Llegar, fichar y cobrar. La Consejería de Educación ha puesto en marcha un nuevo sistema de becas destinado a los alumnos de Formación Profesional de Grado Superior que sustituye a los conciertos educativos vigentes hasta este año. Los 26,5 millones previstos para concertar este grado, que Educación retiró a los 58 centros existentes, se han convertido en 22 millones en becas dirigidas exclusivamente a aspirantes menores de 28 años y que hayan estudiado los cursos previos en centros de la Comunidad de Madrid. Los que resulten beneficiarios, además, se verán sometidos a un estricto sistema de control que no existía hasta la fecha.
Los estudiantes del primer curso de ciclo superior —5.700 alumnos, entre los 3.835 de los exconcertados y otros 2.135 de centros totalmente privados, que a partir de ahora pueden acceder a las ayudas— tendrán una tarjeta personal para recibir mensualmente la beca. La Comunidad prevé expedir unas 4.500, que serán gestionadas y controladas por una empresa privada.
La Administración regional madrileña, que argumentó el ahorro como una de las razonas para un cambio de modelo, pagará casi 100.000 euros (97.000 euros más IVA) a la futura adjudicataria. Un portavoz de Educación señala que esta fórmula servirá “para agilizar aún más la gestión y el pago” y que el dinero será transferido de la consejería a la empresa y de ésta a los centros. No aclara por qué son necesarias entonces estas tarjetas personalizadas y cuál es el motivo de que se pida a los alumnos firmar recibos o introducir códigos y “tener una participación activa” en el uso del dispositivo, según refleja el pliego de condiciones técnicas del contrato, que será previsiblemente adjudicado tras la apertura de ofertas el 28 de agosto
La empresa tendrá que distribuir el dinero y controlar la asistencia de los estudiantes. Los centros deberán justificar cuántas veces han faltado sus alumnos en un recuento que se actualizará a partir del día 20 de cada mes. Lo que no queda claro, de momento, es con cuantas faltas se pierden las ayudas. Desde Educación remite a una orden de 2009 que regula el acceso y evaluación en los centros de Formación Profesional de Madrid.
Las matrículas de los alumnos, según esa orden, se anulan cuando el estudiante acumula faltas no justificadas equivalentes al 15% de las horas de formación o si se ausenta durante 15 días lectivos seguidos. La revisión para anular la matrícula se hace en enero, cuatro meses después de que empiece el curso. Las becas se cobrarán en 10 mensualidades desde octubre hasta julio. Educación remite a la convocatoria de becas, que se abrirá “próximamente” para dar más detalles sobre la anulación de matrícula por faltas de los becarios.
El nuevo sistema llega tras la polémica desatada en febrero, cuando Educación anunció la retirada de los conciertos de FP, un giro que no se ha producido en ninguna otra comunidad autónoma. El sector —Madrid concentra el 50% de la oferta de FP concertada con País Vasco, Cataluña y Comunidad Valenciana— protestó y reclamó durante meses a la consejería que dirige Lucía Figar que rectificara, sin éxito. Sindicatos y patronales denunciaron en bloque que los alumnos tendrían que pagar hasta diez veces más por ir a clase, de 36 a unos 350 euros mensuales y que la retirada de ayudas a los centros supondría el despido de más de medio millar de profesores.
Temen, además, que la retirada de conciertos se amplíe a otros ciclos no obligatorios y alertan de que esta fórmula saturará las aulas públicas de Formación Profesional, ya escasas de plazas. También protestaron porque el nuevo modelo de becas beneficia a alumnos tanto de los antiguos centros concertados, algunos ubicados en los distritos más humildes de Madrid, como al resto de centros privados.
Las nuevas becas de FP cubrirán entre 180 y 290 euros mensuales por alumno, en función de su renta familiar. La aportación de los estudiantes aumentará en todos los casos, excepto en las familias beneficiarias de la Renta Mínima de Inserción (532 euros), que recibirán 350 euros. La Comunidad espera becar a tres de cada cuatro estudiantes del primer curso mientras mantiene un año más los conciertos en el segundo.
El sistema de tarjetas emula al de cheques guardería, las ayudas mensuales que reciben las familias con niños en escuelas infantiles. La empresa que reparta los pagos tendrá que informar cada semana del modelo a la Dirección General de Becas y Ayudas a la Educación para “agilizar más todo el proceso de gestión”, asegura el portavoz oficial. La consejería “no tiene previsto” ampliar este nuevo sistema de control a otros ciclos educativos, añade. En los últimos años, Madrid ha ampliado otras fórmulas polémicas, como las evaluaciones externas que comenzaron en 2005 con un solo curso y se ha extendido en estos años a tres. La fórmula ha sido asumida por otras comunidades y por el Gobierno central, que incluye estos exámenes en la futura ley marco estatal de educación, la Lomce, que sigue su tramitación.
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