domingo, 22 de agosto de 2021

Ayuso llamará Hispanidad a un colegio que iba a homenajear por votación vecinal a una maestra represaliada (Sofía Pérez Mendoza)

Publicamos esta noticia de ELDIARIO.ES




El Gobierno regional elegido tras las elecciones del 4 de mayo impone el nombre tras comprometerse en la anterior legislatura a llamar Mercedes Vera al nuevo centro de Infantil y Primaria de Rivas tras un proceso participativo


El nuevo colegio se llamará Hispanidad. La comunidad educativa de Rivas, una localidad madrileña tradicionalmente gobernada por la izquierda y muy movilizado a favor de la educación pública, se encontró la letra pequeña en un Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid en pleno mes de agosto. El centro reclamado durante años por el vecindario ya tenía otro nombre antes. Una votación ciudadana celebrada en 2020 pidió denominarlo Mercedes Vera en homenaje a una maestra represaliada por el franquismo que enseñó durante dos décadas en el municipio. La decisión fue aceptada por la Comunidad de Madrid antes de las elecciones del 4 de mayo, según el Ayuntamiento, pero la llegada del Gobierno monocolor del PP tras la victoria aplastante de Ayuso ha cambiado los planes.


"Ha sido una sorpresa. Nos habían asegurado que respetarían la decisión de los vecinos y que llevarían al Consejo de Gobierno el nombre de Mercedes Vera. Eso nos aseguró verbalmente la viceconsejera Nadia Álvarez antes de los comicios. Había un compromiso, incluso nos preguntaron oficialmente cómo se iba a llamar ", comenta al otro lado del teléfono el concejal de Educación de Rivas, José Alfaro. En la Puerta del Sol, una portavoz de Educación confirma que la última palabra la tuvo, "como corresponde", el Consejo de Gobierno en su reunión del pasado 4 de agosto. "Se busca homenajear al conjunto de pueblos unidos por la lengua y la cultura hispánica", aseguran en la sede del Ejecutivo del PP, que viene de crear una nueva Oficina del Español liderada por Toni Cantó precisamente con estos objetivos.

La Comunidad de Madrid tiene potestad para nombrar como quiera a los centros educativos públicos de nueva creación. Al último anunciado, de Educación Especial, lo denominó Iker Casillas. En este caso, como recuerda también la Plataforma por la Emergencia Educativa en Rivas, había un "compromiso" por parte del Gobierno regional para respetar el proceso participativo abierto en el municipio para elegir una denominación que estuviera vinculada con el pueblo de alguna manera. "Nos sorprende que de repente hagan caso omiso, lo vemos como una imposición para demostrar quién tiene el bastón de mando. La población de Rivas es muy sensible a lo que tiene que ver con la educación pública", señala Javier Tabares, uno de los miembros de la plataforma.
Un colegio con alumnos pero sin clases

El colegio cuyo nombre está en discordia ya existe administrativamente y de hecho tiene alumnado matriculado para el curso que se inicia en septiembre, aunque hasta ahora no tenía nombre oficial. Es uno más de los centros fantasma que figuran en los procesos de admisión de la Comunidad de Madrid: se pueden elegir aunque no tengan ni un ladrillo puesto. En el listado era el número 16. Las familias que lo han escogido tendrán a sus hijos e hijas desplazados a otro colegio público del municipio temporalmente, el CEIP Dulce Chacón.

El Gobierno regional no concreta una fecha de apertura. Se limita a responder que "se construirá próximamente y tendrá 225 plazas". El plazo de ejecución de las obras es de 12 meses. También se sabe que se levantará por fases, es decir, entrará en funcionamiento solo con nueve aulas de Educación Infantil y después se completará ya con los niños y niñas dentro para la etapa de Primaria.

El Consejo Municipal de Educación del municipio, un órgano donde está representada la comunidad educativa local, abrió a los vecinos de Rivas la posibilidad de elegir el nombre. Participaron casi 700 personas. Se buscaban nombres de mujeres "para compensar todos los de hombres" que se habían puesto históricamente, según el Ayuntamiento. Mercedes Vera fue el más votado (23,85%), seguido de Margarita Salas (13,3%). La científica, bioquímica y discípula de Severo Ochoa, dará nombre a un nuevo instituto si la Comunidad de Madrid respeta esta vez el resultado de la consulta, que fue doble.

