- El CEIP Miguel de Cervantes (Getafe) lleva tres años esperando unas infraestructuras que nunca llegan: "Se llama construcción a fases, pero más bien es a trozos"
- Los retrasos han llevado a desplazamientos de alumnos a otros centros, e incluso a dar clases en pasillos: "Mi hijo no sabe lo que es un gimnasio"
- No es un problema solo de este centro: en la ciudad madrileña hay otros cuatro casos similares, y en la Comunidad se contabilizan por decenas
"Objetivamente, nuestros hijos están en inferioridad con otros niños", dice Javier Torres, portavoz de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), cuando le preguntan sobre el estado del colegio al que acude su hijo 8 años, el CEIP Miguel de Cervantes, situado en el barrio Los Molinos de Getafe.
Este centro educativo de la ciudad madrileña ha comenzado el nuevo curso y, con él, ha retomado las protestas por unas instalaciones acordes al alumnado. Las instalaciones del CEIP Miguel de Cervantes se concibieron desde la perspectiva de la construcción por fases, habituales en la Comunidad de Madrid, institución competente en materia de educación. "Se llama a fases, pero más bien es a trozos", lamenta Torres.
Desde 2015, año de inauguración del centro, el portavoz cuenta que han "sufrido muchos despropósitos", que tienen su origen en los retrasos en las obras de algunas fases de las instalaciones. Esto ha llevado a desplazamientos de algunos alumnos a otros colegios, viéndose forzados a convivir entre dos centros. Los que se quedan tienen que afrontar la falta de aulas, viéndose obligados a dar clase en pasillos, salas de profesores, gimnasios o despachos, con lo que se trata de paliar, de forma insuficiente, ese trasvase de alumnos..
"Empezamos sin tener el edificio proyectado, que tuvimos que empezar en otro colegio", explica el portavoz del Ampa. La adjudicataria, Joca S.A., abandonó las obras, tras varios retrasos, a mediados de 2017, provocando el desplazamiento de un centenar de niños de tres años a otro colegio de la localidad para poder asistir a todas las clases del currículo.
Ya entonces la Comunidad de Madrid anunció multas de hasta 80.000 euros a las constructoras que habían dejado obras de centros educativos a medias. La propuesta de madres y padres es sencilla: "Que se cumpla lo firmado, que se entreguen a tiempo todas las fases completas y que el colegio quede terminado".
Este año, la nueva empresa adjudicataria -Uncisa S.A.- también ha incumplido lo pactado en los plazos correspondientes, que consistía en empezar el nuevo curso con 16 aulas nuevas -cuatro de Infantil y 12 de Primaria-, además de gimnasio y comedor, instalaciones de las que también carece el CEIP Miguel de Cervantes. Solo se han entregado seis clases para Primaria, una cifra que, para familias y docentes, queda lejos de ser suficiente para el alumnado. "Tenemos que estar peleando por lo que realmente nos corresponde", lamentan desde el Ampa.
En este sentido, explican que desde la Consejería de Educación ya se han disculpado, y les han asegurado el resto de aulas llegarán en enero. "Las disculpas las aceptamos, pero no son suficientes, los niños tienen que tener una educación de calidad desde el primer día de curso", razona el portavoz del colectivo, que asevera: "La única garantía que tenemos es lo firmado, y lo firmado ya se ha incumplido".
"Mi hijo va a pasar la Primaria rodeado de obras"
Para visibilizar la situación del CEIP Miguel de Cervantes y exigir unas instalaciones acordes, madres y padres convocaron unas jornadas reivindicativas el pasado viernes, que incluían una sentada y un encierro de 24 horas dentro del propio colegio. Este último acto recogía tanto actividades para los progenitores, como una asamblea con distintos colectivos en defensa de la educación pública, como actividades y talleres para los niños, que repletaban el patio de su colegio.
En las movilizaciones participa buena parte del profesorado, sobre el que también recae el peso de esta precariedad en la escolarización. "Es bastante incómodo: no tenemos recursos, no tenemos el centro terminado, y así es muy difícil trabajar", cuenta Carolina (nombre ficticio), profesora del centro que, como la mayoría, prefiere preservar su identidad antes de hacer declaraciones.
Junto a ella está Rebeca (también nombre ficticio), madre de un alumno de 3º de Primaria, que explica a eldiario.es que "todo espacio libre que había se ha tenido que habilitar como aula". "Lo único que nos han dicho es que estemos tranquilos porque no vamos a tener clases en los pasillos como el año pasado, pero si eso es dar clases en las mejores condiciones… Nuestros hijos siguen comiendo en la sala de usos múltiples en dos turnos".
