La Junta Directiva de ADIMAD, Asociación de Directores de Instituto de Enseñanza Secundaria de Madrid, ante la situación excepcional en que nos encontramos por la pandemia del Covid19, quiere manifestar, antes de cualquier otra cuestión y en nombre de todos sus asociados, sus condolencias a las familias y amigos de las víctimas que se han producido hasta el momento. Aunque a veces parece olvidarse, estamos ante un problema de salud pública y creemos que ésta debe ser nuestra principal consideración en estos momentos.
Desde principios de marzo, las distintas administraciones han ido tomando decisiones para hacer frente a la situación creada. Somos conscientes que no es nada fácil, que todas las propuestas son revisables y las posibilidades de error son elevadas porque son muchas más las incertidumbres que las certezas. Ofrecemos de nuevo nuestra colaboración como responsables de los centros educativos --hasta el momento no solicitada-- en la búsqueda e implementación de las medidas que nos permitan a todos (alumnado, personal docente y no docente y miembros de la comunidad educativa en general) superar esta situación de la mejor manera posible. Hasta el momento presente, la falta de diálogo e improvisación que la Consejería reprocha a otras instancias, es la misma que padecemos los directores de los centros educativos de la propia Consejería (ningún director hubiese recomendado, por ejemplo, el tipo de comida contratado).
En este sentido, y teniendo en cuenta estas cuestiones, queremos manifestar nuestra inquietud y preocupación ante una serie de actuaciones, disposiciones y problemas que nos preocupan en gran medida:
1º- Las numerosas resoluciones e instrucciones adoptadas hasta el momento han sido en ocasiones confusas y poco clarificadoras. A modo de ejemplo, creemos importante señalar algunas de ellas: el 9 de marzo, el Consejo de Gobierno decreta la suspensión de la actividad lectiva presencial y la permanencia de los centros abiertos para aquellas familias que deseen utilizar los centros, aunque no haya clase; el 10 de marzo las Viceconsejerías de Educación establecen la obligatoriedad de la asistencia del personal docente y no docente a los centros y el sistema de teletrabajo siempre que sea compatible con la continuidad de las actividades educativas; el 11 de marzo las Viceconsejerías determinan la continuidad de todo lo anterior pero con la adopción del sistema de teletrabajo en todos los casos; el 13 de marzo las Viceconsejerías resuelven que la asistencia a los centros educativos solo sería precisa para garantizar la continuidad de las actividades, y el 30 de marzo las Viceconsejerías concluyen el cierre de los centros educativos salvo casos excepcionales, cuando desde el 14 de marzo el Decreto del Estado de Alarma ya había suspendido toda la actividad educativa presencial en todos los centros y etapas.
2º- No podemos aceptar que estemos ante un curso fallido ni las apelaciones a una supuesta huida de la cultura del esfuerzo y a la evaluación cuantitativa como único recurso. Si así fuera nuestra labor docente se vería reducida a la mera transmisión y reproducción de contenidos. La evaluación no es solo la calificación de un examen sino también valorar la evolución y el desarrollo académico y personal de nuestros alumnos. En todo caso se han impartido de forma presencial dos trimestres de todas las materias, cerca de un 70%. En cuanto a la cultura del esfuerzo a la que se alude, las actividades a distancia en esta situación en la que estamos, están suponiendo para alumnado y
profesorado un considerable incremento del trabajo y el esfuerzo que como directores de los centros educativo queremos y debemos reconocer y agradecer de forma pública.
3º.- Por otro lado, las instrucciones de la Consejería de Educación (Resolución de 24 de abril) recogen un conjunto de recomendaciones y/o exigencias, que no aportan claridad a la comunidad educativa ni modifican sustancialmente la propuesta del Consejo Escolar del Estado y el acuerdo de la Conferencia Sectorial de Educación. En Madrid los alumnos pueden promocionar de curso con dos, tres y hasta con 5 materias suspensas según la legislación vigente (no cuentan para promocionar ni las materias optativas ni las de libre configuración autonómica de los distintos cursos). No acertamos a comprender, salvo por desconocimiento, declaraciones como las efectuadas por el Vicepresidente de la Comunidad: “Puede haber comunidades donde nuestros hijos pasen de curso con cinco suspensos y otras, como Madrid por cierto, donde no se va a pasar con suspensos”. En todo caso, y según estas instrucciones, la no promoción también se considerará una medida excepcional y en la evaluación los docentes, al igual que en el resto de las comunidades autónomas, deberán ponderar las posibles carencias no achacables al propio alumnado para asegurarse de que ello no penalice su calificación.
