Manuel Menor nos envía este artículo:
Vísperas
electorales: vuelve el populismo de la libre elección de centro como señuelo
apto para el olvido. Como si nada hubiera pasado y todo fuera tan ricamente.
A medida que nos acerquemos a las fechas electorales –no por las
elecciones, sino por algunos procesos judiciales que se encabalgan-, iremos
sabiendo un poco más de las estrechas relaciones que puede haber entre lo
público y lo privado dentro del capitalismo extractivo. Ya saben, la detracción
de recursos por parte de nuestros mejores emprendedores, quienes a base de
invocar el bien público han engordado sus bolsillos particulares convirtiendo
al Estado en aprovisionador de sus iniciativas y haciendo de la política un
dominio propicio para sus peculiares capacidades. En Educación, Comunidades como la de Madrid –con el respaldo
gubernamental- ya disponen de ejemplos dignos de estudio sistemático –el de “LaPúnica” es particularmente pedagógico- para cuantos aspiren en este momento, mediante
algún máster singular, hacerse con las claves estratégicas de un exitoso
posicionamiento. Su consolidada estructura roza la excelencia por la cantidad
de ingredientes que lo conforman.
Los terrenos son una sólida base primordial: los centros educativos, en sus
diversos niveles y calidades, necesitan espacio y, a ser posible, bien situado
en zonas ya urbanizadas o en proceso de avanzada urbanización. Cuando ya las
vías de la construcción empezaban a dar síntomas de extraños, los más avezados
empezaron a otear el mundo educativo como tierra prometida para la prolongación
de sus actividades. Muchas de las zonas de expansión de los nuevos barrios
tenían espacios dotacionales apropiados para combinar experiencia constructiva
y nueva división del negocio. Mejor imposible si se lograban cesiones más o
menos gratuitas o, cuando menos, a muy bajo coste respecto al mercado. De este
modo, nuestros más egregios neoliberales emprendieron maniobras –el “tamayazo”
fue en junio de 2003- para que la Administración pertinente les echara una mano
en el desarrollo de su “iniciativa privada” o su “iniciativa social” –de ambos
modos la han llamado- a fin de constituir plataformas apropiadas para impartir
“enseñanzas de calidad”. Un Informede FETE-UGT acaba de revelar que, de este modo, entre 2000 y 2013 se han
destinado más de millón y medio de metros cuadrados para este tipo de centros.
Es importante señalar –como venían denunciando sistemáticamente también otros
sindicatos- que no ha sido impedimento que el suelo en cuestión estuviera
destinado a educación pública o que, incluso, el alcalde de alguna localidad
hubiera pedido en esos años construir un Instituto público, porque lo que se ha
implantado en su lugar, ha sido un colegio concertado: sucedió, por ejemplo, en
El Boalo.
Las condiciones ideales de este negocio, es lo que los alumnos de estos másteres de
excelencia han de captar bien. No es fácil ni está al alcance de cualquiera,
hacerse con unas parcelas de ese cariz, prácticamente regaladas o, en todo
caso, cedidas a largo plazo por un canon irrisorio. El citado informe de UGT,
sin embargo, muestra un mapa con 82 parcelas de este género, que la Comunidad
de Madrid ha entregado a diversas entidades para la construcción de colegios
que, en prácticamente su totalidad, son privados o concertados. Del estudio de
este mapa cabe deducir, no sólo la localización más apta para este tipo de
negocio –siempre próxima a alguna zona densamente poblada y más bien de clase
media, y que esté alejada de toda Escuela o IES público-, sino también su
superficie ideal. Alguna hay de 89.000 metros cuadrados y, más frecuentes, las
que rondan los 30.000. No está mal: un campo de fútbol reglamentario puede
andar entre los 90 y 120 de largo por 45 a 90 de ancho, de modo que el promedio
de los de nuestra Liga tienen en torno a 5.000 metros cuadrados.Y no es menos
interesante observar que, sin que se sepa muy bien la diferencia, algunos de
estos terrenos muy bien ubicados han sido vendidos a sus actuales propietarios
mientras otros han sido adjudicados por una módica compensación anual. Muy
conocido es el caso de un Colegio de las Madres Mercedarias, en Tres Cantos,
entregado a razón de 14 euros el metro cuadrado cuando –según UGT- estaba
valorado en 700.
El posicionamiento es indispensable para estos asuntos: hay que arrimarse a una buena
sombra. No todo el mundo está en disposición de ser ni parecerse a algunos de
los nombres o entidades como las que se citan en este mapa: Arturo Fernández,
las Madres Mercedarias, el Arzobispado de Madrid, el ventrílocuo José Luis
Moreno, un sobrino de María Dolores de Cospedal. Nombres a los que habría que
añadir bastantes otros aparecidos a lo largo de estos años, donde destacan las
empresas de enseñanza de Florentino Pérez y otros colonizadores de carácter religioso más o menos reciente como
el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, Comunión y Liberación o los Kikos,
amén de cuantos ya tienen tradición en este terreno, algunos muy arraigada y,
otros/as, desde que en Francia la enseñanza se hiciera eminentemente laica en 1904 (IIIª
República).No todo posible candidato a cobijarse bajo buena sombra puede entrar
de lleno en tales entidades -ellas tienen sus particulares formas de captación
de miembros cooperantes y son celosas de su selección-, pero si se tiene dinero
suficiente, siempre puede uno cursar específicamente un máster como el de“Liderago,
Gobierno y Gestión pública”, del IADG, donde podrá codearse no sólo con José
María Aznar sino también con muy destacados empresarios del IBEX-35.
