- Asociaciones de médicos de Madrid pidieron infructuosamente reunirse con Cristina Cifuentes para abordar los problemas de la precaria sanidad pública madrileña.
- También ha ignorado a los 749 médicos del Gregorio Marañón que se dirigieron a ella para resolver las graves carencias estructurales y el mal gobierno de este hospital.
- “Es evidente que lleva su tiempo estar todo el día de ruedas de prensa, opinando sobre cualquier tema y trabajarse a Ciudadanos para mantenerse en el poder”.
En campaña electoral muchos políticos se ponen campechanos. Recorren calles y mercados, cogen a bebés en brazos o besan a ancianas. Puro teatro. Toda una apariencia de proximidad al pueblo que termina con el recuento de las urnas. Pasadas las elecciones, cuando están en el poder y en el cargo, es imposible llegar hasta ellos. Se muestran poco amables en el trato con la ciudadanía. La altivez y la distancia es la regla. Cumple esa pauta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Veamos dos ejemplos muy significativos.
El colegio y las asociaciones de médicos de Madrid (ICOMEM, AMYTS, AFEM) ante la incompetencia del reprobado consejero de Sanidad, Sánchez Martos, pidieron el 6 de abril, una reunión a Cristina Cifuentes para abordar soluciones a los problemas y a la precariedad de la sanidad pública madrileña. Pero Cifuentes no les ha recibido “dado lo complicado de su agenda”. Esto ha indignado a los facultativos de la sanidad pública, al ver que su agenda sí permitía recibir al Real Madrid, para el consabido postureo y foto electoralista, y otras citas de poca relevancia. La negativa a reunirse iba acompañada de bonitas palabras de asesor con nómina de miles de euros (“mi gratitud por su inquebrantable compromiso con la sanidad”, etc.), que son una burla, cuando no se acompañan de hechos.
También ha ignorado a los 749 médicos del hospital Gregorio Marañón que le dirigieron una carta en la que denunciaban que “han sido ignorados repetidamente” por Cifuentes, que no hace nada por resolver las graves carencias estructurales y el mal gobierno de este hospital público.
Algo parecido ha sucedido con la comunidad educativa de Vallecas que pidió a Cifuentes una entrevista en mayo para explicarle su Declaración por la Dignidad de su Escuela Pública. La respuesta de la presidenta fue la misma: no hay entrevista, ni siquiera les deriva a la consejería, y vuelve a utilizar la vacua retórica de lo bien que está la educación madrileña. La Plataforma por la Escuela Pública de Vallecas vuelve a insistir en la petición de entrevista y dice en su escrito del 27 de junio: “En nuestra ingenuidad pensábamos que podría haber una comunicación mayor y más directa entre los representantes políticos en las instituciones y una representación de las familias, el profesorado, el alumnado y los vecinos de este barrio. No ha sido así”.
Y añade: ” Los recortes de profesorado, de recursos en general, las elevadas ratios, la concentración de alumnos con dificultades educativas, la falta de una oferta suficiente de plazas públicas y la desequilibrada escolarización que produce la doble red, está convirtiendo algunos de nuestros centros educativos en guetos. Esta situación, de la que es responsable la Consejería de Educación, es vivida por las familias y el profesorado como un abandono de la atención a la infancia”. Pero sobre todo, advierte de la difícil situación de “Vallecas, un barrio obrero y humilde, pero muy digno, que está sufriendo las consecuencias económicas de la crisis y que no nota los beneficios de una supuesta recuperación. Esta situación repercute en los centros educativos de forma que se está agudizando la conflictividad social y deteriorando la convivencia. Un buen sistema educativo genera cohesión social”.
Podría aducirse que ha habido un reciente acuerdo entre los sindicatos y la consejería de Educación. Este acuerdo tiene cosas interesantes (licencias, sustituciones por bajas, sexenios, profesorado para la diversidad…), pero no va al fondo del asunto: revertir totalmente los recortes y detener el proceso de privatización de la educación pública.
Es evidente que lleva su tiempo estar todo el día de ruedas de prensa, opinando sobre cualquier tema. Como también lo lleva, trabajarse a Ciudadanos para que mantenga en el poder a un partido en el que 21 miembros de su lista electoral han dimitido, salpicados unos cuantos por la corrupción. Pero no es admisible que la Presidenta del gobierno de Madrid, no encuentre hueco para recibir a médicos y sanitarios, a profesorado y familias, para abordar los problemas de dos grandes servicios públicos.
A qué obedece esta inaccesibilidad. Cualquiera diría que ella tiene algo contra los médicos y el profesorado. Pero, no es eso. Este desdén es una decisión política. Si bien Aguirre aplicó los recortes, Cifuentes tiene la misión de mantenerlos y consolidarlos. No quiere reunirse porque no quiere ofrecer ninguna solución de mejora que aumente el gasto. Si Aguirre hizo campañas de desprestigio hacia los profesionales, no se queda atrás el desprecio de Cifuentes a dos de los servicios fundamentales y más valorados por la sociedad: sanidad y educación. Su principal responsabilidad es defenderlos y mejorarlos. Luego que se dedique, si quiere, a otros eventos más ligeros.
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