Artículo de Sarah Babiker y Manuel del Valle para El Salto
La comunidad educativa contesta en las calles la política educativa del gobierno regional exigiendo medidas para todas las etapas del ciclo educativo, y la inversión en Educación Pública frente a la deriva privatizadora de Ayuso.
26 MAR 2023
Los reclamos son muchos y atraviesan a todos los ciclos educativos. Miles de voces de todas las edades coreaban la tarde del 25 de marzo los lemas: “Educación Pública” y “Ayuso Dimisión”, durante la manifestación convocada por la Marea Verde a las 18h en la Plaza de Neptuno. “¡Ayuso escucha la pública está en lucha!”, interpelaban a la presidenta regional las personas participantes. Consignas y pancartas clamaban por “menos ratios” y “más profesores”. La bajada de ratio, una demanda de largo recorrido y nunca satisfecha, que Marea Verde situaba en un máximo de 15 estudiantes por aula, así como una inversión del 7% del PIB en educación pública, eran dos de las exigencias centrales de las manifestantes, pero venían acompañadas de muchos otros reclamos, uno de ellos básico: “¡Nada nada nada para la privada!”.
En el paseo del Prado, docentes jóvenes y mayores, familias y muchas criaturas, estudiantes de la universidad coreaban entre camisetas verdes el clásico: “De norte a sur de este a este, la lucha sigue cueste lo que cueste”. Mientras, cerca de una pancarta venida desde el PAU de Valdebebas, al Norte de la ciudad, dos mujeres de mediana edad bromeaban: “A Letizia habría que recordarle que ella viene de Valdebebas”.
El único colegio público de Valdebebas sigue sin acabar: “los niños están en primero de primaria y no tienen aula, han ocupado el comedor, la sala de psicomotricidad”. Mientras, el ayuntamiento ha cedido un terreno a la escuela concertada
Es precisamente en los PAU donde se ve con mayor claridad la deriva privatizadora del PP, que ha tenido su última recta en el gobierno de Ayuso. Beatriz es vecina de Valdebebas, también es profesora y madre. Son muchos los años que la población del distrito viene reclamando aulas suficientes para sus hijos e hijas. Primero tuvieron que soportar (y siguen soportando) la construcción de los centros por fases, lo que le sucedió al único colegio público de Valdebebas. “Pero no sé qué ha pasado, que de repente ya ni en fases construyen. Simplemente han parado las obras, no licitan, no sacan proyecto”. Mientras, el único colegio público, el CEIP Nuria Espert, sigue sin acabar: “los niños están en primero de primaria y no tienen aula, han ocupado el comedor, la sala de psicomotricidad, las que había disponibles”. Se acerca el próximo curso y estarán en segundo, lo que no está claro es dónde los van a meter. Lo del instituto, si cabe, es aún peor, porque no existe: lo prometieron, dice Beatriz, pero solo les dan largas. Lo que sí va rápido es la introducción de la escuela concertada: el gobierno de Ayuso ha cedido un terreno a la concertada, en un proceso exprés, en el que habrá desde infantil a secundaria. La moraleja es, ironiza Beatriz: “No construyo tu colegio y además le doy negocio a una empresa privada.
El que quiera que pague”.
Desde el Sur, con una problemática similar, viene Ana, integrante del AMPA del Colegio Loyola de Palacio, y profesora de secundaria. En el Ensanche de Vallecas, donde se ubica la escuela y reside Ana, lo que reclaman es un nuevo instituto público, pues cuentan con cuatro CEIP públicos, pero solo tienen un centro de secundaria y está masificado. El instituto María Rodrigo, tiene hasta ocho y nueve líneas, y tener que atender a tanto alumnado genera problemas. Y es que casi un millar de adolescentes no es fácil de gestionar, apunta Ana. Lo que propone la administración, que recientemente ha cedido una nueva parcela para levantar un colegio concertado, el cuarto, es que el alumnado se quede más tiempo en el colegio: les han propuesto convertir el Loyola de Palacio, en un CEIPSO —un centro que una desde infantil a secundaria— y que el alumnado permanezca por ahora en primero de la ESO, algo que se aleja de sus demandas. “Lo que queremos es un instituto y lo queremos ya”, apunta.
Desde el Sur, con una problemática similar, viene Ana, integrante del AMPA del Colegio Loyola de Palacio, y profesora de secundaria. En el Ensanche de Vallecas, donde se ubica la escuela y reside Ana, lo que reclaman es un nuevo instituto público, pues cuentan con cuatro CEIP públicos, pero solo tienen un centro de secundaria y está masificado. El instituto María Rodrigo, tiene hasta ocho y nueve líneas, y tener que atender a tanto alumnado genera problemas. Y es que casi un millar de adolescentes no es fácil de gestionar, apunta Ana. Lo que propone la administración, que recientemente ha cedido una nueva parcela para levantar un colegio concertado, el cuarto, es que el alumnado se quede más tiempo en el colegio: les han propuesto convertir el Loyola de Palacio, en un CEIPSO —un centro que una desde infantil a secundaria— y que el alumnado permanezca por ahora en primero de la ESO, algo que se aleja de sus demandas. “Lo que queremos es un instituto y lo queremos ya”, apunta.
