El presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades de la Comunidad y rector de la de Alcalá, Fernando Galván, explica en una entrevista con Madridiario la situación de las universidades madrileñas y la oposición de las mismas a una nueva subida de tasas, que se prevé cercana al 20%. El resto de comunidades ha optado por congelarlas o subirlas un máximo de un 5 por ciento.
La consejera de Educación, Lucía Figar, planteó a los rectores un incremento medio de las tasas del 20 por ciento. ¿Han tenido la oportunidad de volver a hablar con la Comunidad? ¿Les han comunicado si piensa reconsiderar esa subida?
Tenemos en la tarde de este miércoles la reunión del Consejo Universitario de la Comunidad de Madrid y el punto a debatir es precisamente el informe del establecimiento de los precios públicos para el año que viene. Hasta este momento no tenemos más noticias. Lo que nos ha comunicado a cada uno de los rectores este mes es la intención de disminuir la financiación que da a las universidades y, para compensar ese recorte, aumentar las tasas en torno al 20. En algunos estudios, como en Humanidades y Ciencias Sociales, sería del 27 por ciento; y en otros, como las Ingenierías, estaría en el 15. No tenemos más noticias en este momento.
En el caso de que se quede en ese 20 por ciento de media, ¿cómo puede afectar a la universidad, teniendo en cuenta que el año pasado ya subió un 38 por ciento el precio en primera matrícula?
No es buena noticia. En primer lugar, por la situación económica del país, la subida del desempleo, la situación de muchas familias... Situación que se ha reflejado en las universidades en un enorme incremento de los impagos de las matrículas en este curso. Sería ir hacia una inequidad mayor, porque las oportunidades de acceder a los estudios superiores se verían penalizadas para aquellas familias con menos recursos. Por otro lado, parece que esto lo ha entendido el resto del país. No conozco ninguna comunidad autónoma, hasta este momento, que vaya a subir las tasas el año que viene, salvo alguna que va a incrementar el IPC, o uno o dos puntos añadidos. Con lo cual, la distancia que se crea entre Madrid y el resto del Estado es muy importante desde el punto de vista de la competitividad, porque deja a las universidades madrileñas en muy mala posición. También implica una posible caída en los créditos en que se matriculan los estudiantes. Este año ya ha habido una caída de alumnos de másteres y del número de créditos en grado.
¿Tienen ya un balance de cuánto han caído las matrículas?
El posgrado ha caído entre el 15 y el 20 por ciento en las universidades. En la Politécnica, los másteres cayeron un 17 por ciento, en la de Alcalá cayó un 18 por ciento y en la Autónoma me parece que fue un 13,3. En los estudios de grado, también. En la Politécnica bajó el número de créditos un 8,7 por ciento; o en la de Alcalá, un 9,75. Los alumnos de grado se han mantenido, pero lo que han hecho es matricularse en menos asignaturas. Esto tiene varias derivadas. Una es que los alumnos tardarán más en terminar sus estudios, con lo cual encarecerán, además, la financiación. Por otro lado, hace que la recaudación caiga para las universidades, cuando este aumento de tasas lleva anexo un descenso de la financiación pública. Es decir, hubo unas declaraciones inicialmente de la consejera de Educación en las que decía que las tasas se incrementaban y de esa manera las universidades tendrían más recursos a través de la recaudación. Bueno, eso no es cierto y se ha demostrado este año. Al aumentar las tasas lo que hace el Gobierno de la Comunidad de Madrid es reducir la financiación, considerando que como se va a recaudar x más, ese x más se convierte en x menos en la financiación. Pero, claro, de los cálculos a la realidad hay una gran diferencia. De hecho las universidades hemos recaudado un 50 por ciento menos de lo que la Comunidad estimó.
¿En el recorte que ha planteado este año la Comunidad se ha tenido en cuenta este desfase?
Le hemos dado los datos de este año para que pudiera contrastarlos con la proyección que hacía la consejería, pero no tenemos aún respuesta a eso. Puede que la respuesta la tengamos esta tarde. Ojalá que lo tenga en cuenta, porque a lo largo de estas semanas hemos estado dialogando y aportando datos. El propósito es llegar a lo que estamos solicitando hace tiempo, que es la congelación de las tasas este curso académico, como han hecho muchas comunidades autónomas.
¿Qué sensaciones tiene? ¿Cree que se va a poder frenar la subida?
No lo sé, porque no hemos tenido mucha respuesta en las últimas semanas. Yo he hablado una vez por teléfono con la consejera. Sin embargo, le pedimos una reunión al presidente de la Comunidad hace casi un mes y aún no tenemos respuesta, lo cual me resulta bastante preocupante. Así que tengo sentimientos enfrentados. Me gustaría que la respuesta fuera positiva, porque nuestra demanda creo que está plenamente justificada. No hay más que mirar alrededor, a lo que ha hecho el resto del país. Sería muy difícil de explicar que en Madrid se siguiera una política distinta. Eso nos hace tener la esperanza de que se imponga la sensatez.
