miércoles, 16 de enero de 2013

En la Educación finlandesa "hay un consenso tan grande que, sólo el currículo, se retoca cada diez años"

EL DIARIO.ES: Xavier Melgarejo: "La escuela finlandesa está abierta y al servicio de la comunidad, aquí todo son puertas cerradas"


Cuando se analizan los sistemas educativos, a menudo Finlandia aparece como la referencia, por su presencia continua al frente de los informes PISA de la OCDE. Pero ¿cómo lo hacen para obtener los mejores resultados del mundo? Xavier Melgarejo, licenciado en Psicología y doctorado en Pedagogía, se ha dedicado voluntariamente durante más de una década a descubrir las claves del éxito del sistema educativo finlandés. Desde su despacho en la escuela Claret de Barcelona, ​​centro del que ha sido el director, Melgarejo intenta que sigamos el ejemplo de Finlandia.

 La primera pregunta es obligada. ¿Cuál cree que es el secreto de la excelencia en los resultados de los alumnos finlandeses?

 La fórmula del éxito del modelo finlandés es muy compleja, pero si me tuviera que quedar con un factor, sería sin duda la brillante formación y selección de su profesorado. Por eso van por delante de todos los demás países, no sólo del nuestro.

 ¿Qué pasos debe seguir un estudiante para ser maestro?

 Para empezar, tener una media del bachillerato y de la reválida superior al 9 sobre 10. Luego, cada facultad hace tests y entrevistas personales, y además de valorar el rendimiento miden también el grado de sensibilidad. Por muy brillante que sea el alumno, si no ha estado nunca en un grupo de ocio o no ha hecho nunca de voluntario en una red de apoyo a inmigrantes, por ejemplo, es probable que no lo seleccionen. Sólo en torno a un 6% de los aspirantes entran en las facultades de magisterio, porque una cantidad enorme de jóvenes quieren ser docentes.

 Y después de la selección, ¿como son los estudios?

 Tienen muchos más créditos. Se realizan alrededor de 6.000 horas de estudio, el triple que en España. Además, tienen que hacer una tesina y unas prácticas en escuelas de alta calidad donde el profesorado que trabaja en ellas es el mejor del país. Por lo tanto, todo está pensado para que los estudiantes de magisterio reciban una formación de máxima calidad. Por eso la profesión está tan bien valorada socialmente. Es un honor ser maestro, en Finlandia.

 Aquí el profesorado está en pie de guerra con la Administración, tanto la catalana como la central.

 Aquí los docentes luchan mucho, hacen grandes esfuerzos. Con las condiciones adversas actuales, es sólo gracias al profesorado que el fracaso escolar no es todavía más elevado. En Finlandia el abandono escolar, a pesar de haber crecido bastante en los últimos años, no llega al 9%, mientras que aquí supera el 25%. Y la política aquí tampoco ayuda, claro.

 ¿En Finlandia hay consenso en torno al sistema educativo, o también se cambia la ley en función del color del partido de Gobierno?

 Hay un consenso tan grande que, sólo el currículo, se retoca cada diez años. Y las leyes duran mucho más porque se aprueban con los dos tercios del Parlamento. Las tocan aproximadamente cada treinta años. Si no hay un pacto de Estado, la educación está en crisis, porque el profesorado está desconcertado.

 Con el nuevo anteproyecto de ley que prepara el ministro José Ignacio Wert, ¿nos acercamos o nos alejamos del sistema finlandés?

 Ni lo uno ni lo otro. Según la OCDE, en este siglo habrá seis escenarios de sistemas educativos. Uno de ellos será el burocrático, y actualmente el sistema español tiene en un 80% los rasgos de este modelo: la escuela debe responder a todos los problemas de la sociedad (desde la educación vial hasta la sexual) con un currículum muy centralizado. Además, la educación debe abarcar todas las etapas del niño, desde la infantil hasta la postobligatoria. La principal característica de este modelo es la igualdad. Ahora lo que quiere hacer el PP con la LOMCE es virar hacia el modelo llamado de mercado, que tiene cosas buenas, como el hecho de favorecer la innovación, pero que rompe con la igualdad. En este escenario, la escuela debe servir para producir trabajadores adaptados al mercado, ya no puede estar aislada como hasta ahora.

 Y el modelo finlandés, ¿cerca de qué escenario se encuentra?

 Está entre los llamados "Corazón de la comunidad" y "Comunidad de aprendizaje". Entiende la escuela como el corazón de la comunidad, un motor social, un centro cultural, el lugar más importante del pueblo y allí donde se destinan los primeros recursos. Todas las escuelas son públicas y están abierta y al servicio de la comunidad: los padres pueden participar, se pueden formar para ayudar, hay actividades extraescolares, los ordenadores quizás están al servicio de todos los ciudadanos... Las puertas de la escuela están abiertas. En cambio aquí todo son puertas cerradas. Las características principales de este modelo son la equidad y la calidad.

 Explicaba que en nuestro modelo el currículo está muy centralizado. Si se aprueba la LOMCE, el 100% de los contenidos de las asignaturas troncales los elaborará el Ministerio.