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“Demandamos la construcción de centros públicos según la demanda demográfica y realizada en una sola fase, porque el gobierno de la Comunidad de Madrid regala suelo público”, resumían en la convocatoria. “La ‘libertad de elección’ es sólo para las familias que quieren matricular a sus hijas e hijos en la privada-concertada, recordaban.
“¡Ayuso, so buitre, devuélveme el pupitre!”, se podía oír un poco más adelante, entre un grupo de maestras y maestros. Algunas llevaban en sus camisetas de la marea verde lemas que señalan el bilingüismo como una excusa para excluir profesorado, otros portaban carteles contra el 2x1. Todo está relacionado. “Se está usando a la gente que entra con un C1 para ocuparse al mismo tiempo del bilingüismo y de las tutorías. Con una persona cubren dos puestos y especialidades distintas. Una práctica con la que han empezado este año”, explicaba Rocío, quien se mostraba crítica -como el resto de los colectivos— con el bilingüismo como se practica en la Comunidad de Madrid: “Está siendo bastante negativo porque al final hay muchos niños que ya de por sí les cuestan determinadas materias en castellano, niños que no saben casi hablar el castellano, y les aprender los números, las letras…”, luego, en primaria, advierte, la cosa se va complicando con la introducción de materias como las Science en inglés. La administración, lamenta, no escucha a los colegios. Por ahora Rocío no trabaja, superó el ocho en las oposiciones y no está muy atrás en la lista, sin embargo, quienes tienen C1 se la pueden saltar y ocupar una tutoría gracias a su inglés.
Cerca hay gente que muestra una banderita contra la privatización del PROA +: “Se trata de un programa que supone que la Comunidad Europea le da dinero a los países para la educación pública, se supone. Aquí en Madrid, se destina para profesores contratados a través de la privada en vez de recurrir la bolsa de interinos”, a Alicia, de la Plataforma Intersindical, le parece escandaloso que no haya fiscalización sobre lo que se hace con esos fondos. Marcha con su pareja y su hijo mientras afirma: “Ayuso tiene este discurso de que defiende sus libertades, pero lo que yo veo en las aulas, no es precisamente una sociedad justa y equitativa, sino cada vez más polarizada. Los niños con menos recursos, tienen muchísimas menos posibilidades de salir adelante”. Para Alicia, falta reacción en la comunidad educativa e interés por parte de los partidos políticos.
“La manera en que están desmontando la educación pública está siendo tan, tan progresiva, que la gente no lo está sufriendo tanto. Ha habido un empeoramiento durante años, poco a poco. Lo han hecho muy bien, han conseguido que mucha gente no lo note”
“Lo que hay que hacer es acabar con el gobierno de Ayuso”, Pablo, del Sindicato de Estudiantes, lo tiene muy claro. Tiene muy bien identificadas las consecuencias de la gestión del Partido Popular en la región: la falta de plazas públcias de FP, la “universidad vendida totalmente a la privada” y con las tasas más elevadas del Estado, los altos ratios, o la imposibilidad de los centros de abordar los problemas de salud mental, dada la masificación. Su compañero Gabriel, también pone en cuestión la falta de movilización por parte de la comunidad educativa, y cree que falta presencia y organización sindical en el día a día de los centros.
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Marco, desde la CGT, también acusa cierta falta de movilización. Frente, por ejemplo, la lucha por la sanidad pública, que está en el centro del debate político últimamente. “Creo que la gente no lo vive de una manera tan directa como el tema de la sanidad. Además, los docentes somos un colectivo generalmente desmovilizado”, asociaciones, plataformas y sindicatos, tienen a veces dificultades para conectar con el profesorado, reflexiona. Y además, desde el otro lado, se está actuando con una cierta inteligencia: “La manera en que están desmontando la educación pública está siendo tan, tan progresiva, que la gente no lo está sufriendo tanto: No es un gran cambio en sus condiciones laborales, como pudo ser hace diez años que fueron las grandes movilizaciones. Aquí ha habido un empeoramiento durante años, poco a poco. Lo han hecho muy bien, han conseguido que mucha gente no lo note”.
Otra herencia del modelo PP, profundizado en el gobierno Ayuso, es el vaciamiento de los centros, especialmente en la DAT Sur, explica Marco. Así, se perpetúan recortes y desigualdades mientras se mantienen bien financiadas las concertadas. ¿Qué le hace esto a la ciudad? “En el momento en el que se intenta que haya colegios gueto esto rompe la vida de los barrios. En este modelo lo que ocurre es que hay una educación para ricos y una educación para pobres”. Quique Villalobos, presidente de la FRAVM, reflexiona sobre por qué la lucha por la educación pública no parece estar en el centro del debate ni despertar las mismas resistencias frente a la ofensiva privatizadora. Considera que, a diferencia de la sanidad, la cuestión educativa solo es relevante durante una época de la vida. “Y en eso se basa la derecha, en intentar venderte por píldoras, progresivamente, una serie de cosas que hacen las cosas más cómodas. Es mucho más cómodo que tu hijo solo se tenga que relacionar con iguales, la derecha lo que intenta es ir quitándote todo aquello que nos igualaría, porque ellos lo que pretenden es fragmentar nuestra sociedad”, concluye mientras la marcha sube por la calle Princesa, por donde seguirá hasta la Consejería de Educación, donde concluía la protesta con la lectura del manifiesto.
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