sábado, 18 de mayo de 2019

La batalla de Madrid (Agustín Moreno en cuartopoder.es)

Agustín Moreno nos envía este artículo:

Madrid siempre ha sido decisiva. Como capital de España, por su importancia política, económica y demográfica, por ser un espejo en el que muchas veces se mira el resto del Estado a efectos de pactos políticos. También lo será en las elecciones autonómicas y municipales del 26 de Mayo. Pero la incertidumbre es total y no está nada claro lo que pueda suceder. Veamos.

Algo falla entre datos reales y encuestas. Se dice que la mejor encuesta son las urnas. Si se analizan los resultados concretos del 28-A en Madrid, la suma del tripartito de las derechas y ultraderecha obtuvo un 54,4% de los votos, frente a un 43,5% de PSOE y Unidas Podemos (UP). Ello supone 
que el bloque conservador sacó 372.091 votos más en la Comunidad de Madrid y 177.033 votos más en el ayuntamiento de Madrid que la suma de PSOE y UP.

Sin embargo, la encuesta del CIS del 9 de mayo daba la victoria al bloque progresista en la Comunidad de Madrid y en el ayuntamiento. Y esta encuesta se realizó hasta el 23 de abril, es
decir, días antes de las elecciones generales que arrojaron un resultado a favor de las derechas. La fidelidad de voto es bastante alta, si no a los partidos, al menos a los grandes bloques políticos (conservador o progresista). Otra cosa en que haya vasos comunicantes entre partidos del mismo bloque. En las elecciones municipales puede haber más variación del voto, porque pesa más la figura del candidato, pero no es suficiente para explicar la contradicción entre los datos reales de abril y las previsiones de mayo. Así que ¡ojo! que algo no cuadra.
Existe el riesgo de la desmovilización del voto progresista de hacer caso a encuestas como la del CIS. De entrada, hay razones objetivas para ello: el nivel de participación el 28-A ya fue muy alto (79,75%) y es difícil de mantener o superar. Cuatro elecciones distintas y sus correspondientes y aburridas campañas electorales, genera cansancio y no es muy estimulante para el electorado. A ello hay que añadir el malestar y menor ilusión que produce la implosión que ha dividido a la izquierda de la que ya hablé. Por último, parece que la estrategia de la derecha es la de rebajar el tono para que la izquierda se quede en casa. Todo ello, más las encuestas que predicen su victoria el 26-M pueden hacer que el bloque progresista baje la guardia y el 26-M no recuperen el gobierno de la comunidad ni mantengan el del ayuntamiento de Madrid. La izquierda puede morir de éxito si afloja la movilización del electorado o se equivoca de estrategia.
Es muy alta la posibilidad de que gobierne la derecha más la ultraderecha. Sus consecuencias serían catastróficas. El PP lleva 24 años practicando una política al servicio de las élites económicas y de privatización de los servicios públicos esenciales, con el apoyo de Ciudadanos la última legislatura. Nos está robando el bien común. Son paradigmáticos los casos de la educación y la sanidad. El PP pretende reforzar aún más el proceso de privatización y de ataques a la enseñanza pública. Así lo ha anunciado el candidato del PP a la alcaldía: regalará suelo público inmediatamente a los colegios privados sostenidos con fondos públicos. La perspectiva es muy preocupante, si tenemos en cuenta la situación de la educación madrileña: siendo la comunidad autónoma más rica de España es la última en inversión educativa (4.496 euros por alumno y año, frente a 7.320 euros en el País Vasco). Además, no paran de crecer los recursos públicos para la escuela concertada al mismo tiempo que se reducen para la escuela pública. Ello hace que Madrid sea la segunda región de Europa en segregación y en falta de equidad según numerosos estudios.

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