martes, 23 de diciembre de 2014

IN MEMORIAM JAVIER SORIA, un amigo, un hermano (Agustín Moreno)

Ha muerto Javier Soria y estamos todos consternados y nos cuesta asumir el hecho No importa que supiéramos de su grave enfermedad, del inevitable desenlace: la muerte siempre sorprende y golpea. Nos deja rabiosos y desolados. Con mucha rabia porque los dioses se llevan primero a los mejores, y a los más necesarios. Solo los buenos son capaces de reunir a tantas y tan diversas personas en el momento de su despedida. Su familia, sus alumnos y alumnas, sus amigas y amigos de tantos sitios (del barrio, del instituto, de la universidad…), sus compañeros de luchas y de esperanzas.

Compartí con él ocho años en el mismo centro y doy fe de que Javier era un profesor extraordinario.No hay más que leer las cosas que escriben sus alumnos del IES Salvador Allende en el cuaderno que le han escrito. De sólida formación intelectual, gran lector y riguroso en los contenidos científicos, era sobre todo muy rompedor en los métodos: iconoclasta, atrevido, innovador, siempre pensando en cómo motivar y encontrar la forma de que sus alumnos se interesasen por la historia, la geografía, el mundo, la política, la vida.

Creía mucho en los chavales, en su participación y protagonismo directo, consciente de que solo así aprenderían a pensar por sí mismos y las clases se convertirían en una escuela de democracia.Participando en los proyectos de innovación pedagógica como el Turkana. Mejorando en la escuelay reivindicando en la calle, como tiene que ser.
Tenía muy claro que había que cambiar la escuela para mejorar la sociedad. Y para ello había que defenderla y participó todo lo que pudo en la Marea Verde y fue quizá el primero que llamó con este nombre al movimiento en defensa de la escuela pública. Porque tenía muy claro que un país que destruye su Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, las Artes o las Culturas, está ya gobernado por aquellos que solo tienen algo que perder con la difusión del saber. Y es evidente que cuando no hay educación, cuando el saber no se socializa, no hay manera de romper el círculo vicioso de la sumisión.
Javier tenía una humanidad que le llevaba a empatizar con los demás y a comprometerse en tantas buenas causas. Era un activista que participaba en la lucha en defensa de la escuela pública, del profesorado interino -recuerdo las huelgas y cortes de la calle Alcalá en 2004-, con el 15-M, con la Tuerka en sus orígenes, con el movimiento zapatista… Siempre con la ilusión del cambio político y progresista en España. Implicado en los movimientos sociales y siempre partidario de la participación horizontal y asamblearia,  sensato y asertivo en la defensa de sus ideas. Su compromiso y sus aportaciones e ideas se pueden visitar en sus blogs Impensando: http://impensando.wordpress.com/ y Estación claridad vamos llegando: https://javiersoriaj.wordpress.com/estacion-claridad-vamos-llegando/ donde afirmaba su lema de que “Sólo hay dos sueños que merecen la pena, los posibles y los imposibles”.

Pero sobre todo, Javier era una inmensa persona. Recordaremos su amabilidad y su interés por los demás. Pocas personas he conocido tan leales con sus amigos como él. Y si las personas se ponen a prueba en las situaciones difíciles: qué grande y qué digno ante la enfermedad, qué generoso con todos, qué incansable en su lucha para vencerla. Y qué valiente ante la maldita muerte. Antes decía que no deja desolados, porque su ausencia es un agujero sin bordes que va a costar trabajo llenar. Pero hay que conjurarse para hacerlo.Para demostrarle a la muerte que no ha vencido, porque siempre permanecerá en nuestra memoriapor su bonhomía, por su integridad moral, por tantas y tantas cosas.Y porque, como dice un proverbio africano: “las huellas de las personas que caminaron juntas, nunca se borran”.




En la foto de una manifestación de la Marea Verde de octubre de 2011, asomando la cabeza con su barba y su coleta negra y agachándose para disimular su gran humanidad, por detrás de la barrera de camisetas verdes

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