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¿Qué hacer con la vuelta al colegio? Acaban las vacaciones navideñas, suben los casos de contagio en España y familias, profesores, sindicatos y expertos debaten en torno a cómo afrontar la (temida, al menos en algunos sectores) vuelta de la actividad educativa. ¿Debe mantenerse el retorno como estaba planeado? ¿Es conveniente retrasarlo? Mientras en algunos países europeos como Reino Unido, Alemania o Dinamarca ya han decretado el cierre de los centros durante un tiempo para tratar de contener la pandemia, en España hay regiones donde ya se ha vuelto y de momento solo Extremadura ha decidido que los alumnos de la ESO en adelante no regresen a la actividad presencial por la alta incidencia de la COVID en la región (la mayor del país, 716 casos por 100.000 habitantes, frente a los 321 de media según datos de este jueves).
Otras comunidades, como Castilla-La Mancha, la han retrasado atendiendo al otro elemento que preocupa a los actores implicados: la ola de frío que recorre España en un escenario en el que la ventilación de las aulas es imprescindible. Docentes de aquellos lugares donde este jueves ya han dado clase han dejado constancia de las condiciones sufridas durante la primera jornada del temporal. "No he pasado más frío dando clase en mi vida", explicaba un docente. La mayoría de las comunidades, de momento al menos, mantienen la fecha prevista o como mucho la aplazaron ya hace unas semanas hasta el próximo lunes. En cualquier caso, algunos gobiernos autonómicos están evaluando la situación y podrían cambiar de parecer según evolucione el fin de semana.
Mario Gutiérrez, del CSIF, explica que hay "mucha inquietud en los centros", protesta porque las decisiones se toman "de forma unilateral por parte de las administraciones" y pide que "se actualicen los protocolos" ante unos datos "preocupantes". Tanto él como Mari Luz González, responsable de acción sindical de STES, lamentan que ninguna comunidad tienen un plan claro para la vuelta que pase por hacer test masivos al alumnado y profesorado –aunque hay regiones como Andalucía que sí los han anunciado–.
En los últimos días, son varias las voces que piden que al menos se retrase la vuelta a los centros educativos para mitigar el posible, dicen, aumento de los contagios tras el periodo vacacional. Las peticiones vienen tanto de personas individuales como de algún médico o dirigente político. En Catalunya hay cierta polémica en los últimos días a raíz de la publicación de una carta, firmada por una veintena de científicos, en la que le piden a la Generalitat que retrase la vuelta alegando que la tasa de positividad casi duplica el valor recomendado (9,51% frente al 5%) y la mayor infectividad de la cepa británica.
El director general de Centres Públics d'Educació, Josep Cambray, ya ha rechazado la petición bajo el argumento de que "los beneficios de las escuelas abiertas superan los riesgos" y porque "los expertos también nos decían de no abrir en septiembre y la experiencia ha sido un éxito". También la Sociedad Catalana de Pediatría (SCP) ha rechazado las afirmaciones respecto a la seguridad y sostiene que "en algunos entornos de la comunidad científica se ha hecho una interpretación errónea" de los datos asociados a la cepa británica: "El grupo de menores de 9 años estaría hiperrepresentado [en el informe que respaldaría esta supuesta infectividad] porque las escuelas estaban abiertas y el resto de la población confinada. Así, esta variante del virus no afecta más a los infantes y mantiene una afectación por franjas de edad similar a la anterior", explica la SCP.
En una línea similar se manifiesta el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés) en un informe del pasado 23 de diciembre: "Hay un consenso general en que la decisión de cerrar escuelas para controlar la pandemia de COVID-19 debería utilizarse como el último recurso. El impacto físico, sobre la salud mental y la educación de los niños de cerrar las escuelas, además del impacto económico a nivel global, sería mayor que los beneficios" de hacerlo. Un mes antes, la Comisión Europea había aconsejado retrasar la vuelta al menos una semana pasadas las vacaciones.
Hasta el Gobierno ha entrado en la cuestión. María José Sierra, subdirectora del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), ha explicado este jueves que el centro no recomienda actualmente cerrar colegios. "Durante todos estos meses abiertos ha sido uno de los ámbitos en los que mejor comportamiento ha habido y más control", ha ahondado en esta línea de argumentación. "No ha habido brotes importantes, ha habido casos sueltos enseguida controlados y confinados. Habría muchas más medidas que tomar a nuestro entender técnico antes que el cierre de colegios", explicó en rueda de prensa.
Un cierre asociado al confinamiento
Enric Álvarez, investigador del grupo BIOCOMSC de la Universidad Politécnica de Catalunya, explica que el cierre educativo solo tiene sentido en un contexto determinado: "La discusión debería ser si con las incidencias actuales se debe hacer un confinamiento total o no", comenta. ¿Cree este experto que debe haberlo? "Si solo hubiera implicaciones epidemiológicas habría que cerrar, pero hay más cuestiones a considerar", expone.
