Ángel Fernando Germán
Soy profesor de Tecnología en Bachillerato y en diversos cursos de ESO, y, aunque es algo inusual, también soy profesor asociado en la escuela politécnica de mi universidad, formando a los aspirantes a ingenieros en los grados o ingenierías técnicas en extinción. Aunque soy más veterano en la enseñanza superior que en las medias, llevo ya diez años compaginando mi docencia en ambos mundos académicos. Así pues, espero ver las cosas con una perspectiva muy amplia.
De repente me encuentro con que este Gobierno, amparándose en su ya desgastado pretexto de mejorar la calidad de la educación, quiere erradicar, (esa es la palabra más adecuada), la educación tecnológica del currículo de las enseñanzas medias. Esto supone, desde cualquier punto de vista una aberración, que junto con otros aspectos de esa Ley que afectan a otros colectivos o a toda la comunidad educativa, solo concibo fruto de obtusas y retorcidas mentes que no sólo no tienen ni idea de educación ni de sensibilidad social, sino que seguramente siguen oscuros dictados de terceros.
Los profesores de Tecnología de enseñanzas medias nos hemos organizado en una Plataforma Estatal de Asociaciones de Profesores de Tecnología (PEAPT), que engloba a las homólogas asociaciones autonómicas, y, apoyados por Escuelas Politécnicas, Colegios Profesionales de Ingenieros, empresas privadas industriales, sindicatos y personas relevantes del mundo de la educación, la ingeniería, la tecnología y la industria, y por miles de ciudadanos normales, nos hemos movilizado para parar esta barbaridad que se gesta en el MECD.
Denunciamos y queremos informar a toda la sociedad que la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), aunque todavía anteproyecto, propone un sistema educativo que contribuirá a aumentar las cifras de fracaso escolar, tanto en las enseñanzas medias como en la FP y enseñanzas universitarias técnicas, además de desmotivar al profesorado y condenar al paro a miles de ellos, y que no mejorará la actual situación que se vive en las aulas.
Aduciendo la necesidad de un nuevo sistema educativo, el ministerio de Educación Cultura y Deporte (MECD) ha elaborado un modelo totalmente obsoleto, que vuelve a una concepción de la educación que creíamos haber superado. Incorporando, además, estructuras organizativas que supondrían una segregación anticipada y programada del alumnado en la etapa obligatoria.
En pleno siglo XXI, y en un entorno en el que la Tecnología está presente en todos los campos de la actividad humana, es imprescindible ofrecer una cultura tecnológica básica para toda la población. Además, existe una ingente demanda de profesionales altamente cualificados para el ejercicio profesional de puestos de trabajo de base tecnológica. Es, por tanto, una necesidad imperiosa dar la debida formación a todo el alumnado y, especialmente, a aquellos jóvenes que quieran encaminarse hacia los estudios tecnológicos de la Formación Profesional, pero también para acceder a los estudios universitarios de ingenierías o de arquitectura.
Sin embargo, en el anteproyecto de ley propuesto por el Ministerio de Educación, apenas hay cabida para la Educación Tecnológica. Se fragmenta y reduce en los 3 primeros cursos de la ESO y queda totalmente erradicada de 4º de ESO y Bachillerato (desapareciendo las materias de Tecnología, Tecnología Industrial y Electrotecnia). Desaparecen en términos netos tres de las cuatro asignaturas de Tecnología de la ESO, y las cuatro de bachillerato (dos obligatorias y dos optativas). Las cuatro últimas y la de 4ª con importantísimas para la formación de cualquier estudiante que desee estudiar un grado de ingeniería/arquitectura o un ciclo superior de FP afín al mundo industrial y tecnológico.
Por otra parte, en dicho anteproyecto se cita a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), pero no para integrarlas en todas las áreas del conocimiento, sino para reducirlas a un uso meramente manipulativo y de entretenimiento. Debemos recordar que las TIC son una herramienta, no un fin, y esa herramienta se contextualiza en los diversos campos de la técnica, en forma de programas de cálculo, simulación, diseño (CAD/CAM/CAE) o sistemas de regulación y control, por citar algunos.
En los países que obtienen mejores resultados en las pruebas internacionales PISA, la materia de Tecnología presenta una gran relevancia en sus sistemas educativos, con una gran carga lectiva desde edades tempranas, valorándose sus contenidos y siendo una materia indispensable no sólo en Secundaria y FP, sino también en Bachillerato. La prueba de la importancia de las enseñanzas tecnológicas, es decir, de la Tecnología en si misma, no debería necesitar siquiera justificación, pero por si el Sr. ministro o alguno de sus 'colaboradores' leen esto, voy a intentar iluminarles con algunos argumentos al respecto. Uno estaría verdaderamente ciego o simplemente no estaría en este mundo, si no tuviera conciencia de lo profundamente que la tecnología ha calado en todas y cada una de nuestras actividades de la vida cotidiana; ni me voy a molestar en poner ejemplos. Y cuando hablo de tecnología no hablo de informática, del software, que no es que no lo sea, pero ésta sólo supone una parte, pues ésta necesita un soporte físico y además un motivo y fin de su creación y existencia: todo tipo de artilugios y aparatos para todo tipo de usos.
