domingo, 19 de enero de 2020

La guerra del agua (Agustín Moreno para cuartopoder.es)

Artículo de Agustín Moreno para cuartopoder.es
  • La respuesta a la campaña  'Agua del Grifo, Por Favor' ha sido la difusión de un informe que viene a insinuar que al agua de grifo produce cáncer de vejiga 
  • ¿Por qué con una prueba tan poco consistente se pretende crear esta alerta en la población?
Agustín Moreno, es miembro de la Comisión de Agua de Ecologistas en Acción
Ha sido como tirar una piedra en un charco y empezar a formarse olas. Apenas llevaba en marcha una semana la campaña Agua del Grifo, Por Favor, impulsada por una veintena de organizaciones sociales, y ya ha tenido una fuerte contestación. La respuesta a la campaña ha sido la difusión de un informe que viene a insinuar que al agua de grifo produce cáncer de vejiga. Así, sin alterarse.
Analicemos lo que se conoce de ese informe. Lo primero que hay que decir es que el “estudio” no lo hace ningún organismo científico público e  independiente, sino el Instituto de Salud Global de Barcelona, centro patrocinado por la Caixa, entidad financiera que está metida en el negocio del agua. En segundo lugar, se trata de un estudio teórico en el que no hay trabajo de campo, ni de laboratorio, solo una encuesta enviada a “las organizaciones encargadas de la calidad del agua municipal para recoger información sobre la concentración de trihalometanos“, retocada con “datos abiertos, informes, literatura científica, etc.” Mas parece un estudio de sociología, con su correspondiente “cocina”, que una investigación científica, por lo que sus conclusiones, en ningún caso, pueden ser concluyentes y deben ser contrastadas con estudios de mayor detalle y alcance.
En tercer lugar, deja claro que el agua de grifo en España no supera el límite permitido de trihalometanos que es de 100 microgramos/litro, al situarse muy por debajo (28,8). Pero, a pesar de ello, se intenta relacionar el supuesto uso de trihalometanos con los datos estadísticos de cánceres de vejiga. El estudio se ha hecho sobre 26 países, pero se concluye que casi la mitad de los cánceres de vejiga se dan solo en dos: Reino Unido y España. Y se establece con precisión algo que es más que dudoso: que los tumores son debidos a una sola sustancia química concreta, cuando es sabido que se trata de un problema multifactorial. Y se intenta justificar que se ha hecho “con la información internacional disponible”, algo que equivale a decir que es incompleta. 
El informe del Instituto de la Caixa ha provocado una alarma social injustificada. Numerosos medios de comunicación se han lanzado a decir, sin muchos matices, que beber “agua del grifo provoca 1.500 casos de cáncer cada año en España”. El problema de estas cosas es que se crea tal confusión en la ciudadanía sobre quién tiene razón, que lo único que ayuda a aclararse es la pregunta de qué intereses tienen los que defienden cada posición.  
Si el informe fuese riguroso, debería facilitar con detalle los resultados de la encuesta para saber, por ejemplo, en qué municipios españoles donde hay más concentración de trihalometanos. Ante la alarma social creada, el Canal de Isabel II de Madrid se ha visto obligado a sacar una nota donde sostiene la calidad del agua de grifo que está tratada desde hace 50 años con cloraminas lo que minimiza la generación de trihalometanos, que están un 80% por debajo de lo que marca la legislación. También la Asociación Española de Abastecimiento de Aguas y Saneamiento (AEAS) ha tenido que salir al paso y afirmar que “Las aguas de consumo suministradas en España, en su condición de APTAS, cumplen en todos los casos con la exigente normativa de la legislación española, basada en la legislación de la UE (Directiva 98/83/CE y Directiva (UE) 1787/2915)”. Y que, en cualquier caso, el control del agua para el consumo humano está asegurado por la autoridad sanitaria, existiendo sistemas de alerta y procedimientos de declaración de no aptitud del agua de consumo humano
Merece la pena leer el análisis del dietista-nutricionista Julio Basulto que dice que el estudio no cumple los criterios científicos de Bradford-Hill para aumentar la certeza de las pruebas observacionales. Y recuerda que los autores reconocen que no pueden concluir “inequívocamente una asociación causal".
Por lo tanto, si estamos hablando de una estimación teórica y no de una evaluación de casos reales, si los estudios usados están en la parte inferior de la jerarquía de las evidencias científicas, ¿por qué con una prueba tan poco consistente se pretende crear esta alerta en la población? Basulto concluye rotundo: “Si te preocupa el cáncer de vejiga, deja de fumar no de beber agua del grifo”. O preocúpese del plástico y de los pesticidas, auténticos problemas del agua.
Cuando vemos estas cosas es inevitable que vengan a la memoria tantos informes “científicos” que avalaban la industria del tabaco, las bebidas azucaradas o la industria nuclear, como algo inocuo para la salud humana. Quizá algún dato de contexto ayude a saber de qué estamos hablando. La industria del agua embotellada mueve a nivel mundial 80.000 millones de dólares y en España la facturación supera los 1.000 millones de euros. Básicamente consiste en vender el agua 140 o unas 2.000 veces más cara que la del grifo, según se consuma en el hogar o en un restaurante.
Visto lo visto, pedimos juego limpio. No todo vale. En la campaña Agua Del Grifo, Por Favor no decimos que el agua embotellada en plástico, la presencia de antimonio, etc. produce enfermedades mortales. Solo buscamos crear conciencia ciudadana y, eso sí, aspiramos a que tenga proyección política con una normativa que estimule su consumo. Y lo hacemos con razones poderosas: el agua es un bien esencial y un derecho humano y por ello defendemos la titularidad y la gestión pública para alejarlo de su mercantilización; es infinitamente más barata la de grifo y no produce abundantísimos residuos plásticos
Y, desde luego, es más saludable el agua de grifo al menos por dos grandes cuestiones: no contiene microplásticos en suspensión, y sus controles son los más exhaustivos en general. Por ejemplo, en el caso del Canal de Isabel II se realiza un análisis cada 3 segundos, 9 millones al año, el doble de los que obliga la normativa. ¿Hay alguna empresa privada que haga esto y que asegure el perfecto estado del agua en botellas de plástico que han andado circulando meses por ahí?
Más pronto que tarde acabará imponiéndose que consumir agua del grifo es lo más razonable y una forma al alcance de todo el mundo de contribuir a la mejora del medio ambiente. Y que beber agua embotellada en plástico, que incluso se ha vendido como un signo de distinción, se convertirá en un estigma social como fumar en un local cerrado.

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