Cecilia nos envía este correo:
Queridas compañeras y compañeros de la Plataforma Interinos de Madrid. Como bien sabéis este grupo de facebook no es más que un instrumento de comunicación con fines no virtuales, sino muy reales. Se creó hace años en un momento de movilización concentrada para ponernos en contacto, intercambiar informaciones y sugerencias de cara a la lucha activa en defensa de los intereses comunes del colectivo y de la educación pública. La Plataforma no es un grupo de facebook. La Plataforma de interinos son sus asambleas, son las ideas de las personas que las aportan, las presencias, las personalidades y, por encima de todo, las ilusiones de cambio. Ese espíritu de lucha, esa fuerza colectiva que algunas/os tuvimos la enorme fortuna de vivir en su momento, ya no se ve, no digo que no exista, digo que no se ve.
Habrá que hacer balance de los motivos y mucha, mucha autocrítica. También habrá que tomar algunas decisiones.
Intuyo que lo que nos sucede no es muy diferente a lo que le sucede al resto de la ciudadanía. Algunos se creen tan especiales, una especie de aristocracia intelectual dentro del proletariado que no se dan cuenta de que no somos más que peones, un instrumento de perpetuación del sistema. Demasiadas veces nos comportamos como transmisores de los peores valores del mismo, colaboradores necesarios del crimen que hará de nuestro alumnado la peor copia de nosotros/as mismos/as. Y sin embargo, nos creemos importantes, agentes de cambio por lo que podríamos ser y casi nunca somos, nos falta coraje aunque nos sobrarían los medios si eligiéramos hacer uso de nuestras posibilidades. ¿Por qué no lo hacemos? Porque no sabemos. Hemos sido y seguimos siendo educados para lo contrario y, ciegos, nos dejamos llevar por la inercia.
Hubo un día que nos pisaron el pie y nos levantamos. Hoy nos aplastan la cabeza contra el suelo y nos limitamos a pedir con timidez que, por favor, lo hagan de forma ordenada y con arreglo a las leyes vigentes. Sabemos quejarnos, el derecho a la pataleta no nos lo quita nadie. Pero la pataleta no es un derecho, es una coartada. Mientras volcamos nuestra rabia en el tú a tú, en las redes, incluso en prensa, sacamos nuestra indignación, limpiamos nuestra conciencia pero no construimos nada. Todo sigue igual, si no peor.
Los niños y niñas protestan, las personas adultas reivindican, se levantan y dicen ¡basta ya! pero aportando sus porqués y sus fines para construir aquella otra realidad imaginada. Para eso no nos queda más remedio (bendito remedio) que organizarnos, que poner al servicio de un fin y en base a unos principios mínimos, nuestro compromiso. Aportar algo que es mucho más valioso que nuestra presencia numérica en un movimiento de masas, para ser inteligencia colectiva. Y así reflexionar, hacer, pensar y rehacer lo hecho una y mil veces.
¿Agotador? Puede, pero necesario y sobre todo, la mejor forma de vivir en común.
Las buenas intenciones de las personas que en estos cuatro años hemos tratado de crear una organización de interinas/os autogestionada por sus propios protagonistas, de forma asamblearia y sin estructuras que fueran más allá del compromiso y la conciencia de la necesidad de hacerla, no han sido suficientes. A pesar de todo, sobre todo de nosotras mismas y nuestros enfrentamientos que merecerían capítulo aparte, hemos resistido. Empeño no nos ha faltado, pero el empeño no basta cuando se trata de mantener viva una organización que nace en un momento de movilización por y para esta movilización.
Aunque la realidad objetiva nos diga que hoy, en puertas de unas elecciones generales y con la posibilidad abierta de un acuerdo sectorial, sería el momento para que las y los interinos ansiaran participar de un proyecto de activismo social y político, los hechos se encargan de desmentir a la lógica. No hay participación en las asambleas y por tanto, la Plataforma de Interin@s se extingue.
Parece que se nos ha escapado un detalle: sin movilización no hay asambleas, pues les falta el alimento básico para que se sostengan. Pero a aquellas personas que afirman estar cansadas de que en estas solo se habla y no se llevan a cabo aquellas “acciones contundentes” que tanto anhelan, les pregunto yo desde aquí si prefieren que se les convoque a golpe de corneta. ¿Están dispuestas a delegar hasta el punto de no participar en el proceso de toma de decisiones sobre “sus” acciones? Si algo tengo claro es que no hay movilización sin participación y de haberla, está condenada al fracaso.
La participación no es la pertenencia a un grupo de facebook, ni el reenvío de un email que nadie leerá y menos aun contestará. Ni siquiera es la presencia física de un individuo aislado junto a otros miles de individuos aislados formando masa en una manifestación. La participación es el compromiso activo y solidario en el intento de cambio de una realidad que nos oprime, llevado a cabo por aquellas personas que siendo oprimidas se convierten en sujeto de su propia liberación. ¿De verdad vas a renunciar a esta posibilidad?
Ya termino. Si has llegado hasta aquí, enhorabuena, significa que no está todo perdido. Esto no es una bronca por no asistir a las asambleas, ni es un desahogo pues para eso ya cuento con familiares y amigos/as. Esto es una reflexión que quiero compartir. Me gustaría hacerla en persona, pero dadas las circunstancias hay que recurrir a los mismos instrumentos que el sistema nos proporciona para que creamos que estamos conectados y vivas/os.
La pregunta no es retórica, ¿existe la Plataforma de Interinxs? La respuesta solo la encontraremos entre todas y todos, espero que sepamos hacerlo pronto.
Un abrazo, Cecilia
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