Artículo de Mónica Zas Marcos publicado en eldiario.es
- Podemos presentará una proposición no de ley en la Asamblea de Madrid para instar a Cifuentes a recuperar su fondo para las escuelas de música y danza
- En 2012, Ignacio González suprimió seis millones de euros y dejó a cero la aportación de la Comunidad a estos centros municipales
- Decenas de escuelas en diferentes municipios se vieron forzadas a elegir entre cerrar, privatizarse o triplicar las tasas a los alumnos
"En la pasada Gala de los Goya, Fernando Velázquez, nacido en Vizcaya, y ganador del premio a la música original por Un Monstruo viene a verme, incluía entre sus agradecimientos uno dedicado a la Escuela de Música de su pueblo".
Jazmín Beirak, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, ilustra con esta anécdota el éxito de la educación musical no reglada y que, a diferencia del País Vasco, está sufriendo dramáticos recortes en la capital.
La guerra se remonta a 2012, cuando el entonces presidente de la Comunidad, Ignacio González cortó de raíz las ayudas a las escuelas municipales de música y danza. Estos centros habían nacido de la mano de la LOGSE en 1992 para ofrecer una alternativa a la estricta vía profesional de los conservatorios y bastante más económica. Sus paredes llegaron a albergar a 265.000 alumnos en toda España y a más de 38.000 solo en la región de Madrid.
Por entonces la financiación provenía de los consistorios de cada municipio, de la matrícula de los estudiantes y de la Comunidad. En época de vacas flacas, la aportación de esta última se redujo a 6 millones anuales en 2008, que suponía un 16% de media para cada escuela de Madrid. Pero cinco años más tarde no hubo una rebaja en los presupuestos, sino una volatilización. Y así hasta 2017, con Cristina Cifuentes tomando la senda de su - ahora encarcelado- predecesor y sin destinar ni un solo euro a las escuelas municipales.
La financiación por tercios de las escuelas de música y danza no es un capricho de los consistorios, sino que fue recomendada por la Unión Europea en el año 1996 dada la fragilidad económica de este tipo de centros. Y no era ninguna exageración. En cuanto el gobierno regional retiró sus ayudas, decenas de escuelas tuvieron que echar el cierre, privatizarse o establecer unas tasas inasumibles para muchas familias.
Podemos, apoyado por el PSOE, presentará una propuesta no de ley el próximo 1 de junio en la Asamblea de Madrid para instar a la Comunidad a que cambie de opinión. Lo hará avalado por 27 mociones aprobadas en varios ayuntamientos, que exigen recuperar aunque sea un porcentaje del dinero del Gobierno regional y crear un marco legal inexistente en la capital.
"A diferencia del resto de comunidades autónomas, en Madrid no hay ningún reglamento que diga cómo funcionar. Entre 1992 y 2003 País Vasco, Navarra, Cataluña, Canarias, Andalucía, Baleares, La Rioja, Castilla-La Mancha, Aragón y la Comunidad Valenciana crearon su marco normativo", dice Jazmin Beirak.
El argumento esgrimido por el PP es que las escuelas son de competencia municipal, y que los ayuntamientos son los que deberían hacerse cargo de la financiación. Sin embargo, los populares ya apoyaron la ayuda dividida en tres tercios en 2001.
Este detalle provoca una enorme desigualdad entre regiones y municipios, en los que a veces son monitores de tiempo libre sin titulación los que están al mando de las clases. "Muchos profesores no pudieron asumir la bajada del sueldo porque cada vez tenían menos alumnos y no les merecía la pena ni ir a trabajar. El transporte público les costaba más de lo que ganaban", cuenta Vicente Herguido, presidente de la Asociación Madrileña de Alumnos de Música y Danza (AMAMyDAN).
A partir de 2012, cada centro intentó salvar los muebles como pudo, aunque algunos pueblos no pudieron asumirlo y recurrieron a una subida del 300% en las tasas, como ocurrió en el Ayuntamiento de Madrid, donde los alumnos pasaron de pagar 45 euros mensuales a 140. "En las trece escuelas de Madrid capital había 6.200 alumnos inscritos y se perdieron unos 2.000 o 2.500", detalla Herguido.
Su asociación no dispone de cifras a nivel regional, puesto que con los recortes también prescindieron del departamento que recogía los datos, aunque han hecho una aproximación de 29.000 alumnos respecto a los 38.000 de hace cinco años. "Aún así las estadísticas no le salieron tan mal al PP. Lo que no cuentan es que muchas de las escuelas cubrieron las plazas con las listas de espera; alumnos de la etapa inicial (más barata) y que querían entrar para poder acceder después a un conservatorio", revela el presidente de AMAMyDAN.
Lo que exigen las plataformas y los grupos parlamentarios que defienden la supervivencia de estas escuelas es que no se cubra la situación de muchas familias con un tamiz de porcentajes. "Ahí no se refleja la realidad, la de muchos alumnos que lo tuvieron que dejar y les afectó muchísimo. Tuvimos reportes de fracasos escolares, problemas psicológicos, e incluso cierta rebeldía en el hogar", se lamenta Herguido.
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