lunes, 10 de febrero de 2014

"Yo soy ... (Maestro)" (Joan Amorós)

Salva nos envía este escrito de un compañero de Ibiza:

YO SOY…

Yo soy maestro de escuela. Y estoy muy orgulloso de serlo. Porque es uno de los oficios más importantes que hay. Porque de mí depende el futuro de mi gente. Porque de mí tienen que nacer las próximas generaciones de hombres y mujeres. Y lo digo bien fuerte y bien alto.

Yo soy maestro de escuela, y me gusta mi trabajo. Me gusta ver chispas en los ojos de mi alumnado cuando les cuento una historia. O cómo se ríen si hago un dibujo en la pizarra. O cómo sus neuronas despiertan en dejar en el aire una buena pregunta. Me gusta ver su gesto cuando les felicito. Cómo forman un debate de cualquier comentario. Cómo discuten para crear. Me gusta cómo construyen su saber, cómo descubren el mundo, cómo sueñan con sus incipientes escritos.

Yo soy maestro de escuela y no manipulo. Ni adoctrino. Porque mis pequeños no entienden de política. Porque si oyen hablar de ella se deben aburrir. Yo les hago pensar. Que sean críticos y autocríticos. Que aprendan a dudar. Que se cuestionen lo que les rodea. Que aprendan a no conformarse con un planeta humano inhumano.
Porque si piensan, nadie les engañará.

Yo soy maestro de escuela y no soy un vago, porque mi oficio es duro. Trabajo mucho, hago seis horas de clase diarias. Trabajo mucho, corrijo por las tardes trabajos, escritos, actividades, redacciones, pruebas. Si en cada alumno/a invierto 10 minutos, para terminar las correcciones necesito 250 minutos. Trabajo mucho, porque tengo que preparar las clases, y hacer las programaciones, y redactar las unidades didácticas.

Trabajo mucho, porque busco información, y realizo adaptaciones, y estudio cómo hacer avanzar los proyectos de clase, y hago material atractivo... Y no, no soy un privilegiado por tener vacaciones y puentes. Porque este trabajo es duro. He trabajado cargando y descargando camiones a 40 grados, y ser maestro es bien parecido. Y te vas a la cama con la cabeza llena de preocupaciones: si uno no ha traído bocadillo, si el otro está muy agresivo, si ella no tiene para comprar los libros o si la otra no consigue mejorar. No soy un privilegiado, porque nadie me ha regalado nada. Porque un privilegio es un ventaja que se concede a alguien. Y a mí nadie me ha concedido nada.
He hecho una carrera universitaria. He hecho unas cuantas oposiciones hasta que pude ser funcionario. Y quien quiera ser maestro, está abierto a todo el mundo. Sólo tienen que hacer lo mismo que hice yo y así comprobarán que no te dan ventajas, y que se trabaja duro.

Yo soy maestro de escuela y no he tenido una buena formación. En las universidades se debe enseñar mejor, porque este oficio es fundamental para la humanidad. Y la formación permanente también debe ser mejor, ya que es clave. El mundo cambia y nosotros tenemos que cambiar con él. Y las administraciones deben procurar que las dos formaciones, la inicial y la continua, sean de calidad. Esta no puede depender de las inquietudes de los maestros, sino de unos correctos planes formativos. Y que el mes de julio no es de vacaciones, porque estamos a disposición de la administración. ¿Por qué no nos forman? ¿Por qué no nos dan cursos de reciclaje o de planes de mejoras educativas o de innovaciones metodológicas? Sencillo, porque a los diferentes gobiernos les sale más barato enviarnos a casa que pagarnos la formación.

Yo soy maestro de escuela y digo, como profesional de la educación, que el TIL no es  un proyecto pedagógico, es una obsesión. Es la forma de colgarse una medalla política. Y de castigar la ya castigada lengua propia. Y que nadie me ha preguntado a mí, ni a mi gente, profesionales de la educación, cómo se debería llevar a cabo este proyecto. Que es un desbarajuste que pone en jaque mate toda una generación de pequeños y pequeñas. Y yo seré maestro toda mi vida. Y estos gobernantes durarán muy poco. Yo continuaré cuando de ellos no se oiga ni hablar. Y por ello afirmo que no se puede jugar ni experimentar con el futuro de nuestros hijos. Ni amenazar a quienes han de llevar a cabo esta tarea. Ni menospreciarlos. Ni insultarlos. ¿En qué país desarrollado y democrático se ha visto esto?

Yo soy maestro de escuela y tengo compañeros que no hacen bien su trabajo. Y que no se esfuerzan lo necesario. Por suerte, sin embargo, son minoría. Y de estos hay en todos los trabajos. Y no les criticaré. Yo también hago muchas cosas mal. Intentaré, desde mi humilde posición, darles un ejemplo de profesionalidad. Y un ejemplo de continua formación, de querer mejorar siempre, y de amar mi trabajo. Y a ver si se suben al carro. Por ello, cada uno de los maestros debe ser consciente de que tenemos que ser un ejemplo, un modelo a seguir. Y que no lo sabemos todo: debemos estar abiertos y atentos a cada consejo, a cada novedad, a cada innovación.

Yo soy maestro de escuela y seguiré aprendiendo, porque mi oficio es de los más importantes del mundo. Seguiré haciendo pensar mientras hago autocrítica. Seguiré enseñando a mi alumnado y aprendiendo de él. Seguiré formando y formándome. Y amando a mi alumnado. Y siendo respetado por él. Seguiré despertando su imaginación y que fomenten la mía. Seguiré haciendo reír y dejando que me hagan reír.

Y seguiré luchando por la escuela pública. Orgulloso lo digo. Porque sí, porque yo, soy maestro de escuela.

Joan Amorós Salinas

1 comentario:

  1. Enhorabuena Joan, se puede decir más alto pero no más claro. Yo también soy MAESTRA, pero jubilada, y comparto contigo cada uno de los puntos y te digo que después de dos años de no trabajar sigo añorando mi trabajo. Un saludo

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