El pediatra y epidemiólogo clínico Quique Bassat también se manifiesta "abiertamente en contra de retrasar la vuelta". Este experto compara la situación actual con la que se vivió en agosto, cuando se decía que la apertura de los centros educativos iba a ser un desastre (que los datos desmintieron) y explica que "los colegios reflejarán la transmisión de las comunidades, que es alta, pero no la amplifican. Son una buena barrera de contención, un mecanismo para aislar positivos de los niños y que estos no contribuyan a diseminar el coronavirus". Pero también tiene una petición para esta vuelta: "Si se mantienen las escuelas abiertas uno de los factores adicionales que deberíamos incluir en los planes es que los profesores sean personal prioritario para la vacunación", propone. Los docentes forman un grupo propio dentro de los 15 establecidos por el Gobierno en su plan de vacunación, pero no está entre los prioritarios.
Dicen los opositores a la vuelta que el informe del ECDC no contempla las nuevas variantes de la COVID, en alusión a la ínclita cepa británica, a la que se le presupone una mayor capacidad de contagio. El propio estudio del centro europeo advierte de este extremo, en efecto. Pero los expertos advierten de que no hay evidencia científica que respalde esa presunta capacidad infectiva. Y que lo sí está demostrado es que los niños transmiten menos la infección.
"Los niños pequeños se infectan menos, aunque sí hay mucha discusión sobre si transmiten igual o menos", ilustra Álvarez, de la UPC. "Pero como se infectan menos hay indicios de que transmiten menos también. Con las mascarillas, las distancias y la ventilación, en un entorno de movilidad regulado (esto no es como la universidad) tienen menos tendencia a generar cadenas", argumenta.
Bassat añade a estos argumentos de tipo sanitario otros de tipo actitudinal. "Mirando el histórico de los niños, los datos confirman muy bien la evolución, qué pasa cuando están en el colegio, bien controlados, y cómo se desmadra la situación cuando no están bajo este paraguas de vigilancia. Entre septiembre y mediados de diciembre es cuando más baja ha sido la transmisión en el grupo de edad de los niños. Y ha sido empezar las vacaciones y ha vuelto a aumentar la transmisión entre ellos", sostiene. La Sociedad Catalana de Pediatría apunta en la misma dirección en su comunicado de ayer: "La incidencia relativa en los menores ha sido menor respecto a la población general en meses plenamente escolares", escriben. "En verano, hay indicios de que la incidencia relativa en los niños subió; menos vigilancia o más interacción con adultos más contagiosos pueden ser posibles razones".
Álvarez sí explica que tampoco es lo mismo hablar de Primaria que de Secundaria. Tanto a nivel de transmisión entre personas como de sus hábitos sociales y la movilidad que tienen como grupo, factores ambos que influyen en su capacidad de transmitir el virus. "Sabemos que es diferente. A partir de los 12 años, quizá hasta los 14, va aumentando la capacidad de contagio hasta los 16, quizá 18 años. Hay una diferencia clara entre la Primaria y la Secundaria, sobre todo la postobligatoria", explica. "Además, la estructura de movilidad es diferente entre ambas etapas. No está tan bien documentada como la de la Universidad en cuanto a contactos, interacciones, etc. pero sí sabemos que es diferente, el ECDC también lo explica así". Aún así, mantiene, la recomendación del centro europeo sigue siendo mantener abierto porque los beneficios superan a los inconvenientes. La misma línea de actuación que recomienda Álvarez en base a la información disponible. "A menos que haya un confinamiento completo", recuerda.
El frío gélido en las aulas
Y parece, al menos por el momento, que esa va a ser la vía. Mientras, profesionales y familias se preocupan también por la otra realidad, quizá más inmediata: el frío gélido en las aulas los próximos días. María Luz González, responsable de acción sindical de STEs, lo expone con crudeza: "De Madrid para arriba, con un frío gélido, si la COVID no acaba con los alumnos lo hará el frío. Van a estar dando clase con temperaturas bajo cero, cuando no se debería trabajar por debajo de 17º", advierte. En Aragón, al menos en algunos de sus centros, esto ya ha ocurrido este jueves 7, donde se ha impartido clase con las ventanas abiertas mientras fuera nevaba. "La calefacción encendida desde las cuatro de la mañana y con frío en las aulas, no puede ser de otra manera con las ventanas abiertas", explica una profesora.
En este contexto, al menos parte de Aragón y la Comunidad Valenciana han vuelto a las aulas. Este viernes tienen previsto hacerlo en Baleares, Asturias y Galicia. El próximo lunes, si se mantienen las previsiones, será el turno de Madrid, Cantabria, Catalunya, Canarias, Castilla y León o Navarra. Otras como el País Vasco, Andalucía o Murcia tendrán una vuelta escalonada por provincias, municipios o incluso centros.
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