4.- El paso de una enseñanza presencial a una enseñanza remota en línea de una forma tan rápida pone en evidencia de nuevo la necesidad de tener un sistema educativo público potente y moderno con recursos humanos y tecnológicos suficientes que le permitan afrontar ésta y cualquier otra situación que se pueda presentar. Las mejoras en la plataforma educativa de la Consejería o los acuerdos con Microsoft o Planeta son de agradecer, pero resultan insuficientes y los centros hemos tenido que tomar medidas de urgencia para asegurar las actividades lectivas a distancia que han supuesto un enorme esfuerzo. Es necesario fomentar la autonomía de los centros y dotarlos de los recursos necesarios para desarrollar un Plan de Digitalización adecuado a la realidad de cada uno de ellos que permita adoptar, respetando la legislación vigente, las plataformas y medios más adecuados en cada caso para realizar nuestra actividad docente. Los centros públicos no podemos quedarnos atrás y menos frente a centros de otra titularidad que disponen de medios y plataformas específicas desde hace tiempo.
5.- Por último, y por si todo lo anterior no fuera ya suficiente motivo de preocupación, los planes de vuelta a la actividad presencial generan una enorme inquietud. Creemos que crean un problema de seguridad y salud pública y un problema de organización académica imposibles de resolver. Los planes del Ministerio de Educación nos parecen una medida muy arriesgada para la salud de alumnos, profesores y personal no docente: nos referimos a la asistencia voluntaria a partir del 25 de mayo del alumnado de 2º de Bachillerato y de 4º de la ESO y la asistencia también voluntaria pero solo para aquel alumnado de otros cursos que los profesores consideremos que puede ser beneficioso que acudan unos días a clases presenciales, en grupos de 15 alumnos como máximo, y siempre que la situación sanitaria lo permita. Y todo ello manteniendo el teletrabajo con la gran mayoría, probablemente un 80 o 90%, del resto de nuestros alumnos.
Sin embargo, nos parece una temeridad difícil de entender algunas manifestaciones de la Consejería de Educación de Madrid que plantean la vuelta escalonada a partir del 18 de mayo y la asistencia de todos los alumnos a los centros. Plantear que un mismo profesor imparta clase a dos grupos de 15 alumnos en dos aulas diferentes y a la vez, como se ha llegado a decir, se califica por sí solo: ni hay espacios suficientes en centros ya bastante masificados ni el profesorado tiene el don de la ubicuidad. Si en marzo se suspendieron las actividades presenciales por el riesgo que entonces suponía, cuando aún la extensión del virus estaba comenzando, no entendemos que en las circunstancias actuales se planteen estas medidas que suponen un riesgo a nuestro juicio inadmisible e innecesario.
Por todo ello, desde ADIMAD, queremos manifestar a la opinión pública en general y a la comunidad educativa en especial, que exigimos la puesta en práctica por parte de nuestras autoridades educativas de las instrucciones del Ministerio de Sanidad en Centros de Trabajo: la dotación de las medidas de protección y detección del virus para todo el personal, la limpieza y desinfección de las instalaciones de forma periódica, la dotación de los productos de higiene necesarios para garantizar la seguridad de alumnos y personal docente y no docente, el cumplimiento de las medidas de separación y distancia entre personas tanto en zonas comunes como en las aulas, las medidas para evitar las aglomeraciones de personas, el cumplimiento del aforo máximo en los centros para cumplir con el requisito de distancia, la instalación de mamparas de protección, la flexibilización de las entradas y salidas para evitar aglomeraciones, la adaptación de los rutas de transporte escolar a las medidas de protección…
Como directores de los centros educativos, y como funcionarios de la Consejería de Educación, cumpliremos lo que nuestras autoridades educativas dispongan, pero con toda claridad queremos indicar que, en caso de que estas mismas autoridades no garanticen y adopten las medidas necesarias indicadas, no podemos hacernos responsables de las consecuencias para la salud de nuestro alumnado, profesorado y personal no docente.
En cualquier caso, queremos reiterar nuestra disponibilidad y deseo de colaborar en la adopción de medidas que, desde la sensatez y la cordura, nos permitan superar esta situación tan inédita para todos. Para lo cual consideramos urgente habilitar cauces permanentes de consulta y colaboración.
Madrid a 7 de mayo de 2020
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