lunes, 31 de octubre de 2011

TRAMPOSOS Y MATONES

Corto y pego del blog Eso de la ESO:
"Si fuéramos malpensandos -que no lo somos- podríamos creer que el fin de una medida como esa (eliminar las tutorías) era, en última instancia, deteriorar la educación pública y facilitar su progresivo desmantelamiento y privatización. Es más, incluso podríamos preguntarnos si esas formas -las de las trampas y el matonismo- no son, precisamente, las que se emplean desde la Consejería como medio de relación con los profesores. Y es que, de puro suspicaces que somos, hasta podríamos creer que su profusa tendencia a la adjetivación (salvajes, irresponsables) o al aumentativo y la creación léxica (el negociazo de las camisetas verdes) de nuestras elocuentes responsables políticas son formas de un retórico -y muy literario, que eso es de agradecer- matonismo verbal.
Podríamos, claro, si no supiésemos con cuanto esmero se despilfarra el dinero público en utilísimas campañas de "Respeta a tu profesor", aunque no se dejara claro entonces -pese al millón y pico de euros que costó: total, para socavar ese respeto unos adjetivos más tarde...- si había que respetar al profesor que se quedaba en el centro, al profesor desplazado a otro instituto, al profesor que iba a impartir una afín imposible o al profesor interino que se quedaría este año en su casa o que, en el mejor de los casos, cubriría mitades y tercios de plaza en condiciones que nada tienen que envidiar al ¿erradicado? esclavismo.
Hoy, en un nuevo guiño del destino, nuestras nóminas también podrían hacernos creer -erróneamente, por supuesto- que se emplean en ellas trampas administrativas con el único propósito de ahogar la economía de los profesores que hemos hecho huelga. Una maniobra que, si fuéramos malpensados -pero qué tontorrones que nos ponemos los docentes: parece mentira-, se parecería mucho a un acto de chantaje -cuando menos- económico".

Las nóminas de octubre se han repartido antes de terminar el mes. ¡Qué marrulleros!, yo nunca había tenido en casa la nómina tan pronto.
Lo que hace falta es que su marrullería no nos afecte y sigamos, que parece que esto está teniendo algo de efecto.

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