“Profesora, hoy para desayunar traigo el bocadillo mágico: pan con pan. Y yo decido qué lleva dentro”. Esta es una situación real vivida no hace mucho en una escuela de Girona que rememora Conchi Martínez, vicepresidenta de la Federación de Entidades de Atención a la Infancia y la Adolescencia, Fedaia. También explica otro caso de un niño al que encontraron rebuscando entre la basura. “Cuando le explicaron que lo que hacía estaba mal, el chaval contestó: ‘Es lo que hace mi mamá”. Situaciones como estas, añadidas a denuncias sobre alumnos que se marean por no desayunar o, incluso, tampoco cenar, suceden desde hace un par de años, pero se están haciendo más patentes este curso, cosa que ha obligado a varias regiones a tomar medidas.
ONG, asociaciones de padres y los sindicatos de profesores reclaman a la Administración una actuación urgente. Los ministerios de Educación y de Sanidad y Servicios Sociales no tienen previsto organizar una reunión interterritorial. Arguyen que las competencias han sido transferidas a las comunidades y que son estas las que están en contacto con los consejos escolares de los centros.
Las personas mayores y los discapacitados eran los colectivos que se llevaban la mayor parte de la tarta (más del 50%) del dinero recaudado con la X en la casilla de fines sociales de la declaración de la renta. Pero ayer el Secretario de Estado Juan Manuel Moreno anunció que van a tener “prioridad absoluta” las familias con hijos en el reparto de 211 millones. Pues “combatir la pobreza es un objetivo urgente; pero combatir la pobreza infantil lo es más”. También el ministro de Industria, José Manuel Soria, reclamó que se invierta menos en televisiones autonómicas y más en garantizar la alimentación.
Canarias y Andalucía han sido las primeras en anunciar acciones de amplio abasto, como ofrecer comidas gratis en verano para 8.000 menores, en el caso de la primera, o garantizar a los estudiantes más desfavorecidos tres comidas gratuitas al día, en el caso andaluz. Cataluña está estudiando qué hacer ante los reiterados gritos de alerta de entidades y centros escolares. La ciudad de Barcelona sí ha reforzado sus ayudas sociales tras detectar 2.865 niños con carencias en la alimentación. Su Ayuntamiento anunció el miércoles que aumentará la beca comedor de cuatro a cinco euros (el menú cuesta hasta 6,2 euros) para 2.000 menores.
El aumento de las necesidades sociales no es exclusivo de estas regiones, sino que se está extendiendo a medida que la crisis se enquista y se recortan o congelan las ayudas. “Está ocurriendo en todo el Estado. El incremento del desempleo y de familias enteras en paro, sumado al descenso de las becas, está creando una situación desastrosa para mucha gente”, dice Francisco García, responsable de Enseñanza de CC OO. García se felicita porque las ONG se están movilizando y los profesores (a veces con su dinero). Pero reclama una apuesta decidida como la de Canarias y Andalucía. “Es un gran motivo de preocupación para los profesores. Por eso no se puede recortar en Educación. Tiene que haber en los colegios personal que detecte si existen niños que no comen y lo notifique”, sostiene Carmen Guaita, portavoz del sindicato docente ANPE.
En septiembre las dos principales federaciones de padres de alumnos (Ceapa, de la pública; y Concapa, de la concertada) advirtieron: unos recortes en las ayudas de comedor escolar de entre el 30% y el 50% (dependen de los Gobiernos autónomos) tendrían consecuencias dramáticas para miles de familias. “No puede ser que en sitios como la Comunidad de Madrid se reduzcan las becas mientras se dedican 90 millones para subvencionar uniformes de la escuela privada”, se queja. La oposición en Cataluña también ha reclamado acabar con los conciertos a escuelas de élite y dedicar este monto (entre 25 y 30 millones) a becas comedor.
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