sábado, 1 de agosto de 2020

Franco en las aulas: “Los alumnos saben más del nazismo que del franquismo” (Sara Montero para CUARTOPODER.ES)

Reproducimos esta noticia de CUARTOPODER.ES

De manera superficial, rápida y plagada de temas tabú. Así se estudia en España la dictadura franquista. Y eso, cuando se estudia. El Gobierno se plantea introducir la represión franquista en las aulas, una reivindicación que llevan años haciendo los memorialistas. A pesar de ser la historia más cercana en tiempo y lugar al alumnado, conocen poco sobre ella. "Los chicos saben más del nazismo que del franquismo", asegura Enrique Díez, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León.


Es probable que los jóvenes hayan visto más campos de exterminio alemanes que campos de concentración españoles. Hitler perdió la guerra mundial, Franco ganó la guerra civil y el fascismo tuvo 40 años para echar raíces económicas y políticas. Incluso en 2020 hay partidos en el Congreso que siguen sin condenar los crímenes del franquismo. Por tanto, los alumnos se enfrentan a esos retales que ven en la televisión y los periódicos sin haber adquirido un conocimiento sólido durante su formación para interpretarlos: "Hay una doble represión: la que sufrieron las víctimas a manos de sus verdugos y la que se produce al querer borrarlos de la memoria colectiva", explica el profesor. Díez defiende que, a diferencia de España, en países como Alemania, Inglaterra o Polonia hay más espacio para la memoria.
"En la ESO se toca el elemento de la Guerra Civil muy por encima. En 4º de la ESO se aterriza algo más, aunque con nociones vagas y genéricas.  Es en Bachillerato cuando se dedica más tiempo y espacio, pero no todos los alumnos llegan a ese curso porque ya forma parte de la educación no obligatoria", explica Díez, que a finales de agosto publicará el libro La asignatura pendiente. La memoria democrática en los libros de texto escolares (Plaza y Valdés, 2020).
El colegio es el único lugar por donde pasarán seguro todos los ciudadanos por un espacio largo de tiempo. Por tanto, los conocimientos que adquieran en estos centros formará después parte del imaginario colectivo. Fernando Hernández, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, coincide en que hay muchos jóvenes que salen sin nociones básicas de la historia reciente de España. "Una cosa es que figuren en la programación y otra que lleguen a verse en clase. Es una queja global del profesorado. Se dan pocas horas a la semana y el temario es largo. Las lecciones del franquismo no se llegan a dar o se da mal y de manera insuficiente".
Hernández también cree que hay "cierta aprensión" por parte de algunos profesores a profundizar en esos temas. Son polémicos, ya que no "están cerrados" ni académicamente ni políticamente. De hecho, el pin parental que intentó imponer el ultraderechista Vox en Murcia tampoco tranquiliza a los maestros.

Comprender el presente

Díez recuerda que "sin memoria no hay comprensión del presente". Sin un conocimiento más amplio de la historia reciente tampoco  se cumple un objetivo de la escuela pública: educar a una ciudadanía responsable y consciente: "Si no construyes memoria de la barbarie, repetirse", reflexiona sobre el auge de los grupos ultraderechistas que han proliferado en Europa en los últimos años.
El profesor Enrique Díez lleva desde 2009 estudiando esta cuestión. Ha hojeado libros de texto y sondeado la opinión de alumnos y profesores. Su primera conclusión es que los contenidos se extienden mucho en la Guerra Civil y en sus batallas, mientras la represión que ejerció Franco durante cuarenta años se depura en "breves párrafos". Además, se cuentan con "asepsia", a pesar de que existen documentos muy explícitos, como los discursos de Queipo de Llano. "Los paseos, las cunetas, las fosas y la represión sistemática de los sospechosos y sus familias están muy invisibilizados. No explican cómo ni por qué", concluye.

Hernández coincide en este diagnóstico. "La censura aparece en segundo plano. Se estudia más la censura moral, cinematográfica o el secuestro de una publicación que la cárcel, la persecución o las manifestaciones públicas. Parece que el franquismo hubiera evolucionado de una violenta represión a una dictadura benevolente". De hecho, el profesor de la UAM cree que la historia del franquismo se estudia en dos fases cuyo puente es el desarrolismo económico. Por un lado, los alumnos estudian a Franco reuniéndose con Hitler en Hendaya (1940) y por otro encontrándose con Eisenhower (1959), como si la dictadura se hubiera ido dulcificando.
Además, Díez advierte de que aún hay libros de texto donde se enseña con "equidistancia", es decir, presentando la Guerra Civil como un "enfrentamiento fraticida" entre dos bandos y no como un golpe de Estado que quebró la legalidad democrática. Aunque asegura que hay terminología que sí ha ido desapareciendo de los libros, como usar "alzamiento" en lugar de "Golpe de Estado" o "Generalísimo" en vez de "dictador", sí se mantienen expresiones como "Gobierno no democrático" para describir la dictadura.
El profesor también encontró en su análisis temas tabú. Los temas de los que no se habla son significativos: el papel de la Iglesia católica en la represión, el proceso de enriquecimiento de una oligarquía que hoy sigue ostentando el poder o la implicación de la sociedad civil en la represión franquista, son algunos de ellos.

Vivir la historia

En una de sus investigaciones, Enrique Díez hizo un experimento. Mientras estaba en el rodaje del documental Los campos del silencio, que se localiza en Fabero (León), fue a una clase a preguntar a los chicos sobre sus abuelosEn la zona hubo unos 250 presos republicanos trabajando y llevaron a los escolares al campo donde habían estado sus antepasados."Ninguno sabía que habían sido utilizados como mano de obra", reconoce sobre la conmoción que causó a los chicos descubrir lo que había ocurrido en el pueblo. "No es lo mismo conocer intelectualmente que emocionalmente". Por eso, recomienda unidades didácticas donde el alumnado tenga un papel activo y lea los diarios de los maquis, textos del General Mola donde daba instrucciones sobre cómo reprimir o que entrevisten a sus abuelos y abuelas con la cámara en mano.
Hace unas semanas, el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática abrió una consulta pública para que las asociaciones mandasen sus ideas de cara a una nueva ley de memoria democrática. Hernández, junto a un grupo de profesores universitarios, mandó un escrito en el que proponía incluir en la futura legislación la obligación de que el sistema educativo incluya "entre sus fines el conocimiento de la historia democrática española", realizando modificaciones en los cursos  y garantizando "la impartición de sus contenidos y la realización de actividades complementarias - visitas a lugares de memoria, trabajos de investigación escolar en el entorno con fuentes orales y primarias".
Además, en el documento también proponían que el Ministerio de Educación ponga en marcha la convocatoria anual de un concurso de trabajos escolares sobre memoria democrática, al estilo del impulsado por el Memorial Democràtic de Catalunya y el francés Concours National de la Résistance et la Déportation. 

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