Pero es que además, lo que nuestro entorno inmediato y sentido común nos hacen percibir, se formaliza en muy recientes estudios nacionales e internacionales realizados por instituciones tanto públicas como privadas, aparte de ese archinombrado informe PISA, que todos osan en citar pero muy pocos se han leído realmente (y en este grupo parece que se incluyen los responsables del MECD). Dichos informes concluyen que las titulaciones relacionadas con la Tecnología son las más demandadas por las empresas, con una tendencia creciente, al contrario que las materias de letras o de ciencias instrumentales. Por lo tanto este anteproyecto ofrece justo lo contrario a lo que demanda no sólo la sociedad, sino también las empresas (ver este enlace), porque erradicando la formación y culturas tecnológicas disminuirá muy seriamente la disponibilidad de mano de obra con cualificación media a muy alta para nuestras empresas.
El principal motivo por el cual nuestros alumnos sienten aversión por aprender es porque la metodología predominante en las aulas está más basada en el aprendizaje memorístico de conceptos que en la adquisición de destrezas, habilidades, competencias y actitudes que les ayuden a conocer y desenvolverse mejor en el cambiante mundo en que les toca vivir. Además, en las asignaturas instrumentales, no se les enseña la aplicación práctica y real de lo que aprenden, que es precisamente uno de los objetivos de las materias tecnológicas, ingenieriles, conocer, entender y diseñar aparatos y dispositivos con aplicación práctica y real.
El interés más notable de tener asignaturas como Tecnología Industrial I y II, Electrotecnia o Mecánica en el Bachillerato, radica en la aplicación directa del conocimiento científico a realidades tangibles. Ello está en relación con la creación y mantenimiento de una vocación por la tecnología, la ingeniería y el conocimiento científico, la investigación, vocaciones que nacen sin duda en el Bachillerato, cuando el estudiante ha comprobado que el conocimiento tiene un amplio espectro de valores de toda índole porque se puede aplicar en la realidad práctica, y donde decide embarcarse en la nada fácil y sacrificada empresa.
Por otra parte, con la actual coyuntura económica, y una sociedad tan inmersa en la tecnología y un mercado tan globalizado como el actual, si el país quiere ser competitivo no puede descuidar la importancia de la formación o de la investigación tecnológica aplicada a ningún nivel, y muy en especial en el lugar donde nace la vocación por ella, los institutos.
Además, no debemos olvidar que las asignaturas de tecnología, gracias a sus contenidos y al desarrollo de proyectos, resultan ser las asignaturas más integradoras y motivadoras de todo el currículo de ESO/Bachillerato, ya que en ellas de usan de modo aplicado conocimientos de Física, Matemáticas, Química, Dibujo y se trabajan todas las competencias. Por citar algunas de estas últimas:
• Realizando los cálculos que justifican un diseño concreto, se integran matemáticas y física, dándoles un sentido y aplicabilidad, y potenciando la competencia matemática.
• El uso como apoyo de herramientas hard/soft desarrolla la competencia digital.
• El trabajo en grupo en los proyectos, desarrolla la competencia ciudadana, la de aprender a aprender y la interacción con el medio.
• El trabajo de recopilación de información y su estudio, la redacción de trabajos, informes y memorias y la presentación oral de estos, usando lenguaje específico de la materia, desarrolla la competencia lingüística.
Hablemos ahora de motivación. Tengo en 4º de ESO una clase de veintipico alumnos, lo que es una barbaridad teniendo en cuenta que la asignatura de 4º es una troncal optativa, otra prueba por cierto, del interés de los estudiantes por las materias tecnológicas; también tengo una clase de 2º de bachillerato bastante nutrida. El día que decidí informarles sobre las intenciones del Ministerio, cundió la indignación y el desasosiego, porque si ellos han optado por estas asignaturas e itinerario es porque tienen ilusión en embarcarse a corto-medio plazo en una ingeniería, ilusiones que ven peligrar por culpa de una ideología mercantilista (léase preámbulo del anteproyecto), segregacionista y liquidadora, sin valores. Escuché expresiones como: "Nos has dejado traumatizados", "¿Qué podemos hacer para evitarlo?", "¿Qué me pasará en la carrera si dejo de estudiar estas materias antes de llegar?".
Motivación es que mis alumnos de 2º y 3º de ESO no paran de preguntarme cuándo empezaremos el proyecto, ansiosos por materializar las ideas que se agitan en sus cabecitas, motivación es que me pidan quedarse en el taller durante el recreo o que quieran llevarse su trabajo a casa para terminarlo con más tranquilidad o enseñárselo a sus padres.
