La última oportunidad
El balance final de la legislatura en educación y más concretamente en Universidad no puede ser más terrible. Entre las incumplidas promesas de un Gobierno y de su presidente -que ha hecho de la falsedad y la mentira su máximo y más utilizado mecanismo de expresión y defensa-, se repetía que los recortes no afectarían a Educación, y por tanto a Universidad.
Durante estos últimos cuatro años la situación de la Universidad Pública, siguiendo los dictados gubernamentales y autonómicos, y con la inapreciable colaboración de los Rectores, está alcanzando niveles de degradación que resultará imposible recuperar ni siquiera en los próximos 20 años.
A la Universidad se la estrangula económicamente, con drásticos recortes en la financiación, forzándola a emprender el camino de la competencia económica, tratando de volverla dependiente de grandes empresas y grupos financieros, provocando la desaparición de titulaciones, abriendo las puertas a futuras fusiones o eliminación de facultades y departamentos, y produciendo una grave devaluación de la enseñanza superior pública.
En la Universidad se continúa con la sistemática destrucción de los servicios públicos, privatizándolos para que los causantes de la crisis puedan seguir aumentando sus beneficios a costa del permanente empobrecimiento de la mayoría de la población.
De la Universidad Pública se está expulsando sistemáticamente a profesores y estudiantes. La tasa de reposición del 10% hasta este año, y ahora del 50 % sigue consiguiendo que descienda en picado la calidad de la enseñanza y ha llevado a la desaparición de más de 6750 profesores. El aumento de las tasas completado con el descenso del importe de las becas, supone un golpe mortal a la igualdad de oportunidades, que se ha traducido en el abandono de la Universidad por parte de 45.000 jóvenes.
Como la investigación no reporta rendimientos a corto plazo es mejor no invertir en ella. Que semejante comportamiento suponga una crucial hipoteca de futuro, no tiene importancia porque nunca se les podrán pedir cuentas a los responsables de semejante despropósito.
Los remiendos que se ofrecen por parte oficial –tres decretos que sustituyen a la prevista ley de Universidades- insisten en el camino de la privatización y la disminución/desaparición de la autonomía y la democracia en la Universidad.
El famoso 3 + 2 tiene como finalidad fundamental favorecer y hacer que la Universidad Privada sea competitiva en dos cursos -los correspondientes a los masters- cuando hasta la actualidad solo lo era en uno.
La incoherencia -aparente- del Ministerio es total. Afirma que sobran universidades, pero por otro lado se facilita que aparezcan nuevas Universidades Privadas. Los datos son contundentes: en Madrid hay más Universidades Privadas (8) que Públicas (6).En los últimos 18 años no se ha creado ninguna Universidad Pública en nuestro país, mientras que las privadas se han incrementado en tres.
Al mismo tiempo que desde Europa nos recuerdan que tienen que seguir los recortes y las reformas laborales, algunos partidos prometen hacer ahora todo lo contrario de lo que hicieron a lo largo de los últimos cuatro años.
Si el PP –solo o en coalición con algún partido afín- sigue los próximos cuatro años en el poder será demasiado tarde para revertir la situación, y la Universidad estará herida de muerte. La llamada “liberalización del profesorado” será uno de los instrumentos clave para alcanzar ese objetivo.
En nuestras manos está que esto no ocurra. O ponemos inmediatamente los medios para impedir que la Universidad Pública se convierta en una caricatura de sí misma, o no tendrá sentido quejarnos después de lo que ocurra.
CUPUMA 14 de diciembre de 2015
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