¿Estas subidas de tasas son un cambio en el sistema de financiación, que cada vez recae más en los estudiantes?
A mi juicio este es un cambio del modelo de financiación quizás hecho sin utilizar luz y taquígrafos. Es decir, cuando se plantea un cambio de financiación, se discuten los términos en los que se va llevar a cabo. Un dato: en el año 2010, antes de que empezaran estos aumentos desmedidos de tasas, la financiación pública cubría aproximadamente el 65 por ciento de los presupuestos de las universidades de Madrid. Este año lo que está cubriendo es en torno al 55 por ciento. Esto revela que las universidades se tienen que financiar cada vez más con las aportaciones que las familias hacen a través de las tasas. Es, desde luego, un cambio de modelo. Pensar que un servicio público está en torno al 50 por ciento ciento de financiación pública, pagada por todos los contribuyentes, y que el resto es privado significa un cambio muy importante del enfoque del servicio universitario. Ese porcentaje de dinero aportado por las familias aumentaría aún más si se aprueba otra subida de tasas.
¿Cuánto se han reducido las transferencias en este tiempo?
Unos 200 millones. Teníamos 1.085 en 2010; y en estos momentos, en 2013, 863.
Me decía que las universidades de Madrid perderían atractivo si se suben los precios. ¿Son en estos momentos de las más caras?
Las universidades más caras son las madrileñas y las catalanas. No sé cómo quedará este curso, porque Cataluña ha decidido congelar las tasas o subir el IPC, no recuerdo bien. Y el resto son muchísimo más baratas. En las universidades gallegas o las andaluzas, la matrícula vale prácticamente tres veces menos. Una titulación de Humanidades o Ciencias Sociales en una universidad gallega tiene una matrícula de 591 euros y parece que van a congelar el próximo curso. En Madrid esa misma titulación este año está en torno a los 1.300 y si se diera la subida serían más de 1.600 euros. La diferencia es abismal. Más o menos lo mismo ocurre con muchas universidades, donde las matrículas están dos veces por debajo y en alguna ocasión casi tres veces.
¿Si se suben las tasas otra vez, Madrid ya adelantaría a Cataluña?
Depende de la subida. En algunas titulaciones es muy posible que sí, porque este año por ejemplo, las Humanidades y Ciencias Sociales en las universidades catalanas tenían el crédito en 25 euros, lo que en principio está proponiendo la consejería madrileña es subirlo a 27. Derecho, Economía o Historia, cualquiera de estas titulaciones pasaría a ser más cara en Madrid que en Cataluña.
Me comentaba antes que había un importante número de alumnos que no ha podido pagar este año la matrícula después de haberse matriculado. ¿Cuánto ha aumentado respecto a otros años?
La cifra está en 5.000 o 6.000 alumnos. En mi universidad, en Alcalá, ha habido alrededor de 600 alumnos que tenían una situación de impago o pago incompleto. Por eso, nosotros sacamos un plan para poder paliar esas situaciones sobrevenidas, dando unas ayudas para las matrículas. Se han resuelto hace poco tiempo y no se ha consumido la totalidad de la bolsa que habíamos destinado a esa situación. Es cierto que ha habido un 20 o un 30 por ciento más de impagos de lo habitual, por la idea que tengo después de contrastarlo con otros rectores, debido a situaciones, en la mayor parte de los casos, sobrevenidas. Este año ha sido muy duro para el desempleo y eso implica que hay familias que se quedan sin trabajo y sin recursos para pagar la matrícula o que el segundo o el tercer plazo se les ha hecho muy complicado. Evidentemente, si la matrícula sube y la situación económica no mejora, me imagino que los impagos se agravarán el año que viene.
¿Qué le parecen los cambios que está introduciendo el Ministerio de Educación en las becas? Ya este año se exigía nota para acceder a una.
La CRUMA está en la misma posición que la Conferencia de Rectores de la Universidad Españolas y hemos hecho un frente común ante la postura del ministerio. Lo que los rectores decimos no es que estemos en contra de la calidad ni que nos conformemos con un 5. Estamos absolutamente a favor de la excelencia y de premiar con becas a los mejores alumnos. Pero la cuestión es de equidad social, es decir, por qué una persona que tiene medios económicos suficientes puede acceder a la universidad y seguir estudiando con un 5 y, sin embargo, a una persona que no tiene recursos económicos se le pide más que a los que los tienen. Esa es la clave fundamental; el Estado debería intentar que en circunstancias de igualdad académica y diferentes recursos económicos se tuvieran las mismas oportunidades. Y, por eso, hemos dicho que nos parecía mal que se encareciera la obtención de la beca. No es bueno para una institución pública que se restrinja el acceso de los estudiantes por un factor meramente económico.
