- El enfrentamiento con las autonomías, los rectores o el Consejo de Estado han retrasado hasta agosto su conformidad
El polémico nuevo real decreto de becas llega hoy a Consejo de Ministros. Lo hace in extremis pues en agosto tiene que abrirse el plazo para solicitar las ayudas. Su aprobación en el consejo se ha demorado varias semanas por la posición contraria de todos los partidos políticos, el dictamen negativo del Consejo de Estado, el encontronazo con los rectores, las familias y los estudiantes, y hasta las alarmadas declaraciones de los consejeros de Educación de las autonomías controladas por el Partido Popular. Todos pidieron al ministro del ramo, José Ignacio Wert, que reconsiderase la subida de la nota media para optar a una beca (de 5,5 a 6,5) pues por el camino podrían quedarse muchos estudiantes.
Finalmente, el ministro anunció en junio una medida intermedia de “dulcificación”. Para conseguir la beca general de estudio al acceder a la universidad -que supone la gratuidad de matrícula y asegura la igualdad de oportunidades a las familias humildes- se pedirá un 5,5 (como en el pasado curso) y para mantener la ayuda hay que aprobar un 90% de los créditos de los grados de Humanidades, 80% en Ciencias de la Salud y un 65% en las ingenierías y arquitectura (antes un 85%). Se ha suavizado en los grados técnicos “para fomentar la matriculación en estas titulaciones”, en palabras de Wert.
Pero el ministerio no ha dado marcha atrás en las condiciones de las becas más jugosas, las compensatorias y de residencia, que se llevan el 73% del presupuesto: las que reparan a las familias de pocos recursos porque el chico no aporte dinero al no trabajar o para quienes tienen que desplazarse para estudiar en otro lugar. En ambos casos hay que tener un 6,5 de media al llegar a la universidad y aprobar todo o sacar un 6,5 de media en la mayoría de carreras. De esta forma, razona el ministro, se diferencia entre “pagar los estudios y pagar por estudiar”.
Pueden optar a la gratuidad de las matrículas los alumnos cuyas familias (para un hogar de cuatro miembros) tengan una renta anual inferior a 39.000 euros y cumplan con los requisitos académicos. Y para las más cuantiosas ese mismo hogar no podría superar los 14.000 euros. Con el nuevo decreto las becas se dividen en dos partes. Una parte fija de 1.500 euros para las becas-salario y de residencia (además de dinero para no pagar las tasas de matrícula). Y una variable que se va a repartir en función de la renta del alumno, sus notas y las de sus compañeros.
Como pedían de la mayoría de comunidades autónomas, ha menguado la nota mínima para tener una beca en FP de grado medio y bachillerato. En la primera bastará con un aprobado (en lugar del 5,5 anunciado) y en bachillerato, un 5,5 en vez de un 6. La subida, terminaron concluyendo en el ministerio, era una "contradicción" cuando se trata de frenar el abandono escolar. Esta es una de las grandes lacras educativas. Uno de cada cuatro alumnos abandona el sistema sin más estudios que la secundaria. La idea es que en 2020 este porcentaje se reduzca al 15%. *
Según cálculos de EL PAÍS, el pasado año se solicitaron 40.000 becas más que el curso anterior y se concedieron 10.000 menos por el endurecimiento de las condiciones académicas. El empobrecimiento de las familias frenó una sangría mayor. En Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana incluso hubo más becarios. En los últimos años el número había crecido “a gran velocidad”, reconoce Wert, lo que choca con un momento de necesidad de “racionalización” y búsqueda de la eficiencia en el gasto. Aunque precisa que su política de becas “responde más” a su objetivo de mejora de la calidad de la enseñanza que a razones económicas.
Las consecuencias se verán este curso. Dos tercios del alumnado becado de la Universidad Politécnica de Valencia abandonará sus estudios si no obtiene beca. O al menos así lo afirma una encuesta en la que han participado más de 3.400 alumnos de este campus.
El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar este viernes una regulación más exigente
EFE 02-08-2013
El Ministerio de Educación mantendrá en un 5,5 la nota mínima de selectividad para optar a las becas y ayudas generales al estudio el curso próximo que dan derecho a la exención de las tasas de matrícula en primer curso de la universidad cuando se cumplan las condiciones de renta familiar.
Sin embargo, subiría de un 5,5 a un 6,5 la calificación que permite acceder a las becas generales, lo que había suscitado rechazo político, autonómico y de la comunidad universitaria.
Éstas incluirían unas cuantías fijas por condiciones de renta y cambio de residencia (dotadas con 1.500 euros cada una) y una variable en función de los ingresos familiares, rendimiento académico y número de becarios.
En la parte variable se integrarían tipos de beca de convocatorias anteriores, como la de salario (3.500 euros el curso pasado), que desaparecerían como tales.
Para la exención de tasas universitarias en los cursos posteriores, será necesario aprobar el 65, 80 o 90 % de los créditos matriculados, según la rama de enseñanza.
En el caso de querer renovar las becas generales, la exigencia será superar el 65, 80 o 90 % de los créditos con una media mínima de 6 o 6,5 puntos; como alternativa, aprobar entre el 85 y el 100 % en función del tipo de estudios.
Optar a las ayudas en primero de Bachillerato sería posible con una nota previa de 5,5, igual que en FP superior, cuando antes bastaba con estar matriculado; para los cursos siguientes sería necesario aprobar todo salvo una asignatura.
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