Compartí con él ocho años en el
mismo centro y doy fe de que Javier era un profesor extraordinario.No hay más
que leer las cosas que escriben sus alumnos del IES Salvador Allende en el
cuaderno que le han escrito. De sólida formación intelectual, gran lector y riguroso
en los contenidos científicos, era sobre todo muy rompedor en los métodos:
iconoclasta, atrevido, innovador, siempre pensando en cómo motivar y encontrar
la forma de que sus alumnos se interesasen por la historia, la geografía, el
mundo, la política, la vida.
Creía mucho en los chavales, en su participación y
protagonismo directo, consciente de que solo así aprenderían a pensar por sí
mismos y las clases se convertirían en una escuela de democracia.Participando
en los proyectos de innovación pedagógica como el Turkana. Mejorando en la
escuelay reivindicando en la calle, como tiene que ser.
Tenía muy claro que había que cambiar la escuela para
mejorar la sociedad. Y para ello había que defenderla y participó todo lo que
pudo en la Marea Verde y fue quizá el primero que llamó con este nombre al
movimiento en defensa de la escuela pública. Porque tenía muy claro que un país que destruye su Escuela Pública no
lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un
país que desmonta la Educación, las Artes o las Culturas, está ya gobernado por
aquellos que solo tienen algo que perder con la difusión del saber. Y es
evidente que cuando no hay educación, cuando el saber no se socializa, no hay
manera de romper el círculo vicioso de la sumisión.
Javier tenía una humanidad que le
llevaba a empatizar con los demás y a comprometerse en tantas buenas causas. Era
un activista que participaba en la lucha en defensa de la escuela pública, del
profesorado interino -recuerdo las huelgas y cortes de la calle Alcalá en 2004-,
con el 15-M, con la Tuerka en sus orígenes, con el movimiento zapatista…
Siempre con la ilusión del cambio político y progresista en España. Implicado
en los movimientos sociales y siempre partidario de la participación horizontal
y asamblearia, sensato y asertivo en la
defensa de sus ideas. Su compromiso y sus aportaciones e ideas se pueden visitar
en sus blogs Impensando: http://impensando.wordpress.com/ y Estación claridad vamos llegando: https://javiersoriaj.wordpress.com/estacion-claridad-vamos-llegando/ donde afirmaba su lema de que “Sólo hay dos sueños que merecen la pena, los posibles y los
imposibles”.
Pero sobre todo, Javier era una
inmensa persona. Recordaremos su amabilidad y su interés por los demás. Pocas
personas he conocido tan leales con sus amigos como él. Y si las personas se ponen a prueba en las situaciones
difíciles: qué grande y qué digno ante la enfermedad, qué generoso con todos,
qué incansable en su lucha para vencerla. Y qué valiente ante la maldita
muerte. Antes decía que no deja desolados, porque su ausencia es un agujero sin
bordes que va a costar trabajo llenar. Pero hay que conjurarse para hacerlo.Para
demostrarle a la muerte que no ha vencido, porque siempre permanecerá en
nuestra memoriapor su bonhomía, por su integridad moral, por tantas y tantas
cosas.Y porque, como dice un proverbio africano: “las huellas de las personas que caminaron juntas, nunca se borran”.
Gracias por tus palabras...muy bomitas
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