CARTA DIRIGIDA AL IES CIUDAD DE JAÉN
DE LOS/AS PROFESIONALES DE LA RED
PÚBLICA DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA DE LA COMUNIDAD DE MADRID
Poco podemos añadir a lo que se ha dicho, a lo que han
recogido los periódicos, a lo comentado en llamadas de preocupación o
solidaridad, a lo escrito en cientos de whatsapps. Lo que sí podemos es sumar
nuestras voces a las de muchas personas que han sentido tristeza, pesar y
angustia cuando han sabido que una chica de 16 años ha muerto por su propia
voluntad. En primer lugar pensamos en el sufrimiento de quienes más la querían
y más cerca estaban de ella: su familia, sus compañeros de clase, sus
educadores. En lo oscuros que deben haberse transformado los días desde el
pasado viernes 22, en su dolor, en sus cavilaciones, en su tristeza.
Como profesionales de la educación nos es muy sencillo
poder pensar en cómo pueden sentirse nuestros compañeros del IES Ciudad de Jaén
ante este suceso trágico. Queremos mostrarles nuestro pesar y nuestro respeto,
sabiendo cómo este trabajo que en ocasiones es maravilloso y apasionante puede
convertirse en una fuente de inmenso dolor. Desde esa posición en la que
nuestra sociedad nos pone para acompañar a niños, niñas y adolescentes hacia un
lugar distinto, que muchos y muchas de nosotros deseamos más libre, más justo,
mejor. Por ello es fácil compartir el sentimiento de abatimiento de estos
compañeros, profesores, que han visto cómo se quebraban sus deseos y sus metas,
que se han encontrado con la muerte en un lugar, su instituto, que es un núcleo
generador de vida y de energía.
Sabemos, además, de las condiciones de trabajo del IES
Ciudad de Jaén; y sabemos también que, la repetida exigencia de dotar a los centros
educativos de recursos ajustados a sus necesidades, no es retórica en ningún
sentido. Hablar de ratios, apoyos, desdobles, dificultades socioeducativas,
atención a la diversidad, educación compensatoria, planes de convivencia, de
acción tutorial es hablar de aquellas condiciones que permiten responder
adecuadamente a las necesidades de todo el alumnado que año tras año pasa por
institutos como el Ciudad de Jaén.
En estos momentos es justo recordar
cómo las decisiones y las omisiones generales también pesan en el día a día de
las personas, limitando sus posibilidades, impidiendo desarrollos sociales y
educativos en muchos casos imprescindibles para aprender a vivir con uno mismo
y con los demás. No todo vale. No todo da igual. No todo es gratis. Y lo
decimos para, sin olvidar las condiciones concretas en las que se ha
desarrollado esta tragedia, no perder de vista esas condiciones generales en
las que ha ocurrido, los condicionantes que hacen que el día a día de un centro
educativo esté determinado por la precariedad y la ausencia de recursos
suficientes para hacer bien lo que la sociedad exige de nosotros ante la tarea
educativa.
Como profesionales de la red pública de orientación
educativa, sabemos lo importante que es
cuidar los aspectos sociales y personales de nuestro alumnado; sabemos que sólo
podemos entender lo académico desde una mirada más profunda y compleja de lo
que son nuestros alumnos y alumnas. También sabemos que en los centros, más
allá de los programas de las distintas materias, las personas aprendemos mucho
de lo humano y de nuestra sociedad, de lo bueno y lo malo. Quizás por nuestro
lugar en los centros nos llega con más detalle mucha de esta información,
quizás por nuestra habitual forma de escuchar al alumnado y sus familias nos es
más fácil percibir esa complejidad y sentir los efectos que muchos episodios
educativos cotidianos tienen en ellos.
Desde ahí pensamos en la importancia de ofrecer a las
comunidades educativas recursos suficientes para poder prevenir, intervenir
precozmente y acompañar en condiciones a nuestro alumnado en situaciones que a
veces son complicadas, que tienen costes personales y que determinan su forma
de crecer, de hacerse con su vida, de estar y compartir con los demás. Desde
ahí pensamos en el daño que la precarización de recursos hace en las
comunidades educativas, no sólo por la escasez de recursos sino también por
cómo se organizan. Pensemos en la inestabilidad de plantillas de los PTSC o en
la reducción que en los últimos años se ha realizado de orientadores. Míseros
recursos cuando podemos hablar de propuestas preventivas y respuestas educativas
tan complejas como necesarias, propuestas que van desde poder ofrecer una
entrevista a un alumno a dinamizar los recursos comunitarios que están al
alcance de los alumnos de un centro.
Desde nuestro lugar queremos hacer público nuestro
pesar a la familia de la alumna fallecida y trasladar nuestra solidaridad
y apoyo al profesorado del IES Ciudad de Jaén, deseando que todo este dolor y
este sufrimiento nos ayude a aprender a ser mejores, a poder acompañar como se
merece a nuestro alumnado en su pasaje por los centros educativos, esperando
que se entienda cómo las condiciones en las que hacemos educación son
determinantes para responder adecuadamente a las demandas que los chicos y
chicas hacen a sus profesores, para responder adecuadamente a una sociedad que
pone en nosotros la responsabilidad de educar personas y ciudadanos.
Los profesionales de la red pública de la Orientación
educativa de la Comunidad de Madrid.
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