Un mantra se repite: “Hay luz al final del túnel”. Otro le sigue: “Llegan los brotes verdes”. Y uno más: “Lo peor ya pasó”. Pero, el tan cacareado final de la crisis nunca llega. Cuando lo haga, si los planes de quienes recortan a diestro y siniestro se cumplen, implicará más precariedad laboral, exiguos servicios públicos, menos derechos democráticos, nulas ayudas sociales.
Tal vez sí haya luz al final del túnel pero, como bien dice el filósofo Slavoj Žižek, es más bien la de un tren que viene a toda velocidad a estrellarse contra nosotros. Un tren que arrasa con derechos que había costado décadas de conseguir, con vidas truncadas por el paro, los desahucios, el hambre, la pobreza, con sueños de futuro. Un tren que avanza veloz y sin retrasos.
Sin embargo, hay quien construye un muro de contención, hecho del nosotros, del apoyo mutuo, de la indignación y la desobediencia. En 2012, las cifras de la protesta batieron todos los récords: más de 36.000 manifestaciones y concentraciones, unas 98 al día. En 2008, el año en que, formalmente, estalló la crisis: 16.118. En palabras de la flamante alcaldesa de Madrid, Ana Botella, una cifra “ingente”. Ingente como las medidas que su partido aplica para salir de la crisis.
Tanta queja pone nerviosos a quienes están acostumbrados a mandar con total impunidad. Aquellos que una vez en el Gobierno se olvidan de la mayoría, a la que, por cierto, apelan una vez cada cuatro años con eslóganes publicitarios. Ahora, ¡qué es eso de protestar! ¿Ir a la huelga? “Hay que garantizar la libertad y la seguridad de todos los ciudadanos”, según el presidente Mariano Rajoy, justificando una injustificable Ley de Seguridad Ciudadana. Eso digo yo. Nuestra libertad y nuestra seguridad. Libres de ladrones, corruptos y banqueros. Seguros frente a políticos que nos increpan y criminalizan, jueces que nos imputan y condenan y fuerzas policiales que nos golpean, lesionan y detienen. ¡Esa es la libertad y la seguridad a la que algunos apelamos!
Este sábado, una nueva protesta se suma a la espiral de enojo y malestar. Miles de personas en la calle en Madrid y en muchas otras ciudades del Estado. Se cumplen dos años del Gobierno del Partido Popular, un régimen, como decían la redes sociales, de #PPuraDictadura. El PSOE, pero, no se queda corto. No olvidemos el “tijeretazo” de mayo del 2010, que inauguró la sangría de recortes.
Toca salir a la calle, una vez más. En defensa de la ciencia, de la cultura, de la sanidad, de las pensiones, de la educación, del empleo, de la vivienda, de la igualdad. En definitiva, en defensa de lo público, de las personas y, no olvidemos, también, del planeta.
Sin luz al final del túnel… o sí. Dependerá de nosotros. O morir aplastados por un tren o hacer que en vez de luces salten chispas.
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