Breve
máster de “recuperación firme e intensa”: oportunidad de inicios de curso
El
final del verano vuelve a ser para recuperar. Reviven ya los cursos PPO de los
setenta, para no perder las mil oportunidades de emprendimiento en este momento
crucial.
No tienes por qué saber
qué era el PPO, pero lo saben los mayores; de
cuando aquella acelerada reconversión de la mano de obra disponible;
indispensables entonces para una industrialización y urbanización masiva de
quienes no habían tenido oportunidad de irse a la emigración o no habían pasado
prácticamente por la escuela. Hoy, hemos evolucionado mucho: nos sobran parados
de nuevo, pero nos interesan más que nunca
la empresa pública, la escuela pública y la sanidad pública. De su marcha dependen
los indicadores económicos que más nos placen, ahora que el emprender
le da vidilla a casi todo como objetivo vital, sistema y valor en alza; y cuando
existen en esas lindes cada vez más practicantes de esta fe entusiasta y
rompedora, denostada por los eternos pesimistas. Déjate guiar por la prensa: dicen que tiene limitaciones, pero no cesa de
mostrarnos cumplidos ejemplares, modelos de tan elevado evangelio redentor que, no sólo
pasan olímpicamente del vanitas vanitatis de
que tan preocupado se sentía el Eclesiastés
hacia el 300 a. C., sino que se desviven para que este afán penetre
profundamente en cada elector.
Esperamos que el verano
haya revitalizado nuestros cursos PP-O, rediseñados
para estar donde corresponde. Es cuando suelen fraguarse algunos de los más
prestigiados planes en el logrero escalamiento de los valores más cotizados. La
Bolsa no descansa: no habrás pensado sólo en el bronceador; hay cosas más
importantes, como esas reuniones familiares donde suele hablarse de todo un poco
y que son muy aprovechables. Como al desgaire, los más inteligentes habrán
aprovechado para planificar adecuadamente el futuro de sus vástagos. Ya debieras
saber quemás del 50% de los primeros empleos que obtienen nuestros
universitarios, tiene mucho más que ver con lo que dan de sí las relaciones
familiares que con lo que realmente hayan estudiado. No creas que es así desde
que Wert toma medidas para que este asunto sea más redundante: este hombre sólo
está encargado de reforzar lo de siempre. Y tú debieras ser consecuente con esa
arraigada tradición de aprovechar las fortuitos encuentros con los amigos
–fíjate bien con quién andas, por favor- para que tus descendientes empiecen a
posicionarse, y que más tarde puedan salir cooptados decentemente. Te juro que
éste es el modo más perfecto de ver cumplidas tus mejores aspiraciones: si
sigues esta regla rudimentaria, satisfarás esa necesidadque tienes de demostrarte
privilegiado, en plan lowcost y sin
el indispensable pedigrí de otros. Entendemos que crear e imaginar una empresa
productiva y las maneras de que lo
producido traiga algún bienestar al entorno, es muy arduo. Mucho más accesible es
estar preparado para conquistar algo que ya esté en marcha. No exige demasiado
esfuerzo personal, imaginación o recursos materiales, pero hay que estar listo
en el momento propicio. Ese es nuestro trabajo: ya nos ocuparemos de inculcar a
estos cachorros las ventajas de una empresa de lo que sea. Le indicaremos que
aprovechen el puesto que les demos para que creen alguna, independientemente de
su utilidad; y si ya existe y cumple una bien demostrada necesidad e incluso es
muy eficiente, mejor que mejor: le pondremos en el brete de que se quede con el
santo y la peana por cualquier medio: alegal, legal o mediopensionista.
Nuestros más destacados emprendedores actuales son de este cariz y no son
pocos. Es el mejor chollo, como habrás visto que repiten una y otra vez los
mejores periodistas y reporteros: estos que filtran muy bien lo que les
decimos, porque saben que siempre decimos la verdad.
