martes, 1 de julio de 2014

"De becas... y becas" (Cecilia Salazar-Alonso) #LaEducacionQueNosUne

VIENTO SUR.INFODe becas... y becas (La educación que nos une)
CECILIA SALAZAR-ALONSO
Viernes 27 de junio de 2014

En este mismo lugar pero en otro momento hablamos de la perversión del lenguaje. Hasta hace un lustro, por ejemplo, asociábamos el término “sostenibilidad” a una propuesta que tenía en cuenta las limitaciones de nuestro planeta. Hoy damos por hecho que esta palabra pronunciada por alguno de los responsables políticos, esconde la pérdida de un derecho que solo tras décadas de lucha y trabajo se logró conquistar.

Con respecto al término “beca”, sin embargo, nos encontramos con una mezcla perversa de conceptos. Tanto el diccionario de la RAE como el de María Moliner señalan, entre las distintas acepciones, la de “subvención”. Pero subvencionar ¿qué? ¿para qué? ¿por qué? Las respuestas que demos nos permitirán diferenciar dos conceptos que conviene distinguir y cuya mezcla interesada puede pervertir el sentido mismo de la educación.

Por una parte, una “beca” asegura la equidad en un sistema educativo dotando de los medios necesarios a aquellos que carecen de ellos. En este sentido, en la concesión de una beca habría que tener en cuenta exclusivamente la situación económica y vital de aquel que la solicita. Ningún requisito más.

Por otra parte, “beca” tiene también el significado de “premio”. Sería, en ese sentido, una subvención destinada a realizar estudios especializados que se otorgaría a aquellos que han demostrado una especial capacidad.

En el primer caso nos referimos a becas generales, ya sean de matrícula, de comedor, de material escolar etc. En el segundo serían becas para estudios específicos.
En el primer caso el baremo debería tener en cuenta la situación económica; en el segundo, las calificaciones.

Lo que ha hecho el Ministerio de Educación con su política de becas universitarias es, simple y llanamente, eliminar las becas generales destruyendo, definitivamente, el elemento que garantizaba la equidad que debe regir toda política educativa.
Si el criterio para que dos estudiantes con idénticas calificaciones puedan continuar sus estudios es el económico, nos encontramos frente a un hecho de extrema gravedad que es necesario denunciar.

La perversión lingüística se halla aquí en confundir estas dos acepciones del término “beca”. A la protesta por el criterio de baremación sobre las calificaciones aplicada a las becas generales se contesta refiriéndose a las únicas becas ya existentes: las becas específicas. ¿Es que no quiere usted premiar al que obtiene excelentes resultados? Hacer ver las diferencias entre ambas es labor que tenemos por delante.

Pero además, la política de becas de las distintas comunidades autónomas en otras etapas educativas revelan las líneas maestras de una política educativa elitista y segregadora.

En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se ha pasado de 120.000 becas de comedor en 2011 a 50.000 en el 2013 concediéndose en su totalidad a familias con ingresos inferiores a 7.350 euros; es decir, para aquellos con grave riesgo de exclusión social.

Lo mismo ocurre con las becas de material escolar que, en el ámbito estatal, disminuyen en un 38%, lo que quiere decir que en el curso pasado pasado perdieron su derecho a beca 578.549 estudiantes.

Podríamos pensar que, en un momento de crisis, se han tomado medidas excepcionales e inevitables. Sí, podría pensarse eso... si no tenemos en cuenta las modificaciones que, en el terreno de desgravaciones fiscales, se han realizado, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid en los últimos años.

La cuantía que una familia puede desgravar por escolarizar a su hijo en colegios privados ha ascendido de 900 a 1.500 euros y el tramo máximo de ingresos por miembro de la familia ha pasado de 10.000 a 30.000. No encontramos, por tanto, con que un matrimonio con dos hijos e ingresos de 120.000 euros puede desgravar 1.500 euros en su declaración de Hacienda.

De la misma forma, aumentan ostensiblemente de 100 a 160 euros mensuales los cheques escolares para familias que opten por llevar a un centro privado a sus hijos en etapas educativas no obligatorias como Educación Infantil y FP de grado superior.

Las cifras son escandalosas y desafían al más elemental sentido común. ¿Quién, de nosotros, elegiría destinar 1500 euros a una familia con ingresos de 120.000, frente a otorgar una beca de comedor a un chaval cuya familia sobrevive con ingresos inferiores a 8.000 euros anuales?

Las cifras son escandalosas pero revelan, nítidamente, las políticas educativas de nuestros gobiernos.

Se cierra el grifo. Estáis estudiando por encima de las necesidades de un mercado que requiere de un porcentaje mínimo de la población con estudios. Se acaba el juego. Necesitamos mano de obra poco cualificada, barata, para un mercado laboral en el que vais a competir para poder sobrevivir. Nos estamos apropiando de lo poco que teníais pero tenéis que sentir miedo a perder lo poco que os dejamos porque vuestro miedo es el que llena nuestros bolsillos.

Antes era pan y circo. Ahora ya ni siquiera pan.

Y, como telón de fondo, la “sostenibilidad” de un sistema que cada vez menos queremos sostener. Un sistema solo sostenible gracias al canibalismo al que nos abocan medidas profundamente injustas que buscan una sociedad polarizada en la que “los de abajo” nos convirtamos en depredadores de nuestros semejantes.

Por eso defender la educación, defender la pública es recuperar el sentido común y una de las claves básicas para una sociedad equitativa y justa.

Se cierra el primer curso en que la ignominiosa LOMCE comienza su andadura. Que no se cierre el siguiente sin su derogación.

26/06/2014

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