abc.es: Martha C. Nussbaum: «La falta de enseñanzas clásicas es un peligro para la democracia»
La pensadora norteamericana ha obtenido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales
Los norteamericanos son un pueblo joven, nacido al cobijo de la bandera de la democracia. Un pueblo que nació en el mismísimo futuro. Quizá por eso, cuando echan la vista atrás lo hacen con entusiasmo y apasionamiento juvenil, con las ganas de sabiduría que a veces parece que vayan desapareciendo de este viejo, y muy cansado, continente llamado Europa. Sus intelectuales, sus pensadores, ponen mucha carne sobre el asador. Suelen hablar claro, guste o o no guste. Como Martha C. Nussbaum, a la que por Chicago donde vive y enseña la deben considerar casi a la izquierda de Obama, al que votar, según ella, «aunque tenga defectos, es la mejor opción posible».
Neoyorquina, vestida con discretísima elegancia en tonos negros, bien parece una de esas americanas progresistas, con tanto estilo como talento que salen en los bistrós de lujo de las pelis de Woody Allen, quien por aquí sigue por cierto en su restaurada estatua en la calle de las Milicias Nacionales en pleno centro de Oviedo. Pero del sucedáneo cultural de Allen a la señora Nussbam hay un largo trecho, como sentenció el jurado del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales tras premiarla: «Profunda conocedora del pensamiento griego, por su contribución a las humanidades, la filosofía del derecho y de la política, y por su concepción ética del desarrollo económico».
Mujer de gestos estimulantes, expresiva y sutil humor, que sí, reconoce, que lo de la democracia griega estaba bien, «pero solo participaba el diez por ciento de la población, no como en nuestras sociedades». Mujer de armas tomar culturales, pone cara de sorpresa (más bien de estupor) cuando escucha que en España el latín es una especie en vías de extinción, y que se pone marimorena con gestos de gran ironía cuando se refiere a Angela Merkel.
-¿Se imagina un mundo sin enseñanzas humanísticas ni clásicas?
-Sería una amenaza muy grande para la democracia. Si la gente no aprende a pensar de forma rigurosa y analítica, si no sabe construir argumentos filosóficos, serán como los esclavos de los tiempos de Sócrates. Son necesarias enseñanzas como los Diálogos de Platón, porque es necesaria la imaginación y la curiosidad para que las personas amplíen su mente y piensen en algo más que su familia y su círculo. Votarán sin la menor preparación, no entenderán a la gente de otras razas, religiones y clases sociales. Pero no hablo solo del latín, del griego, de la cultura clásica, es necesaria toda la literatura, el arte, la filosofía, la pintura.
-Una experta en Ética de la Economía cree que el Producto Interior Bruto es la manera más exacta de medir la riqueza de un país?
-No, no basta solo con eso. El progreso afecta a otras muchas cosas que debemos cotejar. Para empezar, hay que pensar en la facilidad que tengan las personas de poseer una capacidad para elegir una vida en condiciones. Tenemos que hablar de sensibilidad, de libertad, de las artes, de la cultura, de la familia. Y no podemos olvidar cuál es la relación de esa sociedad con otras especies, si vive en un medio ambiente sano y cuidado, si todas las personas participan del ocio y el tiempo libre, si las mujeres no están obligadas a trabajar en casa y también fuera… Para saber si una sociedad es rica y avanzada hay que fijarse en todo esto y que lo practique con éxito, y para todos, no solo para los poderosos.
-¿La crisis y la pobreza pueden llevarse por delante muchas de nuestras libertades?
-Sí, seguro, la crisis trae consigo una pérdida de la libertad, porque la gente que no tiene capacidad de poder educarse para saber elegir no es libre. No vale de nada hablar de libertad de expresión, de libertad de reunión, de libertad religiosa y de tantas otras cuando el sistema educativo público se ve recortado y la gente tiene un acceso a la cultura que depende de su poder económico. La pobreza, los recortes, disminuyen el poder de decisión de las personas. Si el acceso a la cultura no es igual para todos, estamos perdiendo buena parte de nuestra libertad.
-Hay quien cree que la crisis es un nuevo totalitarismo como los del siglo XX, aunque en clave económica. [...]
(Puedes leer el artículo completo en abc.es)
Martha Craven Nussbaum (n. Nueva York; 6 de mayo de 1947) es una filósofa estadounidense y profesora de la Universidad de Chicago. Sus estudios se centran en la filosofía antigua, la filosofía política, la filosofía del derecho y la ética. Estudió teatro y lenguas clásicas en la Universidad de Nueva York (NYU) (BA 1969) y enseñó filosofía y letras clásicas en Harvard en los años setenta y a principios de los ochenta.
Ha sido galardonada con el premio Príncipe de Asturias 2012 en el campo de las Ciencias Sociales.
El 26 de octubre de este año, en la ceremonia de entrega de su premio, interrumpió su discurso en inglés para lanzar en español estas palabras que reivindican las Humanidades:
"Necesitamos una educación bien fundada en las humanidades para realizar el potencial de las sociedades que luchan por la justicia. Las humanidades nos proporcionan no solo conocimientos sobre nosotros mismos y sobre los demás, sino que nos hacen reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la aspiración de todo individuo a la justicia, y nos evitarían utilizar pasivamente un concepto técnico, no relacionado con la persona, para definir cuáles son los objetivos de una determinada sociedad. No me parece demasiado atrevido afirmar que el florecimiento humano requiere el florecimiento de las disciplinas de humanidades. Por lo tanto, agradezco que la Fundación Príncipe de Asturias haya reconocido a las humanidades como una parte importante del pensamiento social para el futuro."
También el Príncipe Felipe, elogiando la labor de Martha Nussbaum, dijo:
"Martha Nussbaum, brillante helenista, admiradora y estudiosa de la filosofía socrática y aristotélica, ha reflexionado también sobre el proceso de degeneración de la educación, sobre ese “encogimiento del alma”, como con sugerente expresión lo calificó Rabindranath Tagore. Nos advierte constantemente de la pobreza intelectual y ética que el abandono del estudio de las humanidades acarrea y nos exhorta a seguir trabajando para evitar los males inherentes a él.
En este mismo foro hemos escuchado a nuestros galardonados llamar la atención muchas veces sobre esta cuestión, sobre la urgencia de velar por la protección y el desarrollo de los estudios humanísticos como el mejor camino para alejar de nosotros la ignorancia, el desprecio y el olvido de nuestro pasado. Sin embargo, seguimos sintiendo cómo perdemos, apenas sin darnos cuenta, el inmenso caudal de sabiduría que contienen dichos estudios, y cómo, por desgracia, se difuminan los contornos de la auténtica formación de los seres humanos. Recordemos, no sin cierto estremecimiento, aquella pregunta que se hacía Thomas Eliot: “¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento?. ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en la información?”
En este mismo foro hemos escuchado a nuestros galardonados llamar la atención muchas veces sobre esta cuestión, sobre la urgencia de velar por la protección y el desarrollo de los estudios humanísticos como el mejor camino para alejar de nosotros la ignorancia, el desprecio y el olvido de nuestro pasado. Sin embargo, seguimos sintiendo cómo perdemos, apenas sin darnos cuenta, el inmenso caudal de sabiduría que contienen dichos estudios, y cómo, por desgracia, se difuminan los contornos de la auténtica formación de los seres humanos. Recordemos, no sin cierto estremecimiento, aquella pregunta que se hacía Thomas Eliot: “¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento?. ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en la información?”
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