lunes, 13 de mayo de 2013

"SOBRE LO CONSEGUIDO (MÁS ALLÁ DEL OPTIMISMO)"

Hemos recibido esta reflexión de Matías Escalera Cordero, miembro de la asamblea de Alcalá de Henares (APAH)
SOBRE LO CONSEGUIDO (MÁS ALLÁ DEL OPTIMISMO)

Hace un par de días, tras el éxito de la huelga del 9 de mayo y la fulminante suspensión, por parte del Gobierno, de la tramitación parlamentaria de la LOMCE, escribí a mis compañeros de la Asociación de Profesores de Alcalá de Henares, de la que soy portavoz, el siguiente mensaje (que reproduzco aquí, vaciado de referencias personales, a petición de otros compañeros y compañeras de la Marea Verde que así me lo han pedido); en él, trataba de contestar a algunos compañeros y explicar mi razonable optimismo ante lo que había sucedió ese día, abundando, además, en algunas ideas que he venido defendiendo en nuestras asambleas desde que comenzó nuestra lucha, hace dos años:

««Hola, …: no sé si habéis visto muchas veces retirar una ley orgánica el mismo día en que hay una huelga y miles de personas pidiendo que se retire en las calles, y justo el día anterior a que empiece su tramitación en el Congreso; o que se humille a un ministro con el ego de Wert de esa manera tan pública, fulminante y rotunda (solo hay que ver su cara; que lo dice todo); o que este Gobierno dé marcha atrás, de esta manera tan notoria, sin maquillar la relación causa efecto entre la movilización contra la Ley Wert y su reconsideración o retirada momentánea... Yo, la verdad, no lo he visto muchas veces... Y, claro, que la intentarán colar de otra manera, pero eso se da por descontado, como se da por descontado nuestra reacción inmediata (y no me imagino tramitando una ley orgánica en verano; y, aunque lo hiciesen, esa ya será otra ley y otras las condiciones de su implantación: Wert es ya un cadáver político, y su ley es otro cadáver; están kaputt, incluso aunque logren colarla modificada). Les hemos infligido una derrota; lo que sucede es que, a veces, no somos capaces de ver o no apreciamos adecuadamente nuestras propias victorias, pues tenemos una idea un poco esquemática e inocente de los conflictos, creyendo que estos se dirimen en el todo o nada, y eso en la Historia raras veces sucede, ni siquiera cuando se cortan cabezas de reyes o se toman palacios de invierno; los conflictos sociales poseen una dinámica sinuosa de idas y vueltas, de flujos y reflujos, y son lentos en su desarrollo, a menudo, muy lentos, por eso os pedí desde el principio paciencia y persistencia, como lo hago aún y lo seguiré haciendo... No tenemos otra arma que nuestra paciencia y persistencia, justo lo que a ellos más daño les hace, la memoria y la insistencia; por eso, nos quieren desmemoriados, impacientes, y ciclotímicos, porque los arreones heroicos momentáneos, sin permanencia en el tiempo, eso no les hace daño.
Y sí, lo reconozco, esta forma de entender un conflicto social tiene un precio, el trabajo y el esfuerzo del día a día, múltiple, pequeño, incansable, reflexionado, planificado, y, sobre todo, colectivo... Ir a asambleas y a foros, crear y suscitar entidades y grupos organizados, proponer debates y libros verdes, puntos informativos, mociones conjuntas en el Municipio o en la Asamblea regional, acciones imaginativas en la calle; procurar siempre sumar y no restar, estimulando plataformas sociales abiertas y multipartidarias, estableciendo puentes con los padres, con los estudiantes, con los medios de comunicación, etcétera, etcétera... En fin, dando la batalla cada día, en cada foro o espacio en el que ese conflicto se manifieste o se dirima.
Lo mío no es optimismo gratuito, como algunos compañeros piensan (amable y cariñosamente), es convicción y reflexión, y muchos años de brega, por eso sé cuándo nos derrotan (hemos estado derrotados más de veinte años, perdiendo batalla tras batalla; y quienes me conocen saben que se lo repetía hasta la saciedad en los claustros y asambleas; entonces, es curioso, cómo cambian las apreciaciones, me llamaban pesimista y catastrofista), pero también sé cuándo alcanzamos una pequeña victoria; y, desde hace dos años, cuando decidimos reaccionar, han cambiado muchos las cosas, ahora ya no somos un colectivo derrotado, ahora somos un colectivo en lucha (descontadas las contradicciones, impaciencias y problemas de un colectivo que no estaba acostumbrado a luchar; con compañeros, que, por su edad, jamás lo habían hecho siquiera).
En fin, que esto sigue y seguirá por mucho tiempo; y que ver cómo este Gobierno retira una ley como la LOMCE el mismo día de nuestra movilización y en la víspera de su tramitación, y ver la cara del gilipollas de Wert tragándose su ego, queridas y queridos, para mí es un gozo, qué queréis que os diga, una pequeña victoria que compensa un poco el esfuerzo realizado.
Un abrazo.
Matías»»

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