domingo, 20 de mayo de 2012

DECÁLOGO DEL ESQUIROL DOCENTE

El blog ASAMBLEA IES ARTURO SORIA nos vuelve a recordar el Decálogo del esquirol:

1.    No hago huelga porque económicamente no me lo puedo permitir.
No puedo permitirme que me descuenten cien euros, entendedlo. Yo y toda mi familia pasamos tanta hambre que el sueldo de un día nos resulta mucho más imprescindible que plantarnos ante una pérdida de derechos histórica. El sueldo de un día es más importante que exigir que nuestros propios alumnos no se vean hacinados en grupos de más de cuarenta; que no puedan ir a la universidad porque sus familias no puedan pagar una subida astronómica de tasas; más importante que se cercenen nuestros derechos laborales como empleados públicos o que se despida a 40.000 profesores COMPAÑEROS NUESTROS.


    2.  No hago huelga porque las huelgas no sirven para nada.

Las huelgas no sirven para nada, porque como todos sabemos la huelga educativa de 1987 jamás existió. Nunca, a consecuencia de esta huelga, dimitió un Ministro de Educación ni se retiró un proyecto de Estatuto Docente del Profesorado. Todos los derechos de que disfrutamos actualmente nos los echó por la chimenea Santa Claus, esto es un hecho.

3. No hago huelga porque yo estoy a favor de otro modelo de protesta.

No hago esta huelga pese a que es una huelga histórica, general para todas las etapas educativas desde infantil a la universidad en todos los rincones del estado, porque yo prefiero una huelga a la japonesa, o no firmar actas, o no hacer exámenes, o dar un aprobado general, o hacer una manifestación al mes, o una huelga indefinida… pero que nadie se entere de que todas estas cosas son compatibles con un éxito de convocatoria de la huelga del día 22 de mayo o mejor, que nadie sepa que si cualquier día de estos convocasen alguno de esos modelos de protesta tampoco estaría de acuerdo con ellos, sino con otro distinto que se me ocurriría de forma repentina. Mejor colaboro en hacer fracasar esta convocatoria y en dejar pasar una oportunidad única para asegurarme de que no se convoca ninguna movilización más. Esta es mi sublime estrategia para luchar por mis derechos, los de mis compañeros y los de mis alumnos presentes y futuros.

    4. No hago huelga porque no estoy de acuerdo con los sindicatos.
     La huelga no es a favor o en contra de los sindicatos, asociaciones de padres, madres y alumnos, asambleas y plataformas de profesores, vecinos y cuidadanos ni partidos políticos que la convocan y/o apoyan. La huelga es contra los salvajes recortes en la Educación Pública, una reducción del presupuesto de más de 3.000 millones de euros que supondrá una masificación de las aulas, el despido masivo de profesores y por tanto un grave deterioro de la calidad de la enseñanza y de las condiciones laborales del profesorado. Además, la subida de las tasas universitarias y el encarecimiento astronómico de los másteres limitará las posibilidades de acceso a la educación superior de los alumnos cuyas familias no dispongan de recursos económicos suficientes. No olvidemos que los recortes incluyen una drástica reducción de las becas universitarias y de las ayudas a la compra de libros o comedor escolar en el resto de etapas.  Pero yo no secundo la huelga para expresar mi desacuerdo con los sindicatos aunque ello suponga dar mi respaldo tácito a las medidas gubernamentales que perjudican gravemente tanto a mis alumnos como a mis compañeros y a mí mismo. 

5. Tengo derecho a no hacer huelga.  

Tengo derecho a ir a trabajar un día de huelga y voy a ejercerlo. El curso que viene más de 40.000 de mis propios compañeros no tendrán derecho a trabajar ningún día porque serán despedidos, o como se dice ahora “no contratados”. Mis compañeros o yo mismo puede que también lo seamos cuando perdamos el estatus de funcionario docente o puede que no cobremos una buena parte de nuestro sueldo si enfermamos, pero a mí me da igual. Lo prioritario para mí es defender mi derecho a trabajar el único día de huelga que se protesta contra todo esto o mejor dicho, mi derecho a vaguear mientras cobro el sueldo de un día en que sé que apenas acudirán alumnos a clase y en que por tanto no habrá normalidad académica.

    6. Quien me llama esquirol no es un demócrata.

Yo tengo derecho a reventar una huelga, a no secundar una acción colectiva que defiende los derechos de todos, y que convocan de forma unitaria todos los colectivos sindicales docentes, de padres, madres y alumnos. También tengo, faltaría más, derecho a beneficiarme de todo lo que se consiga con esta huelga y de lo que se ha conseguido en otras, aunque yo no haya participado en ellas. Lo contrario sería discriminación. 

Además tengo derecho a que nadie me considere un esquirol ni mucho menos me llame esquirol aunque lo sea.
La libertad de expresión de los que quieran decir en voz alta que ser un esquirol es ser insolidariorastreroegoísta y miserable es incompatible con la democracia. La libertad de expresión sólo es para aquellos que sentados en la sala de profesores nos dedicamos a decir que las huelgas no sirven para nada, que no vamos a secundarlas porque no nos lo podemos permitir o que a nosotros los recortes no nos afectan, aunque nada de eso sea cierto.  


"Judas Iscariote fue un gentelman en comparación con un esquirol. Al traicionar a su maestro no le faltó el valor para ahorcarse. Y el esquirol no lo tiene".  Jack London.

Si aún no estás convencido, relee 

¿No vas a hacer huelga?: Respuestas a las razones del esquirol y excusillas para que no te pillen

3 comentarios:

  1. hay que joderse que despúes de 30 años, las disculpas son las mismas, no cambian nada.
    ¡pues que se jodan los esquiroles!

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  2. ¡Qué forma tan desagradable de animar a la huelga! Y, sí, debajo de este decálogo lo que hay es una absoluta falta de respeto a las personas.

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  3. Apoyo las movilizaciones y apoyo la huelga en contra de los recortes y de la privatización salvaje de la educación, pero... lo que tienen que comprender los activistas es el significado práctico, no teórico, de una huelga. Una huelga supone un sacrificio para detener un proceso productivo o comercial, contextos donde un solo día sí supone un perjuicio económico, mayor además si el proceso es de necesidad pública (transporte). La huelga busca un perjuicio en defensa de los derechos de los trabajadores, por más que se disfrace con lemas concienciados y didácticos. En este sentido, un proceso educativo no se para en un día, y en enseñanzas medias, que los alumnos se queden un día en casa (que es lo que además quieren)tampoco genera gran perjuicio. La única huelga aceptable en educación es la indefinida, pero hay demasiados intereses económicos en contra, desde la pequeña seguridad de la nómina hasta las subvenciones sindicales. Haremos huelga y nos quedaremos con nuestra conciencia y nuestra dignidad, cien euros menos en el bolsillo y la seguridad de que el curso terminará normalmente y nada cambiará. La mayoría de los medios de comunicación, en manos de la derecha, se encargará de intoxicar a la opinión pública con su propaganda embustera y populista. O nos pasamos un mes comiendo mortadela y ocupando las calles o la ola de la marea verde romperá en una playita de verano. Se admiten apuestas.

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