¡Vaya comienzo de curso¡ No parece ser aplicable, en este caso, el dicho de “la experiencia es un grado”. Consejera y Viceconsejera, Figar y Pérez LLorca, llevan ya varios años en el cargo y deben atisbar cuál va a ser el juicio de su gestión. La consejera, animada por su aparición en los anales de Rímini (un encuentro organizado por Comunión y Liberación y su permanente Director General, Javier Restán), centró su primera etapa en el objetivo de incrementar la enseñanza concertada mediante las cesiones de suelo y las subvenciones automáticas, siguiendo el camino abierto por Luis Peral. Desde el curso 2010-2011, la gestión de la enseñanza pública (que comprende el 54% y en la que tiene competencias de gestión) va de mal en peor y supone un retroceso de años. Si a esa deficiente gestión se añade toda la política de recortes, la foto de la enseñanza pública de la Comunidad de Madrid al comienzo de este nuevo curso es deplorable.
La organización del curso.
Esta es su obligación prioritaria y para ello cuenta con la cascada de altos cargos, direcciones territoriales, funcionarios con experiencia, inspección y equipos directivos de los centros docentes. Pero todo falla en el primer eslabón, el de la consejera y su equipo. Tres pruebas: calendario escolar, circular de comienzo de curso y cupos de profesorado, esto es, la plantilla de los centros. El calendario escolar se conoció en la segunda quincena de julio y fue la última de las comunidades autónomas en fijarlo. La circular de comienzo de curso llegó a los centros en la última semana de julio (no en la fecha que ponen en la circular) y el cupo de profesorado también se hizo, en la mayoría de los centros, en esta segunda quincena.
¿Qué supone esto? Ni las familias ni los centros han podido programar el comienzo de curso. Los profesores ya no estaban en el centro y tampoco pudieron conocer ni la plantilla ni los criterios para su distribución; es más, las normas de organización del curso serían las últimas en llegar y no las primeras. ¿Qué diría la Consejera (o lo que dijo Aguirre al poner dos horitas más) si los profesores empiezan a impartir sus materias y a final de curso es cuando dan el programa y los criterios de evaluación?
En junio los centros presentan una Memoria al Claustro, al Consejo Escolar y a la Administración y en ella se recogen las propuestas para el nuevo curso. ¿O no se hace esto? Entre esas propuestas, los equipos directivos preparan el comienzo de las clases, las pruebas extraordinarias, la organización de los departamentos, la revisión de las programaciones y la incorporación de los nuevos profesores (definitivos, en expectativa e interinos). Pero faltaban el cupo necesario y la circular previa. Y esta actuación ha tenido un agravante: los cupos serían revisables en septiembre para ajustar más las plantillas. Esto, que podía parecer loable, tenía trampa.
Los recortes.
Esta gestión del cupo de profesores y la circular de comienzo de curso están, premeditadamente, en función de la aplicación de nuevos recortes. La circular, última en aparecer, recorta horas de desdoble en talleres y laboratorios en FP, y especialmente en la Formación en centros de trabajo (FCT) hasta 4 horas semanales, tarea que tiene contrastados los mejores resultados en incorporación a las empresas. Figar fomenta así el empleo. También se recortan los profesores de servicios a la comunidad (PTSC) y los de compensatoria, lo que será para hacer buena la declaración de la Secretaria de Estado de Educación, Sra. Gomendio, de que los profesores no detectan bien los problemas de los alumnos y de ahí el fracaso escolar que hay.
Los contratos de los profesores interinos es otro de los puntos de la perversa gestión de Figar al hacerlos desde finales de septiembre hasta el 30 de junio, por lo que alardeará de ahorro con su gestión. Sin embargo, las consecuencias son negativas por la situación laboral al despedirlos al llegar las vacaciones, aunque los tenga que volver a contratar a los dos meses; son especialmente negativas por la gestión educativa, ya que privan a los alumnos del derecho a que los examine el mismo profesor que les ha dado clase, porque son pruebas extraordinarias adaptadas a la evolución del alumno en el curso y a su capacidad de recuperación y progreso en el curso siguiente. Pero eso no importa, porque se obliga a los funcionarios definitivos a realizar una labor de forma ordinaria cuando es excepcional, por norma, que sustituyan al profesor natural. Los profesores tienen que enseñar, corregir, evaluar y decidir sobre el futuro de sus alumnos, pero en las pruebas extraordinarias da lo mismo, según Figar.
Pero el colmo del retorcimiento legal ha llegado este septiembre al contratar a profesores interinos por días para corregir pruebas. Claro está que esto no ocurre en los centros concertados, porque la lucha sindical de los años 70 tuvo el objetivo de impedir, como se hacía, que no se pagara a los profesores en vacaciones, y en la LODE se regularon los contratos por todo el curso (que termina en septiembre con el comienzo del nuevo) y el pago delegado, para que no se perdiera el dinero. Ahí la consejera Figar no tiene trabajo, solo pagar los conciertos; pero en su responsabilidad de gestionar la enseñanza pública ya se ve el resultado.
La incorporación a los centros. Estos recortes en el contrato de los interinos inciden en la organización del curso, ya que, según las normas, deberían estar en los centros el primer día de septiembre. El trabajo de muchos años y de muchos funcionarios e inspectores en la Dirección Provincial y luego en las Direcciones Territoriales consiguió mejorar esta situación y que los profesores interinos permanecieran dos cursos en el mismo centro. Este comienzo de curso no están los profesores interinos ni muchos definitivos trasladados o en expectativa de destino y estos días –la última el día 18- siguen haciéndose convocatorias para asignar plazas. Respuesta de la consejera: son problemas menores de todo comienzo de curso y algunos problemas informáticos. Cobra, tiene coche, dietas si las necesita, cargos y asesores nombrados por ella y los funcionarios que precisa para que no se produzcan esos problemas.
En todas estas cuestiones la consejera y su equipo no escuchan a nadie. Las reuniones de la mesa sectorial con los sindicatos no han servido para nada; la reunión con la junta directiva de la Asociación de Directores, que le expuso con conocimiento y experiencia los problemas, fue, una vez más, un paripé. Este es el resultado educativo, aunque en el Consejo de Gobierno Figar dará otro resultado: he quitado tantos millones a la enseñanza pública.
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