Cuando el domingo 11 de agosto me emocionaba leyendo el artículoTormenta tropical en Salzburgo sobre la actuación en esa ciudad de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela dirigida por S. Rattle, recordé otro excelente artículo, La música eleva el tono (16 de junio), sobre la música en la LOMCE. En ambos se habla del potencial educativo de la música y los logros que se pueden alcanzar con su inclusión en los planes educativos. Ahí está lo conseguido por J. A. Abreu en Venezuela y lo que otras muchas experiencias y trabajos de investigación avalan. De todo ello y de todas las actuaciones que muchísimos colectivos, entidades y personalidades de la cultura venimos llevando a cabo desde que hace casi un año salió el primer borrador de la LOMCE, el Gobierno del PP ha hecho oídos sordos.
El trámite de la ley está llegando a su fin; en ella, la Educación Artística (ed. Primaria) y la Música (ed. Secundaria) se consideran “asignaturas específicas” optativas que podrán ser cursadas “en función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada Administración educativa y en su caso de la oferta de los centros docentes”. Es decir, si una determinada comunidad decide no ofertarla, o si deja esta decisión a los centros educativos y estos no la ofertan, los alumnos no tendrán ni la posibilidad de elegirla como optativa en los 10 años de su educación obligatoria. La educación musical puede desaparecer si no se modifica este proyecto de ley.— Juan D. MartínSanz.
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