El
nuevo Gobierno muestra claras señales de liderazgo social
Estará
muy condicionado, no obstante, su ritmo de recuperación consistente de los
derechos ciudadanos; entre otros, los de Educación o Sanidad.
Con lo acontecido tras la moción de censura, puede darse la razón
a Heráclito cuando afirmaba que “ningún hombre puede cruzar el mismo río dos
veces, porque ni el agua ni el hombre serán los mismos”. La movilidad y el
cambio forman parte del ser y de la existencia. Tenía razón Mercedes Sosa
cuando cantaba aquel Cambia, todo cambia
que tanto juego político dio en 1989.
Tan rápido ha sido lo acontecido con esta moción que, en este momento, ya casi suena
prehistórica: lo sobrevenido tampoco ha dejado margen para el descanso. Frente
a la impasibilidad lenta que caracterizaba a Rajoy, Sánchez es sorprendentemente
ágil. Lo fueron sus nombramientos, y muy pensados para integrar sensibilidades
a contrapesar. Formalmente, la compensación paritaria de mujeres y hombres en
este Gobierno está ampliamente realizada: veremos si desemboca en políticas
decididamente feministas. Las perspectivas de las diferentes Comunidades, especialmente de
Cataluña, también parecen haber sido contempladas con detenimiento. Y en cuanto a las
capacidades de los elegidos –salvo el patinazo en Cultura, rápidamente
subsanado con criterio-, los elogios iniciales han sido prácticamente unánimes.
Y para cumplir las expectativas que muchos votantes albergaron hace ya más de
dos años, los cambios que se anunciaron en el primer Consejo de Ministras y
Ministros del día 15 empezaron a mostrar que no solo de simbologías se trataba.
La renovación de la extensión del derecho universal a la Sanidad, los primeros
pasos en el Pacto de Toledo y, muy destacado, el asunto de los refugiados del Aquarius o el vinculado a las vallas de
Ceuta y Melilla, caminan en una dirección bien distinta de lo que hasta hace
nada se había naturalizado como inmóvil.
Muy significativo ha sido, asimismo, el cambio en Educación. No
solo por la personalidad que, desde el primer momento, ha mostrado la nueva
ministra Isabel Celáa posicionándose respecto al papel fundamental de la escuela pública, sino también por haber elegido para la
Secretaría de Estado a un gran experto como AlejandroTiana, de cuya capacidad en ese puesto quedó sobrada constancia en la
gestión de la LOE y a quien incomprensiblemente habían cesado en 2008. Es el
más idóneo para desmantelar la LOMCE de Wert. Ya lo hizo con la LOCE de Pilar
del Castillo.
El problema con Heráclito, de todos modos, es que el cambio no
basta para explicarlo todo. También Parménides
pensó, en el siglo V a.C., en la integridad del ente: sin partes y uniforme,
lleno de “lo que es”; la verdad del ser -según su fragmentario Poema de la Naturaleza- se revelaría
en su absoluta inmutabilidad. Esta otra cara de la realidad –que en ciertos
aspectos reproducen como disciplinas la Historia y la Antropología- es
paralelamente manifiesta en las reacciones que ha suscitado este vuelco
político, perfecto constitucionalmente pero inusitado. Ahí siguen las
reacciones en los medios. La portada de ABC del jueves día 15, señalando que
“Pedro Sánchez impone por decreto la España bonita”; las reticencias de Rafael Hernando acerca de “la prudencia" frente a “la humanidad” con los refugiados; las
inversiones de recursos que suponen los cambios hacia la igualdad en todos los
ámbitos; o las misivas de los profesores de Religión respecto a lo suyo en el
sistema educativo, son otras tantas advertencias del peso de lo inmanente para
fragilizar este cambio cuando solamente
está empezando..
La expectativa, pues, reside en comprobar hasta dónde tengan
posibilidad –en las distintas áreas ministeriales- para hacer que los cambios
en marcha sean tan eficientes que
modifiquen de manera consistente la erosionada realidad, es decir, las
condiciones de asimetría social existentes. En Educación, la gran cuestión será
igualmente saber hasta cuándo pervivirán las desigualdades estructurales en que
se apoya el sistema: sus dualidades profundas, sus currículos obsoletos, la
organización interna del trabajo en las aulas con maneras poco propicias para
que hoy resulte atractivo y productivo
el estudio y el conocimiento. ¿Conseguirán fijar ese “pacto educativo” de todos?
Manuel Menor Currás
Madrid, 17.06.2018
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