martes, 14 de mayo de 2013

"Morir de inanición" (Josefina Bueno)

@JosefinaBueno1 nos envía este artículo que ha publicado:

DIARIO INFORMACIÓN.COMMorir de inanición
Josefina Bueno Alonso 

De vez en cuando los auténticos brotes verdes los genera la propia ciudadanía con su constancia, su complicidad y su solidaridad y nos ofrece una de esas lecciones magistrales dignas de recuerdo. Esa ha sido la impresión, y el efecto, de la huelga de Educación y posterior manifestación que tuvo lugar el pasado 9 de mayo a lo largo y ancho del país. Miles de personas de todas las edades, familias, profesores y profesoras de distintos niveles educativos, estudiantes, reivindicaban una Educación Pública de calidad, gritaron un No rotundo a los recortes en Educación e interpelaron al ministro Wert, un ministro que, lejos de defender los derechos de la ciudadanía, se ha decantado en numerosas ocasiones por primar los intereses sesgados de la educación concertada, de los colegios privados, de la mercantilización de la enseñanza y la investigación y que ha dejado en la cuneta a profesionales y ciudadanía en general que trabaja en y acude al sistema público de enseñanza. Lo del jueves fue la manifestación del hartazgo, el grito respetuoso de una mayoría ahogada por la escasez de recursos a la que se ve abocada la enseñanza pública y que se hace más patente porque es la que tiene que suplir en las aulas carencias estructurales que proceden de la difícil situación económica de las familias. Pero también la enseñanza pública es la que da cabida a todas aquellas personas que creen firmemente que sólo unas aulas públicas, basadas en la igualdad de oportunidades, repletas de diversidad y donde reina el laicismo sientan las bases de una óptima convivencia futura y contribuyen al crecimiento de las personas dotándolas de fuertes convicciones morales, alejadas de sectarismos y elitismos. Y aunque no se crea en ello y se opte por otro modelo, se debe exigir al Estado que garantice una enseñanza pública en condiciones correctas para el bien común de la ciudadanía.
Y todo esto se desmorona con la LOMCE y desde hace tiempo en la Comunidad Valenciana, un tiempo que se remonta a mucho antes de que el fantasma de la crisis planeara sobre nuestras vidas. Y es que hace tiempo que nuestra Comunidad destaca por contar con una de las mayores tasas de alumnado que asiste a la concertada en detrimento de la enseñanza pública y es pionera en la cesión de suelo público para centros privados; hace tiempo que sindicatos, profesoradoÉ venían denunciando que es la pública la que acoge mayoritariamente a la población inmigrada, a niñas y niños con necesidades especialesÉ mientras los colegios concertados ofrecían una "homogeneidad", una suerte de burbuja social, tan agradable y deseosa para nuestros queridos retoños. Y todo ello se ha suplido con luchas, con las quejas, reivindicaciones y el buen hacer de un profesorado comprometido. Un profesorado al que no le han regalado nada, que ha aprobado una oposición con las condiciones establecidas por la administración y al que se cuestiona su prestigio social. Qué les voy a contar que no sepan, o que no aparezca en los diarios o que no conozcan las familias de la pública. Ahora la situación empeora a marchas forzadas y los recortes se extienden a todas las etapas de la Educación. El jueves, la comunidad educativa dijo basta ya, salió a la calle para exigir que no se recorte en educación, que sólo un país con una educación potente tiene armas para afrontar situaciones de crisis y que hasta Europa se lo recuerda constantemente a nuestros gobernantes. La gravedad va más allá de cortar la luz a un Instituto por falta de pago o que los profesores hagan palmas por cobrar el día 2 del mes un sueldo por un trabajo realizado, se trata de garantizar la cohesión social, se trata de que tenemos que exigir una Educación igualitaria -igualdad de oportunidades- como un derecho inalienable y ello, ahora, parece peligrar.
Las aulas públicas se vacían de medios, de recursos, de profesorado, -algunos colegios cierran- y aumentan las ratio, haciendo que las familias que puedan recurran a otro modelo de enseñanza. La Enseñanza universitaria y la investigación viven una asfixia permanente por los recortes en I+D+i. En las universidades valencianas peligran los sueldos y hasta los recursos en investigación no sólo por la crisis sino por la deuda acumulada por el gobierno valenciano durante muchos años. Nuestra maltrecha I+D+i muestra graves signos de debilidad; se cierran centros de investigación, se recortan becas y proyectos y sólo representa el 2% del PIB, que el gobierno, ahora, ha decidido congelar. Por cierto, de ese 2%, el sector privado invertirá el 1,2% del PIB -un aumento respecto al actual 0,6%- mientras que el Estado sólo sufragará el 0,8%. De nuevo, el ejecutivo deja en manos privadas lo que debiera ser la prioridad del Estado para lograr el objetivo del 2% en 2020, muy por debajo de lo que invierten otros países europeos. La Educación Pública está abandonada a su suerte, nadie se atreve a eliminarla y se opta por una medida más sibilina, más perversa, dejarla morir de inanición. Pero yo, como uno de los lemas que rezaba en la manifestación de Alicante "No tengo fuerzas para rendirme". El jueves, la ciudadanía demostró fuerza, tesón y valentía para defender la Educación Pública, garantía para las generaciones futuras. Ahora se lo están pensando.

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