"Había tomado una decisión que pensaba anunciar el Dos de Mayo, pero he decidido adelantarla a hoy: anuncio mi renuncia", ha comunicado Cifuentes
Quiere continuar como diputada y resistir frente del PP de Madrid. De momento, el Gobierno queda en funciones hasta que haya investidura
Ha evitado referirse al escándalo del máster que se la ha llevado por delante y se ha presentado como víctima de una campaña para "destruir" a su persona
Cristina Cifuentes lo deja. La presidenta de la Comunidad de Madrid dimite de su cargo 35 días después de estallar el escándalo del máster. La resistencia, la huida hacia adelante, ha tocado a su fin. La jefa del Ejecutivo llevaba un mes desayunando cada día con informaciones que ponían en entredicho, sino contradecían, su verdad. La primera, que acreditaba que una funcionaria le cambió dos notas con un procedimiento irregular, la publicó eldiario.es.
"Es una campaña de acoso y derribo, que dura bastante tiempo, dejó de ser política para convertirse en personal. Se han traspasado unas líneas rojas evidentes". Así ha arrancado Cristina Cifuentes su comparecencia ante los medios, haciendo referencia a la gota que ha colmado el vaso de esta crisis: un vídeo publicado por OkDiario que muestra a la presidenta retenida por los guardias de seguridad de un supermercado acusada de haber hurtado dos cremas.
Era entonces vicepresidenta de la Asamblea de Madrid y la situación, ha justificado, respondió a un "error involuntario". "Me lo llevé por error, me lo dijeron y a la salida los aboné [...] Yo he cometido muchos errores a lo largo de mi vida, seguiré cometiéndolos, pero toda mi actuación y mi vida se está poniendo en tela de juicio con el interés de acabar con el adversario político y destruir a la persona", ha añadido tras comunicar que sufrió "extorsiones" por estas imágenes en el pasado.
Cifuentes ha dimitido como presidenta del Gobierno, pero tiene intención de continuar como diputada y resistir frente del PP de Madrid. La exjefa del Ejecutivo no va a renunciar de momento a su escaño en la Asamblea y ha transmitido por mensaje a su grupo parlamentario y a la dirección del PP de Madrid su voluntad de continuar siendo presidenta del partido en la región.
Había tomado la decisión "hace tiempo"
En sus 12 minutos de comparecencia sin preguntas, Cifuentes no ha hecho ninguna referencia al máster y ha admitido que ya había tomado la decisión de dimitir "hace tiempo". Esperaba hacerlo tras los actos institucionales del Dos de Mayo. Pero esta información, "utilizada para rematar una campaña personal, más allá de lo político" según su discurso, ha precipitado su renuncia.
"Mi actitud de tolerancia cero ante la corrupción tiene este precio. La situación política es esta, con una moción de censura planteada, y he estado hablándolo con mi equipo. Había tomado una decisión que pensaba anunciar el Dos de Mayo, pero he decidido adelantarla: anuncio mi renuncia", ha dicho.
Cifuentes no ha aclarado deja su escaño en la Asamblea de Madrid y renuncia también a la presidencia del PP madrileño. Nadie en su equipo lo aclara por el momento; tampoco hay confirmación sobre quién será su sucesor, aunque todo apunta a Ángel Garrido, su mano derecha y portavoz del Gobierno, además de secretario general del partido en Madrid. Ahora debe formalizarse la renuncia en la Asamblea de Madrid, momento a partir del cual empiezan a correr los tiempos que establece el reglamento. El Gobierno, hasta que haya recambio del PP, estará en funciones.
"El mal mayor sería la izquierda radical gobernando"
La presidenta saliente ha reconocido que la "posibilidad real de que la izquierda pudiera gobernar la Comunidad de Madrid" le ha hecho "reflexionar mucho" sobre su decisión. "La vida está por encima de los intereses de uno, hay que pensar en los intereses generales [...] Toda esa gestión no se podía ni se puede poner en riesgo porque la alternativa es un gobierno de izquierdas que subiría los impuestos y destruiría muchas de las cosas que se han hecho. Llevarían a cabo una gestión negativa y no es la que los madrileños han votado", ha señalado. Da un paso al lado, dice, porque el "mal mayor sería la izquierda radical gobernando en Madrid". "No lo puedo permitir", ha afirmado.