En todo caso, es de particular relieve reconocer cuáles sean las competencias
más apropiadas a desarrollar para meterse en este beneficioso campo de acción
social y… educativa.
Granados y Fígar, dos personas muy destacadas del entorno de Esperanza Aguirre –actual
candidata a la Alcaldía de Madrid por el PP-, ofrecen, cada una a su manera,
los estilos para saber moverse en la dirección adecuada si uno decide meterse
en este tipo de iniciativas con doble cara, privadísima y “socialísima”. El
primero es en este momento demasiado conocidoen su juego con los colegios concertados y privados. Una pena,
porque lo tenía bastante bien montado y, este pasado día 11, nos acabamos de
enterar de que se estaba llevando entre 900.000 y 1.200.000 euros por cada uno
de los cuatro colegios que había promovido como concertados en la Comunidad con
su socio Marjaliza.
Para entender mejor el papel actual de Fígar y su ejemplaridad particular, es
muy de agradecer la doctrina que ya dejó sentada -en agosto de 2011- en un encuentro en Rímini con miembros de Comunión y Liberación, probablemente como testimonio
de buena compenetración con sus oyentes, disponible para seguir la sana
doctrina neoconservadora. Allí sintetizó la importancia de tener alguien bien
situado en la Administración para tomar decisiones –o ser uno mismo quien
decida- para “mejorar el panorama de la educación en centros de gestión privada
con fondos públicos”, a la par que la satisfacción por haber ido ampliando este
tipo de centros que “puedan llevar adelante sus propios proyectos educativos
con la ayuda y el soporte de los fondos públicos”, cuando ya había facilitado
la apertura de “79 centros nuevos de este tipo”, habiéndoles solucionado
previamente el “problema del terreno”. Sinceramente confesaba: “hemos ofrecido
estos lugares gratuitamente a organizaciones religiosas, cooperativas y otras
estructuras para que crearan centros sostenidos con fondos públicos pero con
gestión privada”. Podía haber confesado, igualmente, el meditado programa de desatención que estaba fraguando
contra la educación pública y sus profesionales o sus nulas iniciativas para
innovar la metodología de trabajo de estos.Hoy cabe preguntarle, además, si,
para que un colegio sea bueno, basta con decir –como repite su propaganda- que
es bilingüe sin ni siquiera evaluar si lo que se está haciendo es realmente
educativo o una manera más de segregación.¿Podría explicar también esta
contratación exprés de becarios a que se acaba de apuntar, después de haber despedido -contando
sólo el personal de los CEIPS- a 2.500
interinos?
“Su educación la eliges
tú” es,
sin embargo, uno de los eslóganes electoralistas que estos días invade Madrid
en vallas y cuñas publicitarias de diversa duración. Un pretexto, también, para
aclararse –a la luz de todo lo anterior- acerca de asuntos cruciales que
complican la vida de los ciudadanos inútilmente. El empeño de muchos políticos
en ganarse el voto dándole al palo de “la distinción”, en vez de explicarnos si
su gestión del dinero público ha sido transparente y se ha traducido en cuidada
atención a una escuela de todos y para
todos, ha conducido a una situación cada vez más gravosa para la mayoría social
y privilegiada para unos pocos. Zonas hay ya en Madrid-como Pozuelo o Boadilla-,
donde no es milagro alguno que los alumnos matriculados en la privada sean
bastantes más que en la pública, como destacaba Luis Gómez el pasado día cinco
en El País y, a este paso, después de
que la LOMCE consagrara la legalidad de la subvención por sexos (84.3) y que la
iniciativa privada pudiera consagrarse como “demanda social” en cuanto a
centros educativos (art. 109.2), pronto tendremos varias Españas con
certificación programada. Ya tenemos muchas maneras de interpretar el artículo
27 de la Constitución. Sólo falta que ahora nos creamos que de nosotros –de
todos nosotros- depende esto de la libertad de elegir centro; que esta libertad
de elegir que se pregona es posible a todos los ciudadanos y, por tanto, que,
si te equivocas es tu problema, claro, y que la Administración no tiene nada
que ver en tus posibles yerros.
Mientras lo
discutimos, un grupo específico bien trabado se apropia del espacio y los
presupuestos de todos, y otro, considerablemente mayor, es gradualmente
excluido hacia una creciente precariedad, como advierte Bernardo Secchien La ciudad de los ricos y la ciudad de los
pobres (Ed. La Catarata, 2015). La educación que están construyendo los
ricos o los que se sienten como tales
-la finca particular que están creando dentro de España- es crecientemente “distinguida”, muy propicia
para la fragmentación social. Cabe preguntarse si la ventajosa captación de
talentos emprendedores que tan vacuamente se está defendiendo y la estrecha
colaboración institucional que propugnan los ejemplos más conspicuos de
corrupción que cada día conocemos más, seguirá dándose a
partir de las siguientes elecciones. Si eres votante, tú sí que decides.
Manuel Menor Currás
Madrid, 12/03/2015
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