Para reformar la educación es
necesario diagnosticar y debatir. El ministro Wert ha elaborado un anteproyecto
de ley (LOMCE) que se ha presentado sin memoria previa ni libro blanco que
analice la situación. Sin ningún rigor y sin evidencia científica que avale sus
líneas de reforma. Y sin debate: lo único que hizo fue la farsa de abrir una
consulta on-line, equivalente a desahogarse en el Pasquino.
Una ley es para mejorar las
cosas. No parece ser el caso, ya que esta contrarreforma educativa no va a reducir
el fracaso y el abandono escolar al pretender legalizar el descarrile temprano
del alumnado. Son tres las vías: los programas de mejora del aprendizaje, la
formación profesional básica que no permite titular en ESO ni acceder a los
ciclos de grado medio, y un itinerario -y su reválida- en 4º de la ESO orientado a la FP sin pasarela a bachillerato. Eso sí, aumentará la
segregación clasista, algo que junto con la confesionalidad y la existencia de
un amplio sector educativo privado, son las herencias del franquismo que el ministro quiere reforzar. Pura ideología
neocon que diseña una enseñanza para élites que puedan pagarla, desmantela la
educación pública y abre oportunidades de negocio económico. Con posturas tan
talibanas como financiar con fondos públicos a centros privados
ultrarreligiosos que separan por sexo.
Una ley de parte, sin ningún acuerdo,
es una ley condenada a durar poco. Hasta que haya un cambio político, escenario
nada lejano teniendo en cuenta el desgaste que produce la crisis y la pésima
gestión en el gobierno Rajoy.
El debate que hurta el ministerio
debe darse a nivel social y ciudadano por múltiples vías: comunidad educativa,
claustros, plataformas, fuerzas sociales y políticas, revistas especializadas como
ESCUELA y todo tipo de publicaciones e iniciativas. Para contribuir a ello,
aparecerá en las próximas semanas una propuesta elaborada desde la visión de
las familias y el profesorado, que pretende situar las grandes cuestiones sobre
el qué hacemos para que los recortes
y reformas no acaben con un pilar
tan básico de nuestra vida como la
educación. Lo que nos debe llevar a preguntarnos por la educación y por la
sociedad que queremos.
Columna de Agustín Moreno publicada en Escuela Núm. 3.958 (18 de octubre de 2012)
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