Vera, por su parte, fue una profesora que sufrió la depuración del régimen franquista. Fue apartada de la profesión y tuvo que trasladarse a Murcia donde enseñaba a leer y escribir a mujeres en situación similar a la suya para poder tener correspondencia con los familiares que estaban lejos. En 1950 volvió a ejercer la docencia en Madrid. Rivas supuso su regreso a la profesión. Enseñó hasta los 70 años. Después del municipio ripense, en 1972 continuó en un colegio de la capital. Se jubiló como decana en un centro del barrio madrileño de Santa Eugenia.

Rivas-Vaciamadrid es una ciudad situada al sureste de la región que ha visto crecer vertiginosamente su población en los últimos 40 años: de los 500 vecinos en 1980 a casi 91.000 de 2020. Pese al fuerte aumento de los empadronados, en la localidad no se ha terminado una infraestructura educativa desde 2008, lamenta la Plataforma. Hay centros públicos construidos a medias –como parte de la política de edificación por fases de la Consejería de Educación que en algún momento del pasado se comprometió a cambiar sin resultado– y ante la falta de plazas el Gobierno regional ofrece como opción colegios concertados para garantizar la cercanía a los domicilios.

“En la escuela rural no existe la concertada porque no es rentable” (entrevista de Gorka Castillo a Patricia Villa para CTXT.ES)

Reproducimos esta entrevista publicada en CTXT.ES a Patricia Villa, maestra rural en Castilla y León


Que el mundo es un lugar ancho lo sabe bien Patricia Villa (Madrid, 1972), maestra rural con el coche siempre en movimiento por esos campos y montañas de Castilla y León. Villaseca de Laciana, Boñar, Olleros de Sabero. Tierras que sienten de cerca la esencia castellana en trance de desaparición. Y sin embargo, esta profesora en educación física mantiene viva la esperanza. Y lo hace por una causa resistente a cualquier tempestad: el valor de sus gentes, de una cultura profunda y un saber enraizado en los viejos conocimientos de la vida. “En la escuela rural, pública, libre y participativa está el germen de la mejor enseñanza”, recita durante la entrevista hasta en tres ocasiones. “Aquí no hay colegios concertados porque no son rentables”, añade.

Durante más de una década, Villa trabajó en centros rurales agrupados de la zona de Ponferrada, aulas unitarias donde conviven niños y niñas de diferentes edades y la naturaleza idílica de los valles de Babia y Laciana. Para ella significaba despertarse a las seis y media de la mañana. A veces, con nieve en el camino. Cien kilómetros de viaje para llegar a Villaseca o a Olleros. Escuelas modélicas enredadas en bosques de la infancia que en algunos casos todavía desprenden los aromas de las viejas minas leonesas clausuradas. “Aprendes de los críos. Ellos te proponen visitar la fuente de no sé qué, o ir a la mina no sé cuál, ya cerrada. Y nos vamos todos juntos, niños, niñas, maestros y maestras. Y por el camino te van contando, mira aquí hay una historia…. Son cosas que han escuchado a los mayores y ellos repiten”, explica. Con sus clases noveladas, Villa revive lo mejor y lo peor de ser maestra en estas pequeñas aldeas. “La escuela rural está vinculada a la tierra. Es todo muy natural y muy agradecido. Todo pivota alrededor de ellas. Por eso, cuando se cierra un centro, el pueblo siente que se muere y la gente se indigna”, lamenta. La maestra también es partícipe de las incertidumbres.



¿Qué diferencias hay entre la escuela rural y la urbana?

En la escuela rural está el germen de la mejor enseñanza. Para empezar, la ratio de alumnos por aula es mucho más pequeña que en la ciudad y puedes atender sus necesidades como lo demandan porque los centros están mejor dotados de material que los urbanos. Y si hablamos de un colegio rural agrupado (CRA), donde hay clases unitarias, verás cómo unos niños aprenden de otros. Yo estuve en uno, en Olleros de Sabero, en la vieja cuenca minera leonesa donde hace 30 años vivía mucha gente pero hoy se ha despoblado por falta de alternativas laborales, pero también porque muchos padres piensan que la educación en las ciudades es mejor para el futuro de sus hijos. Yo no lo creo así. Soy profesora de educación deportiva y puede asegurarte que en el colegio de Boñar (León) contamos con un material para trabajar que en muchos centros de Madrid no lo tienen.


El aprendizaje práctico, la relación con el entorno, ¿es una enseñanza fundamental en la escuela rural?

