Reproducimos este artículo de Agustín Moreno, publicado en la revista ESCUELA, del 30 de mayo
REVÁLIDAS
Sostiene Wert que lo último que
cambiaría de su ley son las reválidas. No
tiene idea de que en la educación, y más aún en la obligatoria, la evaluación
tiene una función formativa, de ayuda al aprendizaje. Una carrera constante de obstáculos y superación de pruebas y reválidas
al final de cada etapa es antipedagógica, sancionadora y excluyente. Es apostar por un modelo de enseñanza basado en la
presión del examen, frente a otro centrado en las necesidades y motivaciones
del alumnado. Jugarse
en una prueba externa los años de escolarización es injusto y contradice
la evaluación continua. No mejorará la
calidad, pero sí agravará el fracaso escolar y absentismo. La experiencia de EEUU,
que abusa de pruebas externas, indica que los resultados han sido un desastre y
ha reforzado la mediocridad del sistema.
La
reforma educativa del final del franquismo (1970) tenía objetivos que dejan en
evidencia la LOMCE. Como decía el NODO http://www.youtube.com/watch?v=ivJ-UDuOdXA
intentaba superar la rigidez del sistema, el fracaso de las pruebas
memorísticas, la existencia de dos sistemas educativos (para familias
acomodadas y para sectores sociales menos favorecidos) y la supresión de las “temidas
reválidas” que hacían que solo 3 de cada 100 alumnos llegase a la universidad.
Otros
puntos negros de las reválidas son: a) La desconfianza hacia el profesorado, al
que se le hurta la evaluación y la decisión final sobre el grado de consecución
de las competencias básicas por el alumnado. b) La degradación de contenidos: se acaba estudiando lo que se evalúa y se centra
el tiempo y los esfuerzos docentes en preparar al alumnado para resolver
pruebas y exámenes, como ya pasa en 2º de Bachillerato de cara a la selectividad.
c) El coste económico para el sistema, tan alto como inútil, por la
realización de las múltiples pruebas externas todos los años; y el coste para
las familias cuando tengan que pagar academias para repetir la reválida los
alumnos suspendidos. Si se relacionan las reválidas con la segregación temprana
que impone la LOMCE resalta el carácter clasista y excluyente de una ley que es
puro darwinismo escolar al servicio del darwinismo social, económico y
político.
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