El PP trataba en los últimos días de controlar los tiempos, estirar el chicle, echar un pulso a Ciudadanos hasta la moción de censura. Pero todo se ha acelerado. De nada han servido los últimos gestos de la presidenta en un momento en el que prácticamente toda la opinión pública la cuestionaba. Incluidos muchos votantes del PP, según se desprende de varias encuestas. "Esto ha trascendido todo, se habla del máster en todas partes", admitían en la Puerta del Sol hace unas semanas.
Ni la carta de renuncia al máster, ni pedir perdón, ni la sobreexposición pública de los últimos días para tratar de aparentar que el Gobierno regional seguía trabajando han funcionado. Solo quedaba aguardar a la caída.
"La resistencia tiene un límite"
"He aguantado más de 34 días. Creo que he aguantado mucho. Lo que ha ocurrido traspasa una línea. Se han tergiversado imágenes [ha apuntado en referencia al vídeo en el supermercado]. No quiero dañar a mi familia, es por quien tomo esta decisión, para que no sigan sufriendo este calvario. Creo que es lo mejor para la Comunidad de Madrid y para mi partido", ha explicado Cifuentes, que ha agradecido a su familia y a su equipo "el trabajo, el cariño y el apoyo". "Es un privilegio contar con vosotros", les ha dicho.
A los madrileños ha enviado el mensaje de que "la resistencia de las personas tiene un límite" y les ha agradecido la confianza. "Me voy con la cabeza alta, con un sentimiento amargo desde el punto de vista personal pero satisfecha. Creo que hemos hecho un buen trabajo, que la vida de los madrileños sea mejor que hace tres años. Ha sido un privilegio ser presidenta de la Comunidad de Madrid, un privilegio difícilmente alcanzable. Ha sido mucho lo bueno, lo malo lo intentaré olvidar".
La presidenta que quiso poner fin "al tiempo de los corruptos" en el PP, una "paloma blanca" en el partido, se va manchada y cuestionada. Con una imagen pública erosionada a base de silencios, de carreras y de explicaciones contradictorias que ya no convencían ni a los suyos. No está imputada, pero el trato de favor de la Universidad Rey Juan Carlos ha tocado a todos los que sudan para pagarse un máster y asistir escrupulosamente a las clases, como obliga la normativa en los presenciales.
Cifuentes terminó reconociendo que pudo cursar la titulación gracias a "acuerdos con los profesores". Admitió, tras semanas negándolo y varias informaciones que lo corroboraban, que ni fue a clase ni hizo los exámenes con el resto de sus compañeros.
La defensa del trabajo fin de máster ha sido la pieza clave de este escándalo. La ya expresidenta nunca pudo demostrar que, como sostiene, lo defendió el día 2 de julio de 2012 en el campus de Vicálvaro. Desde hace unos días ya no se atrevía a afirmarlo, toda vez que el acta que utilizó como prueba de que se había producido era falsa. Y así lo admitió el rector de la universidad y las profesoras cuya firma estaba rubricada en el documento.
La veterana diputada de la Asamblea de Madrid, vicepresidenta de la Cámara, delegada del Gobierno y, al fin, presidenta de la región se aparta de los mandos de la Puerta del Sol. Una vida entera dedicada a la política que periclita por un máster que ha sido mucho más que eso.
La cara regeneradora del PP que sobrevivió al encarcelamiento de Ignacio González, a las acusaciones Francisco Granados y a señalamientos en informes de la Guardia Civil se ve obligada a dar un paso atrás ahogada por cambios de versión mal calculados, mentiras y medias verdades. 35 días después.
"Me voy -ha dicho- y el resumen es que a pesar de todo, la dureza del momento, del dolor personal que yo siento, creo que mi padre se sentiría orgulloso de mí y es lo más importante", ha concluido. "A seguir y mucha suerte. Encantada".
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