Claro, claro. Son niños muy vivos, que salen del aula mucho, que conocen muchas plantas y animales porque conviven con ellos. Entienden la ganadería, a las gallinas y a los pájaros. A estos críos no tienes que enseñarles lo que es la comida saludable porque comen sus propias lechugas, lo que dan sus huertos, su leche, sus huevos. Aprenden lo que siempre hicieron sus abuelos. Dar clase en el mismo aula a chicos y chicas con distintas edades, y ver cómo aprenden unos de otros, se ayudan, cooperan, juegan juntos y hasta celebran fiestas preciosas es muy bonito.


Las actividades que se realizan no tienen nada que ver con las que hay en las ciudades, donde muchos padres apuntan a sus hijos para tener tiempo para ellos


La escuela es el lugar en torno al que gira la vida de muchos pueblos.

Es que la escuela rural está vinculada a la tierra. Es todo muy natural y muy agradecido. Es donde se organizan las fiestas y representaciones, muchas relacionadas con las cosechas y la naturaleza. A finales de octubre o principios de noviembre organizamos la fiesta de 'magosto', de la castaña. Los niños y niñas las meten en los tambores viejos de las lavadoras y allí las asan. Es todo un acontecimiento popular. En Boñar, tuvimos un proyecto que consistía en vincular las fiestas con el entorno. Las actividades que se realizan no tienen nada que ver con las que hay en las ciudades, donde muchos padres apuntan a sus hijos a actividades para tener tiempo para ellos. En realidad, son centros de socialización donde se apuntala el valor colectivo. Todo pivota alrededor de ellas. Por eso, cuando se cierra un centro, el pueblo siente que se muere y la gente se indigna.


¿Ha vivido algún cierre?

Uno. Y es tristísimo, aunque en Castilla y León intentan mantenerlos abiertos aun con solo cuatro o cinco alumnos.



¿Recuerda su primer día de trabajo?

Sí, claro. Fue estupendo. Y me sorprendí por la enorme cultura que tienen los chavales y por la rapidez con la que pillan las cosas. Tienen una sabiduría como de personas mayores. Se les nota que pasan muchas horas al día con los abuelos y con los vecinos. Saben cosas sobre las que muchos chicos de su edad que viven en la ciudad no tienen ni idea. En un pueblo todos cuidan de sus pequeños y les transmiten una cultura general muy sabia.


Vaya escuela de la vida para usted, ¿no?

Mucho. Como tienes mucha libertad para realizar actividades fuera del colegio, son ellos los que te hacen rutas y te descubren cosas muy bonitas. Son ellos los que proponen visitar la fuente de no sé qué, o ir a la mina no sé cuál, que ya está cerrada. Y nos vamos todos juntos, niños, niñas, maestros y maestras. Y por el camino te van contando, mira aquí hay una historia…. Son cosas que han escuchado a los mayores y ellos repiten. Aprendes mucho de ellos y eso es muy bonito.

¿Se ha arrepentido alguna vez de haber tomado la decisión de dejar la ciudad?

No, para nada. Nací en Madrid pero tengo ascendencia familiar de León y siempre tuve muy claro que quería volver a esta tierra. Y tuve opciones de trabajar en Madrid porque allí estoy muy bien posicionada en las listas, pero no vuelvo. Aquí estoy muy bien pese a que lo tengo más difícil para trabajar porque soy interina y en Castilla y León piden muchos requisitos que dan puntos para obtener una plaza.

¿No le importa desplazarse todos los días, como ha hecho durante años, a lugares como Villaseca de Laciana, a 100 kilómetros de su casa; o a Boñar, que está a 50 kilómetros?

No, porque soy feliz. Cuando estuve en esos pueblos me levantaba a las seis de la mañana, me montaba en mi Fiat Stylo y a la carretera. Me daba igual que nevara. Iba siempre a trabajar. Bueno, en realidad nos obligaban. En el aula unitaria de Villaseca no faltaba ni un crío. Llegaban con la nieve hasta la cintura. En Boñar era distinto porque venían en autobús desde varios pueblos de los alrededores y cuando nieva, muchos no pueden llegar al colegio y se quedan en casa. Pero los viajes no son tan duros como parece porque el paisaje es muy bonito. Pasas por los valles de Babia y Laciana y se te hace llevadero. Siempre me lo he tomado con filosofía.



¿Y qué desventajas encuentra un maestro rural respecto a lo que puede encontrar en un centro urbano?

