a dar un significado más profundo a la realidad que les rodea.

8. No dejas de lado la parte emocional, ya que ésta influye directamente en el desarrollo vital de las personas. Un alumno emocionalmente inteligente es un alumno con mayor garantía de tener éxito en la vida.

9. Atiendes a las diferentes “inteligencias” y su evolución, ya que la inteligencia no es única, global ni estática. Consideras, por tanto, que la enseñanza uniforme y homogénea limita las posibilidades de desarrollo  del potencial de cada alumno.

10. Utilizas la tecnología, pero con un fin: apoyar la construcción social e individual del conocimiento, y desarrollar competencias como la autonomía y la reflexión crítica.

Si llevas a cabo algunas o todas estas propuestas de trabajo en el aula puedes considerarte un profesor que educa a sus alumnos como personas. Ahora, eso sí, recuerda que…

…la educación personalizada siempre será una utopía que no debemos dejar de perseguir…

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