La información que
circula por las redes sociales no siempre está
acorde y siempre hay incontrolados. Lo sabemos muy bien y estamos en ello. Pero
también entenderás que si hubiera unanimidad absoluta, todo sería demasiado increíble,
y necesitamos la confianza de los demás. No obstante, para disgusto de
incorregibles resentidos, España va y
hasta se recupera de las malas herencias, como nuestros más lúcidos portavoces
no dejan de proclamar porque nuestros datos lo dicen. Tenemos una gran “salud
institucional y lo bueno que es que haya certidumbres y seguridad”. Dicen otros
que hay cohecho, malversación y, sobre todo, prevaricación, sin ver la
ignorancia que nos corroe: cada vez más excelentes personas se reconocen en
esta educación heredada. Pero ya el Informe PISA y la LOMCE están tratando de
enmendar este desvarío. Son cosas que pasan, como digo, por la mala herencia
que, en lo tocante a lo educativo, todos tenemos. Por tanto, eso no cuenta. Vamos
hacia mejor: digan lo que digan, estamos
en las posiciones más altas de la encuesta del CIS de este pasado mes de julio,
y es que, como nos habrás oído últimamente,no se trata de la tercera recesión,
sino de que “la recuperación es firme y cada vez más intensa”.
Volviendo a lo que te
decía, en estos nuevos cursos PPO pensamos en
entornos profesionales muy atractivos por las oportunidades que, en este
momento, se generan sin demasiado riesgo. Garantizamos competencias de alta
cualificación y muy eficientes, incluso para situaciones complejas en que el
código penal pudiera ponerse en duda. Somos expertos en dejar la deontología
profesional a buen recaudo, aunque –como siempre-haya quien dude de lo no
exigido para desempeñar trabajos en que lo más valorado es la confianza a toda
prueba. Cuando tan difícil es tener
empleo, porque es un bien escaso –como tan bien refleja esta última encuesta
del CIS-, lo cierto es que tanto en lo privado como en lo estrictamente público
caben muchas posibilidades de actuación productivas a condición de que se
preserve esa confianza.No sé si me sigues… Por ejemplo, en nombre de lo público
en cualquiera de sus formas e instituciones –del ejercicio político más alto o
del meramente funcionarial rudimentario-los más decididos tienen maneras de
jugar al escondite con “la transparencia”. Eso de que todo, todo, esté a la
vista, nadie lo cree: por pudor y por tradición judeo-cristiana, ¿no?
Lo de las “puertas
giratorias” entre público y privado –con un antes
y un después, ordenadamente secuenciado-, a partir de los valores reconocibles en
muchas agendas de “servicio” en la cosa pública, ya está muy sobado. Tenemos,
en cambio, vecindades más sutiles -que los radicales protestones no entienden-,
pero con muchas oportunidades para succionar al máximo el dinero de los
presupuestos. Poner en connivencia lo privado y lo público es relativamente
fácil, a condición de estar bien asesorado y en eso somos muy buenos. Claro que
es difícil hacerlo…, y que a veces se nos va la mano. Pero para esotenemos una
amplia gama de recursos que muestren que no estábamos allí. Ahí, nuestros
cursos son muy intensos porque, por mucho que prediques métodos adecuados para
salvar la cara, siempre hay algún despistado que, en el momento delicado, se acongoja
y da marcha atrás. Por eso, a los inteligentes les insistimos mucho en este
punto: no sea que nos dejen tirados a la primera…
Todavía hay algo mejor que “las puertas giratorias” y que no está tan fiscalizado por
los husmeadores. Nuestros más precavidos alumnos, cuando han llegado a lo más
alto y adivinan que no hay más recorrido por razones aleatorias, deciden
contravenir las leyes de la física y dedicarse al esoterismo. En una de las especialidades
más demandada por los más selectos, les enseñamos a percibir las señales de
agotamiento y caída de los cargos que puedan desempeñar; la ley de la gravedad,
vamos, pero sin que olviden que, si con lo que suele ganarse trabajando no
queda más remedio que ser virtuoso y aspiran a mayores rentas que las de la
virtud, han de aprovechar el ejemplo del buen administrador del Evangelio: brujulear oportunamente para
buscar donde situarse a buen resguardo durante un tiempo. Lo etéreo de este
limbo exige una finura y elegancia espiritual que conviene desarrollar a tiempo.
Hay quien nace con ello, pero muy pocos tienen oportunidad de alcanzar las
mejores proyecciones de tan golosas iniciativas. Generadas para paliar el
decimonónico pánico de las cesantías, suelen consistir en relajados puestos en niveles apartados
del bullicio mediático, con mucha moqueta, presupuestos abultados e
indeterminadas exigencias de eficiencia. Igual que algunas muy privadas
iniciativas bien posicionadas, con posibilidades inmensas de nutrirse
indefinidamente de lo público. Después de un tiempo vegetativo en tales
criaderos, los elegidos más conspicuos pueden salir otra vez a exhibir sus cualidades
imprescindibles para algún proyecto posterior –que no póstumo necesariamente- a
tan sabia como nutritiva hibernación cíclica.