 En Finlandia la descentralización es tan grande que el 90% del currículo se elabora municipalmente. Creen que quien debe adaptar los contenidos debe ser la gente más cercana a la comunidad. Pero para hacer eso tienes que formar a los maestros para que sean capaces de crear contenidos. Y confiar en ellos. En Finlandia no hay inspectores de educación. Y serían impensables, como quiere aprobar el ministro, reválidas elaboradas por el Estado en primaria.

 Uno de los argumentos a favor de estas evaluaciones es que servirá para detectar pronto las dificultades de los alumnos y así evitar el fracaso escolar.

 No me parece mal. En Finlandia el fracaso también se combate desde el inicio. Pero el problema es que, una vez se detecte, ¿cómo se actuará? Porque recursos no hay. Además, ¿el profesorado está preparado para gestionarlo? Si en clase tienes un niño con TDA, otro que tiene dislexia, uno con problemas auditivos... y no tienes recursos extra, ¿qué haces? Es un desastre. Sobre todo, con las ratios que tenemos aquí.

 ¿Cuántos alumnos hay en las aulas finlandesas?

 Unos 15 o 16 niños por aula. Y cuando hay alguno con problemas graves, como autismo, por ejemplo, sólo hay diez. Y teniendo en cuenta que el alumno que tiene estos problemas cuenta con apoyo especial.

 Y el fracaso, pues, ¿cómo se combate?

 A la que ven que un alumno tiene dificultades, le destinan todos sus recursos: logopedas, psicólogos especializados... Hace unos días escuché al embajador de Finlandia en Madrid que decía que su hija había tenido dificultades en un curso inicial de matemáticas. Le buscaron un pedagogo específico en la materia y, en tres sesiones, le desbloquearon el problema. A veces se trata de que alguien entienda cómo afrontar el problema desde el inicio.

 ¿No es cuestión de trabajar más horas?

 En primaria, en Finlandia hacen 608 horas lectivas, mientras que en España, 875. Así que no hay una correlación entre el número de horas lectivas y éxito escolar.

 Y aún sabiendo que la mejor solución para combatir el fracaso escolar es atacarlo desde el principio, en Finlandia los niños y niñas no se escolarizan en la etapa infantil. ¿Cómo es eso?

 La etapa infantil es importante, pero tampoco es determinante. Al menos en Finlandia lo ven así. Quizás aquí es mejor que los niños y niñas vayan a la guardería por cuestiones de equidad, especialmente cuando las familias tienen dificultades económicas o déficits culturales.

 Y si no apuestan por la educación infantil, ¿cómo es que desde pequeños ya lideran los rankings de PISA?

 Una de las razones, como siempre, es que el profesorado está muy bien formado. Y la otra es que, en contra de lo que dicen muchas corrientes actuales, los finlandeses creen que por razones neurológicas la lectura y la escritura se aprenden mejor a la edad con la que entran en la escuela, alrededor de los siete años. Y a los nueve años ya son primeros del mundo en comprensión lectora, cuando nosotros o los franceses o muchos otros llevan años trabajando...

 Así pues, ¿apuestan por la comprensión lectora?

 Sí. Para ellos es un pilar fortísimo, y en ello la familia ayuda mucho. Todos leen en casa. Allí tienen el mayor número de libros y bibliotecas por habitante del mundo, y el 80% de las familias van una vez a la semana a la biblioteca a leer. Toda la comunidad presiona a los niños para que se acerquen a la lectura. Por ejemplo, la televisión es subtitulada. Los niños miran los dibujos animados y ¡se esfuerzan en leer para saber qué dicen!

 Subtítulos aparte, ¿por qué cree que esto aquí no pasa?

 Es complicado. Ellos tienen desde pequeños este modelo de lectura como un vector de crecimiento personal y de igualdad. Creo que en España y en Catalunya la formación personal no es un valor central del país. Aquí lo que cuenta es ganar dinero, hacerse rico, y no enriquecerse humanamente. Que a algunas reuniones de padres, en clases de 25 niños, se presenten sólo siete, es un fracaso de nuestra sociedad. Un reflejo de nuestra comunidad.

 Tampoco ayuda el nivel de pobreza infantil, que supera el 20%. ¿Cuál es la situación en Finlandia?

 Antes de la crisis era de entre un 4 y un 5%, y ahora ronda el 9%. Pero el grado de ayudas que hay allí no se puede comparar. En Finlandia las becas comedor no existen: todo el mundo tiene que comer en la escuela, y lo paga el ministerio de Bienestar Social, para evitar que el niño se vaya a comer a casa y se encuentre la nevera vacía, que es lo que pasa en muchas casas aquí, una catástrofe. El material escolar y los libros también son gratuitos, aunque si los pierdes los tienes que pagar. Lo que hace la Administración finlandesa es dar dinero a la dirección del centro, y el director decide cómo distribuirlos concretamente. Ahora bien, ¿qué ocurre si el director lo hace mal?

 Usted dirá. 

 Pues que el alcalde tendrá que despedirlo. Porque si no en las próximas elecciones el que se tendrá que ir será el alcalde. La gente verá que la escuela no funciona, y son sus hijos, ¡su patrimonio más preciado! Y no lo votarán.

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