Si esta reforma sale adelante, los que todavía no hayan llegado a 4º de ESO no aprenderán prácticamente nada de materia tecnológica, durante toda su andadura en la ESO/bachillerato; los que ya están en 4º no volverán a tener enseñanzas de electricidad, electrónica, materiales, regulación y control, neumática o energías en lo que les queda en el instituto, y hasta entrar en las carreras, si es que pueden permitirse las elevadísimas tasas actuales, que también cortesía de este gobierno. Pero si llegan, se encontrarán, aparte de las clásicas asignaturas de matemáticas, física, química y dibujo, todas esas materias que en Bachillerato o 4º de ESO eran temas o bloques, convertidas en asignaturas cuatrimestrales desde el primer semestre. Porque resulta que los planes de estudio universitarios (desde antes del Plan Bolonia) van justo en sentido contrario que esta reforma, que elimina no sólo materias tecnológicas, sino también otras tan interesantes como Economía o Geología. ¿Alguien se ha preguntado el efecto sobre el fracaso escolar en las escuelas técnicas que tendrá privar a los estudiantes de esta formación?. Seguramente sí, porque en el fondo lo que quieren es que llegue menos gente a la universidad, y así no sólo hacerla más elitista sino poder prescindir también de profesorado universitario, como parte del que imparte los másteres de secundaria, que será el primero en caer por razones obvias.
A pesar de todo lo anterior, en la propuesta del MECD, se elimina la Educación Tecnológica, cuyo eje vertebrador, como ya se ha dicho, es el método de resolución de problemas técnicos en el que el alumnado adquiere conocimientos de forma globalizada, favoreciendo la adquisición de las competencias básicas, tan mencionadas, y al mismo tiempo incomprendidas, por los dirigentes en materia de educación.
Y encima todo ello se ve agudizado por un mal endémico de nuestra clase política, a quienes, aunque se les regalen smartphones, tabletas de última generación y conexiones VDSL, como la mayoría son de letras, y los que no, bien pocos, son de ciencias básicas con poco o nulo ejercicio profesional como tales, carecen de conocimientos y cultura tecnológica, y de la sensibilidad, conciencia y capacidad crítica que ellos aportan, lo que es precisamente uno de los objetivos formales de estas asignaturas nuestras. Necesitamos más ingenieros en la política para atajar este mal.
Este oscuro panorama que se cierne sobre nuestro sistema educativo quedaría agudizado por un grave problema para el profesorado de Tecnología. La reducción de horas de Tecnología que contempla el anteproyecto de la LOMCE es tan drástica, que una gran parte del colectivo vería como sus plazas quedarían suprimidas, modificando seriamente sus condiciones laborales e incluso familiares, al ser desplazados de su actual centro o verse forzados a cambiar de cuerpo profesional, amén de los numerosos, miles de interinos que pasarían a engrosar las listas del paro. Algo, a todas luces, incoherente con la pretendida mejora de la calidad educativa. Al igual que los funcionarios de carrera, todos estos interinos son ingenieros (sobre todo), físicos y químicos, incluso algunos son doctores, gente muy cualificada y en constante formación, pero sin embargo también despreciada por los prejuicios de los reclutadores laborales, lo que les condenará todavía más a permanecer en el dique seco por cortesía del gobierno y su calidad.
No tiene sentido que, si hace veintidós años, en la concepción de la LOGSE y previo estudio de las demandas sociales, culturales y formativas, era imperiosa la formación en cultura tecnológica para los alumnos de secundaria, ahora, en un mundo aún más tecnológico, globalizado y complejo, se pueda prescindir de ella en el sistema educativo de un país que se dice europeo y que pretende ser competitivo en I+D+I.
Si todo esto no fuera suficiente, en alguna comunidad gobernada por el PP ya ha saltado otra liebre: la de usar 'voluntarios' universitarios para hacer el trabajo de profesores. ¿Hasta dónde son capaces de llegar?.
La Tecnología es formación y cultura para los ciudadanos del siglo XXI, y resulta inaceptable que se elimine de un Sistema Educativo diseñado hoy en día, pues sólo conducirá a la incultura tecnológica en las futuras generaciones, a la falta de capacidades para manejarse en un entorno tecnológico desde una visión crítica y formada, y al mantenimiento de uno de los tópicos más extendidos en nuestro país, que ve la tecnología como algo externo, alejado de nuestra cultura, poniendo freno al desarrollo y a la innovación tecnológica, tan necesarias en estos duros tiempos
Para recabar apoyos hemos creado una campaña y recogida de firmas a favor de la educación tecnológica en nombre de la Plataforma Estatal de Profesores de Tecnología, orientada a la ciudadanía en general.
También recabamos apoyos a título institucional o personal (si se ostenta algún cargo relevante), firmando la sendas cartas manifiesto descargables de la web de la plataforma.
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