¿A este ritmo estudiar se va convertir en un lujo, en algo difícil de asumir por las familias?
Claro. Si uno considera que una familia puede tener dos o tres hijos en la universidad, ya no digo solo de clase trabajadora, sino de clase media, va a tener muchas dificultades para afrontar el desembolso que supone. Esa familia paga sus impuestos y hay que tener en cuenta que tres cuartas partes de la financiación de las universidades deben venir, en principio, de los fondos públicos. Entonces, ¿por qué no tiene la posibilidad de cursar sus estudios con una ayuda que cubra al menos la matrícula? Es una cuestión fundamental, que no tiene nada que ver con la excelencia.
Teniendo en cuenta la situación financiera de la Comunidad y que el Gobierno regional insiste en que tiene que reducir el gasto, ¿se podrían justificar los recortes en educación?
Hasta los que dicen que hay que recortar hacen en otros momentos discursos bonitos sobre que la salida de la crisis viene a través de la inversión en educación, investigación e innovación. Ese es el mensaje político que se lanza, pero luego no se corresponde con algunas políticas concretas que se implementan. Por ejemplo, la llamada de alarma del presiente del CSIC, símbolo de la investigación, que dijo que está a punto de hacer crack si no recibe 100 millones. Una sociedad que no apuesta por la investigación, la formación de sus ciudadanos y la innovación tecnológica está condenada a ser dependiente de otros países, lo cual no es que no nos facilite salir de la crisis, sino que nos mete en ella durante mucho tiempo. Desde el punto de vista económico, es muy mala política hacer recortes en educación, porque a lo que conduce a medio y largo plazo es a un empobrecimiento del sistema.
La semana pasada la Comunidad aprobó la inclusión de las universidades en el plan de pago a proveedores y se han acogido la Complutense y la Politécnica. ¿Qué situación tienen las universidades?
Hay algunas universidades, también en el resto de España, que tienen un serio problema de retraso en el pago sus proveedores. Eso se debe en la mayoría de los casos al retraso de los financiadores. En Madrid las seis universidades hemos recurrido a los tribunales reclamando deudas de varios años a la Comunidad. Ya hay sentencias favorables para la Universidad Complutense. Como ha dicho su rector, tiene reconocidos 90 millones que la Comunidad tiene que proporcionarles y aún no se ha hecho todo el pago. Ese retraso, si no se tiene liquidez, no se puede afrontar y por eso se ha creado ese fondo. Es una decisión del Gobierno de España. Se trata una línea de crédito, con dos años de carencia; y al tercero, un 5 por ciento de intereses.
Al margen de este problema de liquidez, ¿cuál es la situación económica de las universidades? ¿Se va a ver otras medidas como intervenciones por parte de la Administración, privatizaciones, cierres de Campus, como se ha comentado alguna vez? ¿Hemos visto ya lo peor?
Las universidades tienen, de acuerdo con la ley, que rendir cuentas mes a mes, con lo que hay un control muy exhaustivo. Está prohibido que entren en déficit. La Complutense ha cerrado 2012 con superávit, en equilibrio, y creo que el resto también. No creo que haya ese tipo de escenario a corto plazo. Las universidades hemos hecho un enorme esfuerzo en contención de gasto, desde corriente hasta en personal. Si no se hubiera hecho así, estaríamos en déficit todas o casi todas. Este esfuerzo afecta de una manera muy inmediata. En mi universidad y en el resto creo que también, se ha reducido el gasto en viajes, protocolo y en todo lo que no tenga que ver directamente con la docencia y la investigación. Lo que pasa es que es un equilibrio, hay que decirlo, al filo de la navaja. Si hay un descenso de la financiación, el riesgo es que no podamos mantener un equilibrio presupuestario a finales de año. Por eso, estamos tan preocupados por las noticias de que pueden recortarnos la financiación pública porque ya no hay margen para implementar otras políticas de ajuste o de recortes. Ya lo hemos hecho en todas las partidas en las que lo podíamos hacer.
Por último, ¿cuál es la situación de la Universidad de Alcalá?
Es una situación estable. Hemos hecho ajustes internos, hemos reducido el número de centros y facultades para ahorrar en gasto corriente. Tenemos un número de estudiantes muy razonable y una de las ratios entre profesores y alumnos más favorable de las universidades españolas. Somos una de las universidades que tiene el mayor porcentaje de estudiantes extranjeros, según un ranking externo. Dentro de las carencias que tenemos de tipo económico, es una universidad muy manejable y que está en este momento en muy buena situación.
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