A mí me cuesta encontrarlas. Quizá el transporte. No lo digo por el gasto económico sino por la carretera. Ten en cuenta que Castilla y León es muy grande y hay grandes extensiones que están despobladas. En invierno, nieva. La mayoría concursa para trabajar cerca de su casa y en esta comunidad autónoma piden muchos requisitos para obtener plaza. Llevo 12 años de interina y cada año tengo que esperar a ver a dónde me mandan. Imagina que me sale plaza en Palencia. Pues no podría ir cada día desde León sino que tendría que trasladarme a vivir allí. Por el momento he tenido suerte y recorrer 100 kilómetros para llegar al colegio no me supone esfuerzo. Tardaba una hora y cuarto, menos de lo que en Madrid emplea mucha gente para llegar a su puesto de trabajo.

Doce años en la escuela rural dan para mucho.

Bueno, el último año he trabajado en un colegio grande de León. Pero sí, es toda una experiencia. Cuando daba clases en Villaseca de Laciana hasta rompí aguas y casi doy a luz en el colegio. Sería por el estrés y los viajes. No lo sé. El médico ya me había advertido de que tenía que descansar pero coincidió con la evaluación y no quería faltar. Así que tuvimos que ir al médico de Villablino. Allí me preguntaron dónde quería tenerlo, si en Ponferrada o en León, como les dije que en León me dijeron si quería ir en coche o en ambulancia. Yo preferí viajar en coche y allí me metí con la jefa de estudios y el director del centro que estaba de los nervios. Para tranquilizarlo, nos pusimos a hacer la evaluación (risas). Al final todo salió muy bien y dos horas después tuve una hija estupenda.


¿Cree en la educación pública?

Sí, por supuesto. En la que no creo es en la concertada. Pienso que no debería de existir. O pública o privada. Punto. ¿Por qué tengo que pagar con mis impuestos a personas que ejercen de maestros sin opositar? ¿Y quién elige a esas personas para que puedan trabajar? Si es un colegio privado que hagan lo que quieran pero que funcionen así los concertados no lo entiendo. En la escuela rural no existe la educación concertada porque no es rentable y es dónde se ve con claridad que la pública funciona muy bien porque tiene financiación. Soy partidaria de la escuela libre y participativa.

Los mejores resultados en España del Informe internacional para la evaluación de estudiantes (PISA) siempre proceden de las escuelas y los colegios rurales.

Y dentro de España, de Castilla y León. Y dentro de Castilla y León, de la escuela rural.

Son ustedes como Finlandia.

Sí (risas). Son chavales que van bien en el instituto y después en la universidad. Son pocos, les gusta aprender, se ayudan entre ellos y la metodología es buena. Si a eso añadimos que las maestras y maestros también están preparados, pues el resultado tiene que ser positivo. Cuanto más rural, más libertad de cátedra y mejor.

¿Se considera una trabajadora esencial?

Si, por supuesto. Sin educación no hay posibilidad de progresar en este mundo.

UNIDAS PODEMOS DENUNCIA QUE 17.976 ALUMNOS SE QUEDAN SIN PLAZA EN LOS CICLOS DE GRADO SUPERIOR DE FORMACIÓN PROFESIONAL (Nota de prensa de Unidas Podemos)

Difundimos esta nota de prensa que os envían desde UNIDAS PODEMOS Comunidad de Madrid


El Grupo Parlamentario de Unidas Podemos ha pedido la comparecencia del consejero de

Educación en la Asamblea de Madrid. Exige la máxima transparencia al Gobierno de la

Comunidad y una Comisión de Seguimiento para la gestión de fondos provenientes de Europa

para la FP.



Los últimos datos de alumnado no admitido en el proceso de matriculación de ciclos de Grado Superior de Formación Profesional (FP) son demoledores. Según la información recogida por CCOO en el 88,9% de los centros, 17.976 alumnos y alumnas se quedan sin una plaza pública para cursar un ciclo de Grado Superior y están obligados a buscarse la vida en centros privados y concertados o a quedarse en su casa. Tan solo han sido admitidos 14.976 alumnos, es decir, el 46%. Estos datos hay que acompañarlos de tres comentarios. Por un lado, si se compara con la cifra de otros años, demuestran el carácter estructural del déficit de plazas públicas en FP, que se sitúa de nuevo en el orden de las 20.000 solicitudes rechazadas. Por otro, la dificultad para obtener esta información, dada la poca transparencia de la Consejería, que obliga a obtener centro a centro y grado a grado la demanda concreta que se queda sin atender. Por último, llama la atención que las familias sanitarias son las que tienen más déficit de plazas, entre un 70% y 90% de rechazo, lo que demuestra una falta de previsión absoluta de la demanda real.

