El día 28, con toda probabilidad, la LOMCE será aprobada en el Parlamento y tendremos una ley más en nuestra historia. El sistema educativo necesita de una legislación estable que permita al profesorado desarrollar proyectos encaminados a potenciar la formación integral del alumnado y procurar la mejora del rendimiento escolar. Sin embargo, la LOMCE no puede garantizar dicha estabilidad porque es una ley partidista solo apoyada por el PP. Parece contradictoria que se apruebe una ley y ya se esté pensando en derogarla.
Esta situación se produce porque tenemos un ministro incapaz de generar consensos y que se deja aconsejar exclusivamente por la Conferencia Episcopal y por los sectores que le son cercanos ideológicamente. La política educativa del Gobierno está aislada socialmente, como lo demuestra el seguimiento mayoritario que tienen las movilizaciones convocadas por la comunidad educativa.
Con la aprobación de la LOMCE se abre la puerta al desarrollo de normativas legislativas que supondrán una merma en la igualdad de oportunidades y la mercantilización del hecho educativo. Los alumnos que más apoyos necesitan se verán desamparados (incluso excluidos), no solo en lo referente al pago de las matrículas o de los servicios educativos, sino igualmente en la manera en que los recortes afectarán en su proceso de aprendizaje.
También es el momento de proponer una alternativa a la LOMCE. En las elecciones que se convocarán dentro de dos años, cabe la posibilidad de que ningún partido consiga la mayoría absoluta, y por tanto la LOMCE se quede sin apoyo político mayoritario. De momento, existe el compromiso de los partidos políticos de la oposición de promover cuando sea posible su derogación. Si el Gobierno tuviera sentido de responsabilidad, no aplicaría la ley a la vista de la falta de consenso político y social.
Sin embargo, aunque los momentos son difíciles y la utópica idea de pacto educativo se aleja cada vez más, no podemos renunciar, por el futuro de la educación, a seguir trabajando por la calidad y la equidad partiendo de diagnósticos certeros al margen de la utilización demagógica de los informes internacionales. Pero también recogiendo las necesidades de los centros, del profesorado, de los equipos directivos.
Ahora es el momento para que los partidos políticos en la oposición y la comunidad educativa continuemos con la movilización y sigamos elaborando las bases ideológicas y los compromisos que serán los anclajes de la ley que deberá sustituir a la LOMCE.
Carlos López Cortiñas es secretario general de FETE-UGT
No hay comentarios:
Publicar un comentario