Carolina asiente y explica que el profesorado tiene "muchísima más carga de la que tendría en un centro normal". Así, comenta: "Trabajamos el doble, tenemos que desarmar clases para volverlas a montar. No tenemos tiempo suficiente para preparar nuestro espacio, ya que no tenemos sala de profesores porque se hizo aula para niños de 3 años el año pasado, así que usamos un aula cualquiera. Eso no es normal".
"Mi hijo va a pasar toda su primaria rodeado de obras, y no sabe lo que es un gimnasio. No tienen a su disposición recursos que tendrían en otros centros que están acabados", cuenta Rebeca. Un argumento que también repite el portavoz del Ampa. Su hijo tampoco "sabe lo que es un comedor": "El hecho de habilitar un aula para comer implica no tener aula de informática o biblioteca, que son espacios que deben estar, tal y como se establece en el Real Decreto 132/2010, que establece unos mínimos que no se cumplen". “Nuestros hijos son alumnos de segunda, no pueden desarrollar todo su potencial”, añade.
"Dentro del enfado y la desesperación que tenemos, el ambiente es completamente tranquilo, no puede ser de otra manera", celebra Torres. Acudieron a la zona distintos políticos locales, como Sara Hernández -alcaldesa de Getafe-, y regionales, como Ramón Espinar o Íñigo Errejón, además de representantes sindicales y de plataformas por una educación de calidad.
En el Ampa subrayan que "no es un problema solo de Getafe, sino de toda la Comunidad de Madrid", a lo que añaden que tampoco "es un problema de una constructora, sino de mala gestión y falta de inversión por parte de la Consejería de Educación".
El consejero de esta rama, Rafael Van Grieken, visitó la ciudad madrileña esta semana y aseguró que el curso empezaría con "normalidad y tranquilidad". Aunque reconoció algunas de las carencias de muchos colegios a mitad de construir, rechazó que pueda afectar a la escolarización de los alumnos. "Todo es mejorable y trabajamos para hacerlo mejor", añadió. Por su parte, estos días el PP de la Comunidad de Madrid ha iniciado una campaña (#EducaciónEnLibertad) en defensa de la educación concertada, y en la que se felicita por su gestión de la enseñanza en la región.
"Este año ha sido la hecatombe"
Como muestra de solidaridad, acudieron progenitores de otros centros de la localidad que se encuentran en situación similar, como los IES El Bercial o el colegio del mismo nombre, además de los CEIP María Blanchard y Carlos V. Este último lleva 9 años en construcción y aún no ha finalizado. Pero el problema se extiende a toda la Comunidad.
Fernando Mardones, miembro de la Plataforma por la Educación pública de Montecarmelo [barrio del norte de Madrid], ve natural que haya un "apoyo mutuo" entre estas asociaciones: "Tenemos problemas muy parecidos y cuando hay una necesidad en Getafe estamos allí, y viceversa".
"Llevamos años repitiendo que la construcción por fases iba a generar estos problemas, pero no han tomado nota y este año ha sido ya la hecatombe", cuenta Mardones desde el patio del CEIP Miguel de Cervantes: "Se han disparado los problemas no solamente en Getafe, en Valdebebas, Arganzuela, Arroyomolinos, Las Rozas, Barajas…".
"El año pasado di clases en un instituto [IES Altaír] que tenía la peculiaridad de ser colindante a un barrio que entonces no tenía instituto", cuenta Luis Caballero, docente: "Entonces, cuando había inscripción por zona, todos los alumnos los mandaban a ese centro, que no podía acoger a tantos alumnos". El resultado, una vez más, fue remodelar aulas que estaban destinadas originariamente a otros usos: "Se cerró la sala de informática y se convirtió en un aula más, los departamentos se fusionaban para dejar habitaciones vacías para dar clase... Era un centro que sufría en segunda instancia la escasez de infraestructuras".
A su lado está María Luisa Rico, responsable de Enseñanza pública de UGT a nivel estatal y docente de enseñanza secundaria, que reseña que a las dificultades relatadas, se suma que la Consejería de Educación "no ha sido capaz de programar un inicio de curso normal: han empezado las clases y todavía no están las plantillas al completo".
Para Rico, la situación es "lamentable", y apunta que el caso del CEIP Miguel de Cervantes "no tiene las condiciones necesarias para que se desarrolle la enseñanza de forma normal". Por ello, celebra que "este centro tiene un Ampa muy fuerte, que se ha agrupado y está llamando y poniendo foco en este problema, que es de toda la comunidad".
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