Si José María Aznar Botella, quien se supone que ha estudiado en los más prestigiosos colegios españoles y extranjeros, es capaz de escribir: “Te puedo asegurar de que existe dolor y decepción...” (correo electrónico a Miguel Blesa), ¿cómo podemos extrañarnos del resultado de PISA? Además, parece ser que, pese a no saber escribir, es profesor universitario. Esperemos que no lo sea de sintaxis.— José María Rabanal Herrera. Premià de Dalt, Barcelona.
Desde siempre me ha impresionado la incoherencia de quienes toman las decisiones. Desde mis padres al presidente del Gobierno, pasando por profesores, jueces y empresarios.
Esto que denuncio, desgraciadamente, no solo ocurre en mi instituto, sino en muchos más lugares de España.
Mi instituto comenzó el curso con una fusión llevada a cabo para ahorrar costes, con la excusa de que el centro anterior era muy antiguo y de que el mobiliario estaba en muy malas condiciones. Se “maquilló” todo diciendo que mejorarían las instalaciones, que habría mobiliario nuevo y que tendríamos más comodidades como pizarras electrónicas —que ningún profesor sabe usar— y como aulas de informática —cuyos ordenadores apenas son operativos—. Este “maquillaje”, sirvió para que la gente no se movilizase por, entre otras cosas, la mayor cantidad de alumnos por aula de la que muchos ya veníamos advirtiendo o por el despido de profesores, interinos y ordenanzas de nuestro antiguo centro.
Actualmente, nos encontramos en una situación bastante delicada, pues, en nuestro “nuevo” centro, los radiadores pierden agua, algunas ventanas están rotas y no se pueden abrir, faltan persianas, y se nos ha hecho pagar por los apuntes de algunas asignaturas. Otro problema es la falta de calefacción en algunas aulas o la poca iluminación de otras.
Pues bien, parece que al director de nuestro centro no se le ha ocurrido otra idea que, como ya era costumbre, repartir papeles de colores impresos con una bonita y gran imagen navideña impresa a color para felicitar las fiestas a las familias de los alumnos. ¿Es esto realmente necesario en los tiempos que corren? ¿Qué es lo que se quiere transmitir a las familias? ¿Acaso se quiere hacer creer que a los alumnos no nos falta de nada y la fusión ha sido un éxito?
Las reflexiones se las dejo a ustedes, queridos lectores.— Jesús Martín Adrados. Madrid.
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