Casi todas las ciudades
o ayuntamientos que se precien, diputaciones y
autonomías –también el Estado central-, tienen a mano alguno de estos
invernaderos para la flor y nata de eximios emprendedores, cuyo único mérito
–recuérdalo bien- es haberse sabido incrustar de algún modo en un sistema
amical que sólo en algunas minucias significativas, que no vienen al caso,
contraviene el modelo estudiado fehacientemente por el Profesor José Varela
Ortega a propósito de la Restauración borbónica del último tercio del XIX. En
esta España en que nos ha tocado vivir –y sin que seamos una reserva endogámica
de curiosidades evolutivas-, estos aparatos institucionales son la manera más
frecuente para reproducirse en la élite para quien se haya dejado educar en la
acertada obediencia a lo que se mande. No me digas que no te interesan estos
cromos y que no quieres que tus preciados vástagos alcancen a beneficiarse de
ellos.
Aquí te van algunos
consejos más y que esto no se alargue más. Reconozcamos
que es una ordinariez hablar de estos entresijos, pero como te digo una cosa te
digo la otra. Y ante todo, si ves la ocasión de situar a tu hijo/a como promesa
emprendedora, apta para estos circuitos, no lo dudes. Convéncele pronto, eso sí,
de que no se le ocurra acercarse a cuanto suene a Ciencias Humanas y Sociales ya
en este curso que empieza. Para nosotros es de mal fario: estos chicos son muy
difíciles de enderezar y suelen entorpecer su proyecto deempleabilidad. Por eso,
tendrás mucho futuro adelantado si has previsto desde su más tierna infancia que
algo de esto podría suceder. Ya sabes lo mucho que hemos trabajando esta
trinchera y habrás oído a nuestros contendientes y opositores que somos muy
buenos en ello. Hace años que tratamos de cambiar de raíz este lío pedagógico de
la igualdad,libertad y diversidad educativas. Con la LOMCE ya tenemos, incluso,
expertos afinando, más profesionalmente, las maneras de erradicar las malas
herencias. Un poco más al timón de lo que hay que hacer –“como Dios manda”-, y
pronto tendremos un sistema educativo “excelente”, muy bonito, y perfectamente
limpio –más barato, además, oye- para que tus mejores expectativas, también
para tus nietos, se vean cumplidas. Sobran profesores y maestros en todos los
tramos educativos y, en el afán de dejarlo todo brillante como debe ser, ya estamos
quitando alumnos de en medio: ni la educación infantil, ni la ESO y esa educación
profesional temprana de otros chavales -tan poco homologables a los de tu
familia y los tuyos-, ni menos la universidad, serán obstáculo para que tu
gente llegue, sin líos impredecibles, a posicionarse donde debe. Queremos tu
satisfacción: pagas lo tuyo –que te rebajaremos- y los buenos chicos del MEC y
las Autonomías cumplen ampliamente lo suyo. No me digas que no es para estar
agradecido en una época de crisis como ésta. ¿No has visto que en Sanidad
estamos dejando perfectamente niquelado lo que había? ¿Y en Justicia, y en
tantas otras cosas…?
Si has decidido
compartir nuestro afán, puedes sacar alguna
ventaja añadida: experto en politología. No descansarás mucho, pero podrás
analizar y catalogar los movimientos de algunos de nuestros mejores alumnos.
Este final del verano es especialmente apto para aprender de sus jugadas posibles
en un panorama incierto, pleno de intrigantes dimes y diretes ante las cifras
del CIS y otros augures demoscópicos. Y es que en septiembre no sólo empezará
otro curso académico más: también habrá elecciones en su momento más arduo,
¿no? Todos, no sólo ellos, estaremos ante una situación dubitativa existencial
para la que las precauciones del Eclesiastés –Cohélet para los judíos- sonarán a poco: “Todo tiene su momento, y
cada cosa su tiempo bajo el cielo: su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su
tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado… Su tiempo el llorar, y
su tiempo el reír; su tiempo el lamentarse, y su tiempo el danzar…”
(3,1-8). Pues eso, sé previsor: no te
indignes a destiempo.
Manuel Menor Currás
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