A estas cifras escandalosas, hay que sumar las 6.938 personas que se han quedado sin poder matricularse en Ciclos Formativos de Grado Medio, lo que totaliza 24.914 solicitudes rechazadas para cursar ciclos de Formación Profesional de Grado Medio y Superior. Estamos ante un grave problema educativo, como demuestra el déficit estructural de plazas, la falta de planificación y la crisis en el proceso de admisión que hace que sean rechazadas el 54% de las solicitudes de Grado Superior, y el 25% de las de Grado Medio. Es una crisis social, ya que afecta a la equidad y a sectores del alumnado con menos recursos que eligen la FP como itinerario formativo.

Por último, refuerza la debilidad del mercado de trabajo, al negar una mayor cualificación profesional a decenas de miles de jóvenes que, sin ella, se ven abocados al paro, la precariedad y los bajos salarios.

Esta situación tiene que ver con la bajísima inversión educativa y con el proceso de privatización galopante que vienen realizando los gobiernos del PP. La inversión educativa es la más baja del país (un 2,2% del PIB regional, frente al 4,2% de media en España), a pesar de ser la comunidad autónoma más rica. En cuanto a la privatización, se observa en la evolución de la formación profesional en Madrid en los siguientes datos: en la década que va del curso 2010-11 al curso 2019-20, la formación profesional de Grado Superior ha pasado de suponer un 72,8% al 56,5%; es decir, se ha reducido en un 16,3% en beneficio de los ciclos de Grado Superior privados. En número concretos, el alumnado de la pública ha pasado de 24.889 a 30.549; mientras que el alumnado de la privada ha pasado de 3.716 a 21.885. En los ciclos de Grado Medio, la evolución ha sido similar: en esa misma década el sector público ha pasado de suponer el 72,8% al 55,9%, es decir, se ha reducido en un 16,9%. Para activar esta brutal privatización, se combina el déficit estructural de plazas públicas con la política de becas para estudiar en los centros privados. Así, en la orden 1485/2021, de 22 de mayo de la Consejería de Educación, se destinan 18,5 millones de euros para becas de una media de 2.000 euros, lo que supone más de 9.000 alumnos derivados a la FP de Grado Superior privada. Las becas se gestionan directamente desde las
secretarias de los centros privados.

En este contexto, solo cabe hablar de duro golpe a la educación madrileña por los Gobiernos del PP. Por ello, impresiona que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hable de desastre en la educación madrileña (y en la Atención Primaria), cuando ella es la principal responsable de la educación al tener trasferida toda la capacidad de actuación, y cuando su partido lleva gobernando 26 años consecutivos. El déficit estructural de plazas pone de manifiesto que, más allá de la propaganda (la FP dual solo supone el 5%), al gobierno de Madrid le importa muy poco la Formación Profesional, ya que no se planifica algo que es fundamental: la oferta educativa en base al grado de inserción laboral de los ciclos. Este desprecio hacia la FP se evidencia en que Madrid es la Comunidad autónoma con menos alumnos matriculados en FP sobre el total de alumnos matriculados en todo el sistema educativo, la que menos plazas oferta en la FP pública, y la única que cobra unas tasas académicas en la FP de grado superior de 400 euros.

El Grupo Parlamentario de Unidas Podemos ha pedido la comparecencia del Consejero de Educación en la Asamblea de Madrid. Exige la máxima transparencia al Gobierno de la Comunidad y una Comisión de Seguimiento para la gestión de fondos provenientes de Europa para la FP. El Gobierno central ha transferido 23 millones de euros a Madrid para FP y hay que asegurar su carácter finalista y que no sean desviados a la privatización y a otros capítulos.

Unidas Podemos pide, también, que se negocie un Plan de Choque de Formación Profesional para hacer frente a la situación de emergencia existente y se atienda en septiembre la demanda insatisfecha con mayor inversión, contratación de profesorado y apertura de las aulas taller en turno de tarde. A medio plazo, se deberá negociar una política de Formación Profesional que incremente la oferta de plazas públicas de FP en función de la demanda del alumnado y no del negocio de los centros de FP privados, que aumente la dotación de medios humanos y técnicos, que refuerce de los departamentos de orientación profesional, que implante nuevos títulos profesionales y que garantice la gratuidad de las matrículas.

Madrid, 6 de agosto de 2021

La vuelta a la normalidad en las aulas madrileñas tras la COVID no acaba con los barracones (Sofía Pérez Mendoza para ELDIARIO.ES)

 Reproducimos esta noticia de ELDIARIO.ES