El ministro de Educación José Ignacio Wert desde el comienzo de su gestión ha tomado iniciativas cuestionables en fondo y forma. A mi modo de ver son errores de gran calado.
El primero tiene que ver con la manera de actuar, al optar por la confrontación con los profesionales que dependen de su ministerio. Tildar de ineficientes y poco trabajadores a los docentes de manera indiscriminada, no parece una manera apropiada de iniciar una gestión ministerial. ¿Cabe imaginar esta actitud en el ministro del Interior o de Defensa hacia sus subordinados?
El enfrentamiento con los universitarios y en particular con los rectores, gremio habitualmente razonable y dialogante, es sin duda otro error.
La reforma de la enseñanza no universitaria anunciada por el señor Wert marca otra característica de su manera de hacer, y es la falta de diálogo con quienes tienen que aplicar sus directrices, lo cual tampoco parece un acierto. Hablar preferentemente de la mejora de la eficacia del sistema educativo pero no de calidad proyecta su visión sobre lo que supone la tarea de formar.
En último término, el mayor de todos los errores es recortar sensiblemente los recursos económicos destinados a la educación. Se trata de una grave equivocación ya que compromete el futuro de España como país.— Juan de Pablos Pons. Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad de Sevilla.
Publicado en elpais.com
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